¿Dónde está el
cumplir un plan y solo eso.
El público debe sentirse motivado para ir a un estadio o salas polivalentes a pasar un buen rato; pero esto es inalcanzable si no consiguen ver al jugador que admiran o si el ambiente generado en las instalaciones es incapaz de contagiar. ¿Realmente no se puede hacer nada más para intentar dar colorido a recintos que, si bien no poseen las condiciones óptimas, podrían estar mejor?
Con solo unos retoques y el empleo de banderines y carteles —sin contar el arreglo de la grama—, el estadio Latinoamericano lució diferente cuando recibió a los Tampa Bay Rays en marzo del 2016.
¿Se imaginan una Liga Superior de Baloncesto en la que se desplegaran todos los recursos mostrados en la ventana mundialista a finales del año pasado, cuando Cuba recibió en el Coliseo de la Ciudad Deportiva a la selección mexicana; o un nacional de judo con el matiz y la calidad del Grand Prix, acogido también por la instalación de Vía Blanca y Boyeros hace alrededor de dos años?
Dicha situación se repite con deportes como el boxeo y el voleibol, y es ahí cuando la afición se pregunta: ¿Por qué no se hace igual en los campeonatos nacionales? Esta es una interrogante que muchos se hacen, pero que, al parecer, nadie se atreve a responder.