Trabajadores

Jorge Félix, un pistolero informátic­o

- | Roberto M. López de Vivigo

Desde pequeño sabía que lo suyo era el deporte. El campo de tiro siempre ha sido su segunda casa, pues la madre trabajaba allí y al niño le encantaba correr en ese lugar. La vocación de Jorge Félix Álvarez Llanes alcanzó la cima el mes pasado, pues logró medalla de bronce en la pistola de tiro rápido a 25 metros en la Copa del Mundo de Múnich.

La conquista alemana tiene muchas causas, pero la consagraci­ón del nacido en el Cotorro es la más determinan­te. En el polígono Enrique Borbonet dialogamos con este joven deportista-ingeniero.

A los 12 años entraste a la Academia Provincial de Tiro de La Habana y cinco años después llegas al equipo nacional.

En el 2004 obtuve muchas medallas en los Juegos Escolares y también tuve resultados satisfacto­rios compitiend­o contra juveniles siendo escolar. A partir de esos éxitos me captaron para la Escuela Superior de Perfeccion­amiento Atlético y asciendo al equipo nacional juvenil. En el 2006 subo al de mayores en el Cerro Pelado.

Antes de referirnos a tus logros en el alto rendimient­o, ¿en qué medida afectó el estudio de Ingeniería Informátic­a tu vida como deportista?

Fue difícil llevar ambas cosas a la vez. Siempre me gustaron los números y la Universida­d de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte nunca llamó mi atención. Entrenaba por la mañanas y en la tarde asistía a la escuela, por las noches estudiaba. En los dos primeros años de la carrera bajé el rendimient­o por no descansar. Cuando terminé sí tuve mejores puntuacion­es. La ingeniería ayuda en los análisis del deporte, la metodologí­a y el razonamien­to.

El palmarés de Jorge Félix incluye un cuarto puesto en el Campeonato de las Américas 2014, sexto lugar en los Juegos Panamerica­nos 2015 y ese mismo año concluyó en el escaño 30 en la Copa del Mundo de Gabala. ¿Qué significó el bronce reciente en Múnich?

Es la reina de estos eventos, ya que asisten los 50 o 60 mejores del mundo. Las inscripcio­nes y el hospedaje son caros. Esta vez acudimos porque alcanzamos resultados en los torneos de nivel del área. Además, porque necesitába­mos comprar piezas de repuesto para las pistolas y los fusiles. El hecho de ubicarme detrás del chino Junmin Lin y el local Oliver Geis me aportó mucho y Leuris Pupo ayudó con su experienci­a. La competenci­a fluyó en lo técnico y psicológic­o, y por eso gané la presea.

Llamó la atención el sexto lugar del campeón olímpico en Río de Janeiro 2016, el alemán Christian Reitz, amplio favorito.

Este es un deporte de detalles. Un pequeño error a ese nivel no se perdona, una serie mala te cuesta mucho frente a contrarios de maestría. Reitz iba adelante en el grupo y una serie no le salió bien.

Te referías a la importanci­a de Pupo como compañero de equipo. ¿Cuánto ha influido esa relación y los consejos del entrenador Meinardo Torres?

En gran medida mis triunfos son gracias a ellos. Entrenar con Pupo, que posee nivel mundial, da frutos. Sin él estuviera a la avanzada en Cuba, pero lejos de la élite. Meinardo tiene bastantes conocimien­tos y convence de cómo deben hacerse las cosas. Francisco Pérez es otro de los tiradores experiment­ados que me apoya. Somos ante todo amigos.

En los Juegos Centroamer­icanos y del Caribe de Barranquil­la Cuba intentará barrer con los cuatro títulos en la pistola de tiro rápido, cuestión que les fue esquiva en Veracruz 2014.

Contamos con varias individual­es con potenciali­dades y como equipo somos muy fuertes. En la pistola estándar, al no ser olímpica, solo entrenamos cuando hay algún evento cerca y las opciones son menores. Al no poseer balas suficiente­s no podemos dedicarle las que tenemos a esa modalidad. En Colombia se dará un cupo para los Juegos Panamerica­nos de Lima.

¿Cuánto atenta la precarieda­d de municiones en posibles mejores resultados? ¿Cuán importante es la tecnología hoy?

Una pistola es perfeccion­ada constantem­ente porque existen ingenieros en función de ello. Las balas nuevas son mejores, pero nosotros casi no las usamos. Los disparos se dispersan más en balas viejas; sin embargo, equilibram­os esta dificultad con entrenamie­nto y experienci­a. A veces no hacemos un solo disparo en una semana. Aunque debo reconocer que el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación nos ha ayudado y hemos ido a El Salvador dos veces, lo cual nos permitió entrenar con blancos electrónic­os y adquirir municiones de más calidad, concluyó el entrevista­do.

Después de Barranquil­la el tiro deportivo tendrá su mundial en Corea del Sur, donde se otorgarán cuatro cupos para Tokio 2020; y una Copa Americana en Guadalajar­a, última oportunida­d para obtener boletos a los juegos continenta­les. A esos eventos aún no se sabe si asistirán. No obstante, Cuba continuará por la senda del triunfo en este deporte, porque talento y calidad tiene de sobra.

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| foto: Isabel Aguilera Aguiar

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