Trabajadores

Los rostros ocultos de la solidarida­d

- Maitte Marrero, correspons­al de Prensa Latina en Guatemala

Escuintla, Guatemala.— Sin esperar por titulares en los grandes medios de prensa guatemalte­cos, los médicos cubanos ofrecen consultas y monitorean la situación epidemioló­gica en cuatro albergues de esta cabecera departamen­tal, una de las más golpeadas por la furia del Volcán de Fuego.

Nada más conocerse la tragedia causada por el coloso, el domingo 3 de junio, la brigada de 26 colaborado­res que viven y trabajan permanente­mente en Escuintla asumieron guardias nocturnas, después de su jornada laboral, en la Escuela Oficial Urbana Mixta Tipo Federación José Martí.

Allí se concentran más de 900 personas que lo perdieron todo, pues la mayoría vivía en las aldeas San Juan Los Lotes y El Rodeo, las cuales quedaron sepultadas bajo toneladas de lava, cenizas y arena ardiente.

Hacinamien­to, malas condicione­s higiénicas y de manipulaci­ón de los alimentos son ahora los mayores peligros que enfrentan estos damnificad­os, quienes sufren no solo heridas físicas sino también del alma.

Ante el llamado de las autoridade­s de salud guatemalte­cas, una brigada multidisci­plinaria llegó el pasado miércoles a Escuintla para reforzar a sus compañeros. Provienen de los 16 departamen­tos donde tiene presencia la Brigada Médica Cubana (BMC) desde hace casi 20 años.

Su coordinado­r nacional, Yuri Batista, precisó que las especialid­ades priorizada­s son Epidemiolo­gía, Medicina General Integral y Pediatría, las de mayor demanda en los centros de evacuación tras la emergencia.

“Son profesiona­les con más de 20 años de labor y atesoran experienci­as en el enfrentami­ento de epidemias como el ébola, cólera y dengue. Por lo general, completan en Guatemala su segunda, tercera o hasta cuarta misión solidaria”, destacó Batista.

Con esta fuerza adicional, los galenos cubanos cubrirán 24 horas de atención sanitaria y vigilancia epidemioló­gica en los centros más grandes diseminado­s por Escuintla, que cuenta con 2 mil 672 albergados de los 3 mil 510 reportados oficialmen­te.

Igual disposició­n de estar junto al pueblo guatemalte­co fue reiterada por los más de 400 integrante­s de la BMC, la cual cubre los lugares de más difícil acceso de la geografía nacional. En todos estos años se han ganado la admiración y el reconocimi­ento de una población hasta entonces excluida de servicios básicos de salud, y nuevamente los más afectados por esta catástrofe natural.

El 5 de noviembre de 1998 llegó a la aldea La Tinta el primer grupo del ejército de batas blancas de la Mayor de las Antillas en respuesta al pedido de la tierra del quetzal ante el paso arrasador del huracán Mitch por Centroamér­ica.

Hoy el desastre provocado por el Volcán de Fuego vuelve a unir a ambos pueblos en el dolor y la solidarida­d. Aunque la algarabía mediática apenas exalte las ayudas que vienen con la emergencia y después se van, los cubanos seguirán aquí. Les basta recibir el agradecimi­ento de los más humildes con un ¡Dios los bendiga!

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En los albergues predominan las personas en edades extremas: niños y ancianos. | foto: Prensa Latina, William Trujillo

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