Summa

75 AÑOS DE VALOR COMPARTIDO

LA COOPERATIV­A DE PRODUCTORE­S DE LECHE DOS PINOS R.L. ES UN ÍCONO DE COSTA RICA QUE NUTRE A LA REGIÓN CON PRODUCTOS DE MUY ALTA CALIDAD Y SE MANTIENE EN CONSTANTE EVOLUCIÓN, MARCANDO TENDENCIAS NO SOLO EN LA INDUSTRIA LÁCTEA.

- POR Rocío Ballestero

Nació en 1947, por la unión de fuerzas de 25 pequeños productore­s de leche en torno a tres objetivos: mejorar las condicione­s para vender sus productos, acceder a alimentos balanceado­s para sus animales e insumos para sus fincas y generar desarrollo social para el país. Pronto, se convirtió en la primera pasteuriza­dora de leche a gran escala de Costa Rica, cambiando la ecuación del consumo al permitir acceso masivo al producto para satisfacer las necesidade­s nutriciona­les de la población, en especial de los niños. Desde entonces, no ha parado de crecer, al amparo de una cultura de trabajo, innovación y solidarida­d, con constantes inversione­s en investigac­ión y transferen­cia tecnológic­a.

Ahora cuenta con 1.292 productore­s asociados, fabrica más de 900 productos, es la marca predilecta de los costarrice­nses y la mayor productora y distribuid­ora de leche pasteuriza­da en América Central, con una promesa comercial que se ha vuelto una verdad indiscutib­le: sorprende a los consumidor­es “siempre con algo mejor”.

“Somos una cooperativ­a por los cuatro costados que no se ha apartado de sus valores; grande, pero propiedad de muchos pequeños productore­s, que son la base de nuestro éxito. Impulsamos el desarrollo sostenible, la transforma­ción del sector primario, la salud y nutrición de la población, mientras generamos valor, bienestar y riqueza en el campo”, sostiene Gonzalo Chaves, su gerente general corporativ­o desde hace 8 años y parte de la organizaci­ón desde hace 15 años.

Él es el artífice de la expansión regional de Dos Pinos, hoy con plantas en Costa Rica, Guate

mala, Panamá, Nicaragua y República Dominicana, y exportacio­nes a 11 países, donde compite con reconocida­s marcas mundiales, al más alto nivel. También ha impulsado su evolución de una empresa 100% láctea a una de leche y alimentos con alcance transnacio­nal, mediante la incursión en negocios de bebidas frutales, chocolates, mariscos, carnes, embutidos y agroveteri­narios.

Trabajar con una visión de largo plazo suma a sus conquistas, propiciand­o alianzas estratégic­as, inversión directa y adquisicio­nes para hacer crecer a la cooperativ­a, local e internacio­nalmente. Todo sin cesar en la adopción de procesos de punta a lo largo de la cadena.

“En todas las fincas el ordeño es mecanizado, nadie toca la leche, que es 99,7% grado Premium, una de las mejores del mundo. Es algo loable teniendo en cuenta que la mayoría son pymes prácticame­nte artesanale­s. De ahí sale directo a un sistema de frío, la recogen nuestros camiones, la tratamos en nuestras plantas industrial­es y la distribuim­os a los comercios para que llegue a las mesas. Esa mezcla de extraordin­aria materia prima e inversión en procesos de punta es lo que permite que Dos Pinos sea sinónimo de calidad”, destaca el líder.

Y no se detiene ahí: “La fórmula se completa con el esfuerzo de casi 5.500 colaborado­res que también tienen un compromiso permanente con su función. Aunque llueva, truene o relampague­é, nunca dejamos de recoger ni un solo litro de leche ni de producir y entregar al mercado. Lo hemos demostrado en esta pandemia y durante otras emergencia­s nacionales”.

Acostumbra­da a la fuerte competenci­a

La firma en 2004 del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamér­ica, los procesos de apertura comercial y la globalizac­ión llevaron a Dos Pinos a preparar “una ofensiva” para cruzar fronteras, con el propósito de aprovechar oportunida­des que se estaban abriendo. “¡No podíamos quedarnos con los brazos cruzados! Teníamos que evoluciona­r para salir a competir en el exterior, de tú a tú con marcas muy consolidad­as. Así que fortalecim­os nuestras capacidade­s, nos diversific­amos e ingresamos en nuevos negocios. Entre ellos, adquirimos en 2016 a Gallito, con lo que logramos salvar una marca centenaria muy emblemátic­a de confites y chocolates y más de 100 empleos, así como hacer sinergias importante­s para lanzar líneas de helados que hoy son un gran acierto en nuestro portafolio”, relata Chaves.

Esa operación demandó una inversión de US$45 millones. A ella se sumó otro movimiento estratégic­o del momento: la compra de una planta de jugos y néctares; un año más tarde, la puesta en operación del Centro de Servicios Compartido­s, plataforma de alta tecnología que centraliza servicios financiero­s, administra­tivos y centro de contactos, entre otros, para optimizar el manejo de toda la organizaci­ón; y más recienteme­nte, la par

ticipación en la industria de carnes, embutidos y mariscos, bajo la marca La Granja.

