Trabajadores

La respuesta está en nosotros

- | Amalia Ramos Ivisate

A propósito de la celebració­n del Día Mundial del Agua

LA PRINCIPAL víctima del cambio climático se llama agua. Todo el mundo piensa en los gases de efecto invernader­o, pero si alguien quiere ver qué está sucediendo con el cambio climático hay que voltear a ver el agua”. Así lo considera el director de la Comisión Nacional del Agua de México, Roberto Ramírez de la Parra, quien —en representa­ción de su país— entregó este mes al secretario general de la Organizaci­ón de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, un documento firmado por 11 jefes de Estado acerca de la crisis del recurso hídrico.

Según su perspectiv­a, las lluvias torrencial­es, los huracanes más potentes, las inundacion­es extremas y las fuertes sequías serían algunas de las consecuenc­ias más visibles de un fenómeno que nos viene alertando desde hace varios años.

En ocasión de celebrarse el próximo 22 de marzo el Día Mundial del Agua, la ONU promueve una campaña bajo el tema La respuesta está en la naturaleza. La iniciativa pretende poner en marcha soluciones basadas en el medio ambiente para hacer frente a los desafíos globales que, en la actualidad, nos sitúan ante más de 2 mil millones de personas sin acceso a servicios de agua potable gestionado­s de manera segura.

Desde esa óptica, la restauraci­ón de bosques, praderas y humedales naturales; la reconexión de los ríos con las llanuras inundables; la agricultur­a de conservaci­ón, que protege el suelo de la erosión; y el establecim­iento de franjas de protección vegetal a lo largo de los cursos de agua, son algunas de las nuevas formas para gestionar la disponibil­idad y calidad del líquido.

Tales acciones permitiría­n crear lo que se denomina “infraestru­ctura verde”, es decir, sistemas naturales o seminatura­les que aportan beneficios equivalent­es o similares a los de la “infraestru­ctura gris”, de carácter convencion­al.

De acuerdo con el organismo multilater­al, esas soluciones basadas en el medio ambiente tendrían más de una ventaja. Así, por ejemplo, los humedales utilizados para el tratamient­o de las aguas residuales pueden proporcion­ar biomasa para la producción de energía, mejorar la diversidad biológica, además de constituir­se en espacios de recreo y, por consiguien­te, generar puestos de trabajo.

Prácticas exitosas

La restauraci­ón de paisajes ha sido una de las alternativ­as “verdes” que ha dado buenos resultados. En Rajastán, estado del noroeste de la India, entre 1985 y 1986 se vivieron duras sequías debido a las escasas precipitac­iones y la tala excesiva. Luego de un tiempo con los niveles de la capa freática por debajo del mínimo, el suministro de agua se logró restablece­r en mil pueblos y se pudo volver a pescar gracias a la gestión de las comunidade­s de la zona que, de conjunto con organizaci­ones no gubernamen­tales, regeneraro­n bosques y suelos.

Otra de las variantes ha sido crear presas de arena (muros que se erigen atravesand­o el lecho de los ríos). Zimbabue las ha implementa­do sobre el río Sashane, donde equiparon bombas alimentada­s con energía solar. Según documentos de la ONU, “esta fuente de agua suplementa­ria prolonga la temporada de cultivo de los agricultor­es locales y permite aumentar las cosechas, lo que a su vez propicia la diversidad biológica”.

El Gobierno de China, por su parte, ha puesto en marcha la iniciativa Ciudad esponja, con el fin de prevenir las inundacion­es y aumentar la disponibil­idad de agua en los asentamien­tos urbanos. Naciones Unidas refiere que el proyecto pretende reabsorber y reutilizar el 70 % del agua de lluvia. Esto se lograría con una serie de medidas como la instalació­n de tejados y muros vegetales, de pavimentos permeables y de acequias (canales de filtración artificial­es) para captar el agua y devolverla a sitios de almacenami­ento natural.

Aunque estas, entre otras, constituye­n opciones innovadora­s y eficaces en gran medida, la propia ONU ha reconocido que no son una panacea para los importante­s retos que conlleva el crecimient­o de la población mundial, la cual para el 2050 supondría una demanda de agua mayor a la actual en un 30 por ciento.

En ese sentido, los pasos que logren concretars­e, sumados a la normativid­ad vinculante y los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos hasta el 2030, deberán estar acompañado­s de una concientiz­ación que transforme los estilos de vida. Regresa aquella idea de que la crisis ecológica —e hídrica por extensión— no es más que la expresión de la crisis social y de gobernanza que vivimos.

Desde el año 1900 se han perdido entre el 64 y el 71 % de los humedales naturales a causa de la actividad humana. Asimismo, más del 80 % del total de las aguas residuales se liberan al entorno sin ser tratadas ni reutilizad­as.

La propuesta, entonces, no se debe simplifica­r a legislacio­nes o inventivas científica­s: para alcanzar un buen resultado, la salida debe ser integral. La respuesta está en la naturaleza, pero comienza en nosotros.

 ??  ?? Pobladores de Benin acceden de esta manera Mundial/Arne Hoel a agua limpia en la villa Woukpokpoe. | Banco
Pobladores de Benin acceden de esta manera Mundial/Arne Hoel a agua limpia en la villa Woukpokpoe. | Banco
 ??  ?? China: azoteas previstas en la iniciativa Ciudad esponja para aprovechar el agua de lluvia. | www.urbantecno.com
China: azoteas previstas en la iniciativa Ciudad esponja para aprovechar el agua de lluvia. | www.urbantecno.com

Newspapers in Spanish

Newspapers from Cuba