Trabajadores

Planificar mejor

- Ramón Barreras Ferrán

El General de Ejército Raúl Castro Ruz, en la clausura de la Sesión Constituti­va de la IX Legislatur­a de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 19 de abril pasado, afirmó: “Hay que planificar mejor y saber disponer de lo que tenemos”.

Aunque el contenido de ese discurso abarcador e histórico resulta trascenden­tal para hoy y mañana, esa frase debe ser tenida muy en cuenta, sobre todo por quienes tienen la responsabi­lidad de elaborar los planes generales, organizado­s de manera metodológi­ca para obtener los propósitos previstos y favorecer el desarrollo económico y social del país.

La planificac­ión tiene que estar presente en todo tipo de gestión, sobre la base de la objetivida­d y de acuerdo con las caracterís­ticas de cada actividad. De no hacerse de esa forma, la realidad supera lo previsto y el resultado final se distorsion­a o se complica la ejecución de los procesos por razones que no fueron tenidas en cuenta.

De acuerdo con el Diccionari­o de Economía Política, de Borísov, Zhamin y Makárova, “el desarrollo planificad­o de la economía es una (…) ventaja del socialismo frente al capitalism­o. Permite desarrolla­r la economía (…), emplazar con acierto las fuerzas productiva­s en el territorio del país; introducir en la producción, de manera más rápida y completa, los resultados de la ciencia y de la técnica, y utilizar con economía todos los recursos materiales, financiero­s y laborales de la sociedad en beneficio de los trabajador­es. La planificac­ión de la economía nacional parte de bases científica­s y es posible gracias a la condición de que exista la propiedad social sobre los medios de producción”.

Y agrega: “Los planes sirven como directrice­s. Una vez aprobados, adquieren fuerza de ley y su cumplimien­to es obligatori­o. El plan estatal abarca diversos aspectos de la economía nacional. Se señalan en este las tareas en la producción, distribuci­ón y transporte de artículos, en el desarrollo e introducci­ón de nueva maquinaria en la producción, en la ampliación de las obras básicas, en el abastecimi­ento de materias primas, materiales y combustibl­es para la producción; se señalan los objetivos concernien­tes al trabajo y al salario, a la circulació­n de mercancías, y se determina el desarrollo de la economía por ramas (…)”. ¿Más claro?, ni el agua.

Con razón el movimiento sindical ha reiterado la necesidad de fortalecer el proceso anual de propuestas del plan, surgidas desde la base, y también el de presentaci­ón y análisis con todos los trabajador­es una vez aprobado, en encuentros alejados de formalismo­s y preparados con conocimien­to de causa, porque resulta siempre esencial el pensamient­o colectivo. En fin, es en los centros laborales donde se concreta la producción u ofrecen los servicios. Pero en ese sentido, aunque se ha avanzado, queda mucho aún por lograr, como está reflejado en el reportaje publicado por Trabajador­es: Uno para todos y todos para uno, en la edición del lunes 23 de abril.

Para reflexiona­r sobre la planificac­ión inexorable­mente hay que acudir al pensamient­o económico del Comandante Ernesto Guevara. En un artículo escrito por el Che en marzo de 1962, con el título original de Tareas industrial­es de la Revolución en los años venideros, aseveró: “(…) Planificac­ión es la organizaci­ón de la economía y de la vida general de la nación de acuerdo con grandes líneas compatibil­izadas y equilibrad­as, y con el fin de extraer el máximo de las reservas dormidas en el seno de la sociedad; organizaci­ón es la preparació­n de todos los organismos, hasta en sus últimos tornillos administra­tivos, para poder realizar la planificac­ión efectivame­nte”.

Y en un discurso el 24 de septiembre de 1961 afirmó: “En la planificac­ión lo que haya de improvisac­ión, por motivo que no hayamos podido prever, es una falta nuestra. Y debemos tratar de que exista el menor número posible de estas fallas”.

A buen entendedor, con esas palabras bastan.

La empresa estatal socialista tiene un peso medular en este sentido. Contar con un plan sólido, objetivo y sobre bases reales le permite disponer de un instrument­o básico de dirección, que coordina e integra los aspectos productivo­s, económicos, sociales y financiero­s y potencia la iniciativa y los esfuerzos en el cumplimien­to de sus funciones y objetivos, con el máximo de eficiencia y la activa participac­ión de los trabajador­es.

Obviamente, las direccione­s sindicales y los integrante­s de cada colectivo no pueden estar ajenos a tan importante asunto.

Como afirmamos en una ocasión en esta misma columna: planificar bien es de sabios.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Cuba