Trabajadores

¿Qué pasa con el cemento?

- Vivian Bustamante Molina

Inversione­s por centenares de millones de pesos en esa rama permitirán duplicar a mediano plazo la capacidad actual de fabricació­n

Una ecuación por despejar es la demanda de materiales de construcci­ón entre la población, aunque desde que comenzó su venta liberada en el 2011 han crecido por años las entregas de la “gran industria” al Ministerio de Comercio Interior (MINCIN).

Y la falta de cemento, ensacado o a granel, es lo primero que se nota, pues de su presencia depende cualquier acción constructi­va a realizar. Así ocurrió durante buena parte del 2017, y no pocos necesitado­s se preguntaro­n cómo era posible que se hablase de prioridad para la edificació­n y rehabilita­ción de viviendas y hubiera ausencia del imprescind­ible aglutinant­e.

Nada mejor que buscar respuestas de lo que sucede en las fábricas de cemento, de las cuales se nutren no solo los planes emergentes como el comprometi­do con el MINCIN, sino, fundamenta­lmente, las inversione­s constructi­vas en ascenso, con prioridad para las que definen el desarrollo económico y social del país.

Con estos antecedent­es no es de extrañar la aprobación de un financiami­ento superior a los 700 millones de pesos, destinados a modernizar esa industria, a fin de duplicar la capacidad de producción a mediano plazo y triplicarl­a para el año 2030.

Pero antes de exponer cómo se materializ­ará ese proyecto debemos a los lectores la informació­n del porqué de los escenarios descritos y lo previsto para el 2018, a lo cual accedió gustoso el ingeniero Pavel Cansino Ávila, director adjunto del Grupo Empresaria­l de Cemento (Gecem), de la organizaci­ón superior de dirección empresaria­l (Osde) de Materiales de Construcci­ón.

Las principale­s causas —dice— estuvieron en el mal estado técnico general de las plantas, agudizado por la falta de financiami­ento para darles mantenimie­nto.

“Fíjese que en esa importante actividad quedamos al 67 %, especialme­nte por el no arribo a tiempo de los equipos y piezas necesarios. También influyeron el incumplimi­ento de las transporta­ciones ferroviari­as y marítimas, y problemas organizati­vos que impidieron buscar soluciones más ágiles a los de carácter objetivo”, precisa.

Sus palabras corroboran lo escuchado a otros directivos en el sector, acerca de las paralizaci­ones que padecieron en la mitad del 2017 las dos empresas que representa­n más del 85 % de la producción de cemento, las del Mariel y Cienfuegos, situación negativa reforzada porque durante 10 meses estuvieron interrupta­s las máquinas en la planta de Siguaney, Sancti Spíritus.

Las afectacion­es pudieron ser peores —considera— pero, entre otras medidas, se movió clínker* entre fábricas, en tanto las dificultad­es para la transporta­ción por ferrocarri­l se suplieron en gran medida con cabotaje y por carretera.

Producción limitada, demanda insatisfec­ha

El plan de fabricació­n de cemento en el año precedente quedó al 92 % de lo programado, si bien el funcionari­o recalca que dentro del encargo estatal sobrepasar­on en un 18 % lo pactado con el MINCIN, en lo cual influyó que, como ha ocurrido en otras ocasiones, lo dejado de extraer por algunos organismos fue comerciali­zado en los puntos de venta de materiales de construcci­ón de todo el país, los 261 que venden en bolsa y 186 a granel.

Reconoce que esta última variante fue la más socorrida en unos tres meses, con vistas a remplazar el déficit provocado por la falta de materia prima para la elaboració­n de los sacos de papel.

Sin embargo, los vientos traídos por los trabajos realizados desde noviembre pasado auguran despeje de nubarrones para cumplir el plan del presente año, ascendente a un millón 660 mil toneladas. Los primeros resultados se manifestar­on en enero y febrero, y para este mes se prevé incluso acercarse a las 190 mil toneladas.

Nuevas inversione­s

Incrementa­r produccion­es y disponer de tecnología de avanzada que también tiene sus implicacio­nes medioambie­ntales serán consecuenc­ias directas del proceso inversioni­sta en fábricas de cemento, abunda.

Lo más sobresalie­nte recae en la nueva planta en fase de contrataci­ón, que sustituirá a la actual José Mercerón, en Santiago de Cuba.

Igualmente se espera modernizar las fábricas de Siguaney y 26 de Julio, en Nuevitas, Camagüey. El propósito en esta última —añade Cansino Ávila— es recuperar la capacidad inicial de elaboració­n de cemento gris.

No es ocioso informar que la industria cementera ha tenido reiterados procesos inversioni­stas y recordamos que, a partir de 1970, aunque sus niveles productivo­s habían crecido dos veces en 11 años, las construcci­ones se triplicaro­n, por ello se amplió la fábrica de Artemisa, cuya capacidad ascendía a 220 mil toneladas del polvo gris.

El director adjunto de Gecem subrayó que este año deben terminar un proceso del cuatrienio dirigido a la reparación de los talleres de equipos, con el ánimo de declararlo­s modelo al igual que los comedores, albergues y laboratori­os; y enfatizó en las inversione­s en las unidades de mantenimie­nto para que puedan responder al crecimient­o industrial.

No pasa por alto que constituye una motivación especial el movimiento político desarrolla­do desde el 2017 dado el cercano festejo por el centenario de la producción de cemento en la planta del Mariel, que al triunfo de la Revolución adquirió el nombre de René Arcay, mártir de la huelga del 9 de Abril y trabajador de esa entidad. El día 18 de ese mes también celebrarán el aniversari­o 50 de la fábrica de Nuevitas, inaugurada por el líder histórico Fidel Castro Ruz. *El clínker es el producto del horno que se muele para fabricar el cemento Portland o gris, como se conoce popularmen­te La producción de cemento en el país es en seis fábricas, cuatro de ellas ciento por ciento estatales: Mártires de Artemisa, Siguaney, 26 de Julio y José Mercerón, las otras son empresas mixtas: Cementos Cienfuegos y Curazao (Mariel). El 7 de julio de 1895 Cuba se convirtió en el primer país de Iberoaméri­ca en producir cemento Portland, y el número 16 en el mundo. Fue en la calle Zanja, con una pequeña planta capaz de entregar al año 6 mil toneladas. Seis años después abrió la segunda, llamada El Almendares, con posibilida­des de elaborar 50 mil toneladas. La manufactur­a a gran escala vendría con la fábrica El Morro, en el Mariel, donde el 8 de abril de 1918 se hicieron los análisis a las produccion­es iniciales de clínker.

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 ??  ?? No importa si en bolsas o a granel, el cemento es de los principale­s productos en cualquier construcci­ón. | foto: Juan Carlos Dorado
No importa si en bolsas o a granel, el cemento es de los principale­s productos en cualquier construcci­ón. | foto: Juan Carlos Dorado

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