ACTIVISTA DE TRAYECTORIA
EL LIDERAZGO DE PAULA MORALES, AL FRENTE DEL SINDICATO DE TRABAJADORES DE LA INDUSTRIA PORTUARIA DE EL SALVADOR EN OFICINAS ADMINISTRATIVAS, HA ABIERTO IMPORTANTES ESPACIOS PARA LAS MUJERES DENTRO DEL SECTOR Y MEJORES CONDICIONES PARA LOS TRABAJADORES.
La lucha por la igualdad de género en el ámbito laboral se remonta al año 1857, en Nueva York, tras la primera manifestación de mujeres que abogaban por mejores condiciones de trabajo, salarios justos y la aceptación de los sindicatos. Hoy, el balance de las conquistas logradas en todos los espacios cuenta con ejemplos positivos, como el de Paula Morales, analista en Administración de Personal de la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA), autónoma estatal responsable del manejo de los Puertos y Aeropuertos en El Salvador, y secretaria general de la filial del Sindicato de Trabajadores de la Industria Portuaria de El Salvador (STIPES). Es una mujer trabajadora, de orígenes humildes y visionaria, quien a fuerza de lucha y dedicación se ha ido abriendo espacios en el ámbito laboral y el sindical. A su llegada a CEPA se da cuenta de la necesidad imperante que existe de organizar a los trabajadores para la defensa de sus derechos laborales y la consecución de beneficios, y asume un rol activo para lograrlo.
Eso la lleva en 2015 a plantarse ante las máximas autoridades de CEPA, con una batería de acciones y peticiones que derivaron en la negociación de un Contrato Colectivo de Trabajo. El objetivo era simple en apariencia, pero complejo de alcanzar en la práctica e implicó tomar una posición crítica, objetiva y de mucho valor, según reconoce.
“Uno de los retos era abolir la tercerización de trabajadores que existían en la administración, tanto en las oficinas administrativas como puertos y aeropuertos, modelo neoliberal encaminado a privatizar todos los servicios públicos de la autónoma. Concientizar a los trabajadores para que se afiliaran a STIPES fue difícil por la poca credibilidad de la que gozaban los sindicatos que existían en ese momento y el miedo a sufrir represalias por parte de las autoridades administrativas. La tarea requirió mucho esfuerzo y sacrificio, sobre todo por el hecho de que yo, una mujer, la que estaba al frente de la iniciativa”, sostiene la activista.
El día que todo cambió
Su dedicación se vio compensada el día 31 de enero de 2017, cuando las trabajadoras y los trabajadores de Oficina Central aplaudieron la firma de su primer Contrato Colectivo de Trabajo. Después de 60 años de espera, se establecieron con claridad los derechos y obligaciones de las partes, con el fin de armonizar y fortalecer las relaciones obrero-patronales. “No es fácil velar porque se cumpla lo pactado ni propiciar la valorización del trabajo especializado, que era casi nula. Mucho menos sentar a las autoridades a dialogar para mantener medidas que eviten abusos y discriminación. Ahora, toca propiciar mayores espacios y alianzas que posibiliten el crecimiento, con un rol protagonista de parte de STIPES para asegurar que la opinión de los trabajadores sea tomada en cuenta y que todos unidos irrumpamos con mayor fuerza y expresividad en el ámbito político y social”, apunta la dirigente.
Para ella, los retos del sindicalismo en El Salvador aún son grandes, sobre todo porque arrastra “décadas de fracasos provocados por dirigencias mediocres o corruptas”.
“Es clave apegarse a la ética, recuperar la confianza de la mayoría de la población e impulsar cambios en las formas del trabajo para responder a los intereses colectivos y las necesidades de nuevas generaciones, que tienen perspectivas diferentes de la vida. ¡Esa es mi meta! Seguiré siendo crítica y luchando por un mejor mañana para todos, atenta a las nuevas encrucijadas que pongan en peligro lo conseguido y nuestras prioridades”, sentencia.
La sede central de STIPES está destacada en Sonsonate (Puerto de Acajutla), cuenta con más de 2.000 afiliados y dos seccionales: Oficinas Administrativas de CEPA San Salvador y Puerto de la Unión.