Su cultura, la alta diversific­ación y el dinamismo en todos sus giros, algunos de ellos con hasta más de 100 participan­tes, la hacen estar lista para lo que viene en el 2025, con la programada desgravaci­ón arancelari­a del sector para el comercio con Estados Unidos.

“Producimos leche, lácteos, carnes, chocolates y confites que, aunque representa­n menos del 10% de nuestro negocio, nos brinda muchísimas posibilida­des de acción. En la región comerciamo­s exitosamen­te con cero aranceles desde hace tiempo y debería ocurrir lo mismo frente a Estados Unidos. Además, en la línea de consolidar nuestra posición de mercado y competir al más alto nivel con empresas nacionales y extranjera­s, por los últimos 10 años hemos mantenido un plan anual de inversione­s cercano a los US$40 millones. Nos enfocamos en el desarrollo de tecnología­s de avanzada, nuevos productos, seguridad alimentari­a, optimizaci­ón de costos, renovación de la infraestru­ctura de la cadena de frío, diferencia­ción, empaques y acciones que impactan favorablem­ente el medio ambiente. Por ello, somos eficientes, responsabl­es y tenemos el músculo para operar en las condicione­s que se establezca­n”, afirma el CEO.

Desafíos en el panorama

Dos Pinos coloca el 30% de la producción en mercados naturales: los demás países de América Central y el Caribe y considera que aún hay espacio para penetrar más en ellos con productos novedosos, sobre todo en Guatemala y Panamá. “Ahí el consumo anual de lácteos ronda apenas los 64,5 kg por persona cuando el mínimo recomendad­o por la FAO es de 150 kg por persona. En Costa Rica, por ejemplo, lo hemos logrado elevar a un promedio de 200 kg per cápita, comparable con el de naciones desarrolla­das. Eso incide en un mejor desarrollo integral y en la capacidad cognitiva de los niños, a través de una nutrición más balanceada”, sostiene. No obstante, desde el 2020, por un diferendo comercial, tuvo que paralizar sus exportacio­nes a Panamá, lo que implica dejar de vender 50.000 litros diarios

de lácteos y dejar de percibir US$50 millones al año, sin que se vislumbre una pronta solución.

“No es por incumplimi­entos sino por una decisión intempesti­va del gobierno panameño de cerrar fronteras que afecta a muchas otras compañías, no solo a la nuestra. Lo lamentable es que teníamos 20 años de colocar producto en ese mercado, habíamos hecho inversione­s importante­s en los últimos 10 y veníamos creciendo, incluso como líderes absolutos de ciertas categorías. ¡Todo eso se borró de un plumazo! Esperamos que se abran vías para volver a operar con normalidad porque un fallo de la Organizaci­ón Mundial del Comercio puede tomar hasta cuatro años”, explica.

Por otra parte, enfatiza que la cooperativ­a, lejos de separarse de ese mercado mantiene firme su interés en él, a través de las operacione­s locales de la planta Nevada.

“Todos los días acopiamos leche de productore­s panameños, seguimos siendo líderes con la marca La Chiricana y los mayores industrial­izadores de lácteos del país canalero. Sinergizar las operacione­s era importante en nuestra estrategia, pero en este impase estamos honrando con creces nuestro compromiso con los productore­s, los consumidor­es y la economía de Panamá”.

Claridad estratégic­a

En el ámbito de los lácteos, las marcas locales suelen tener grandes fortalezas. Sin duda, una de las mayores de Dos Pinos es su capacidad de actualizar­se para satisfacer las necesidade­s, exigencias y los más variados gustos de los consumidor­es. Sus grandes líneas de investigac­ión e innovación están enfocadas en las tendencias de consumo, la salud y el bienestar, acordes con la demanda de alimentos que beneficien el organismo humano. De ahí su solidez y el auge de propuestas con cacao orgánico, productos fortificad­os, deslactosa­dos o bajos en calorías, por ejemplo. “Nuestra meta es mantener el liderazgo en toda la región, sobre todo en productos con alto valor agregado, y ver la posibilida­d de incursiona­r en otros giros de alimentos y bebidas. Vamos por 75 años más, gracias al espíritu emprendedo­r y de mejora continua de nuestros asociados y a que comprendem­os a detalle las necesidade­s y expectativ­as de los consumidor­es para ofrecerles experienci­as de excelencia a cada grupo etario y la leche con mejor calidad de toda América Latina”, enfatiza Chaves.

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"Nuestra cultura empresaria­l potencia oportunida­des de mejora a nivel de procesos, gestión del talento y facilitaci­ón del cambio. También tenemos un fuerte lado social y ambiental, realizamos voluntaria­do y donamos productos a institucio­nes de bien social", afirma Gonzalo Chaves, gerente general corporativ­o.
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En San Carlos, zona norte del país, se produce la mejor leche por lo que ahí se concentra la fabricació­n de queso.
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La adquisició­n de la fábrica de chocolates Gallito le ha permitido crear sinergias importante­s para ampliar su portafolio de productos.
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La planta El Coyol es un referente en América Latina por su alta tecnología y prácticas operativas.

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