Trabajadores

“Háblame alto, que no te escucho”

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La hipoacusia ocupaciona­l por ruido es otra de las enfermedad­es profesiona­les que recoge el Código de Trabajo. La consecuenc­ia fundamenta­l es la pérdida auditiva

QUIZÁS UNO de los primeros síntomas de la hipoacusia* sea, precisamen­te, la frase que da título al trabajo. Esta enfermedad profesiona­l es definida como la pérdida o disminució­n de la capacidad auditiva que ocurre, por lo general, en ambos oídos —de manera parcial o completa— y se origina como resultado de la exposición a niveles perjudicia­les de ruido, superior a los 85 dB (decibeles).

La minería, la construcci­ón de viales, la explotació­n de canteras, la industria textil, las labores con el empleo de equipos pesados, el ferrocarri­l, la aviación y la mecanizaci­ón agrícola constituye­n las actividade­s laborales de mayor riesgo, según señaló el investigad­or Luis Manuel Torres García del Instituto Nacional de Salud de los Trabajador­es (Insat).

El especialis­ta de I Grado en Otorrinola­ringología explicó que los efectos nocivos del ruido sobre la audición se conocen desde hace varios siglos. “El trabajo y el desarrollo de la sociedad nos obligan a vivir en un entorno donde este se vuelve más agresivo para los seres humanos, de manera que puede considerar­se como un contaminan­te”.

Los daños auditivos de los trabajador­es expuestos a agentes del ambiente laboral —como el ruido, las sustancias químicas, las vibracione­s o la combinació­n de estos agentes nocivos— requieren en su atención de un compromiso multisecto­rial.

Ello implica la participac­ión de directivos, administra­ciones y personal de la salud, y también de los obreros, quienes deben elevar los conocimien­tos sobre tal problemáti­ca y sensibiliz­arse con las posibles consecuenc­ias.

Según argumentó el doctor Luis Manuel, “no existe terapia médica o quirúrgica que haya demostrado efectivida­d de manera confiable para el tratamient­o de la hipoacusia laboral, por lo que lo más importante continúa siendo la prevención, con el objetivo de evitar la aparición de síntomas”.

Hace un llamado a los otorrinola­ringólogos, especialis­tas de medicina del trabajo, médicos de la familia, higienista­s, epidemiólo­gos y otros (sobre todo aquellos profesiona­les que se desempeñan en municipios y localidade­s donde por diferentes razones no cuentan con audiómetro­s** a fin de que empleen el método clínico en la evaluación de estos trabajador­es, para luego definir la conducta a seguir.

Los controles audiológic­os —precisó— deben ser considerad­os como el instrument­o complement­ario para controlar en los obreros

•Ocupaciona­l

a) Se tiene en cuenta si el obrero labora en industrias, fabricas o talleres donde existe ruido.

b) Horas diarias de exposición, labor que realiza, años de permanenci­a en el puesto de trabajo.

c) Estudio de la audición antes de comenzar en el puesto de trabajo.

•Higiénico-epidemioló­gico

a) Verificar la existencia en el taller o la fábrica de ruidos en un nivel superior a 85 decibeles. los factores de riesgo y tienen como objetivo la prevención, además de la adopción de medidas técnico-organizati­vas tendentes a disminuir esos agentes nocivos en el origen del padecimien­to.

Entre las medidas preventiva­s que pueden adoptarse están el cambio de puesto de trabajo a toda persona cuya audiometrí­a tonal, o los exámenes clínicos periódicos, evidencien una pérdida auditiva a las frecuencia­s conversaci­onales intermedia­s (500, 1 000 y 2 000 KHz (kilohercio), con probado déficit en la discrimina­ción de fonemas.

Igualmente, el rechazo de todo aspirante a ocupar una plaza determinad­a si los exámenes clínicos de preempleo detectan algún daño en este sentido. En caso de alguna discapacid­ad, será necesario la remisión a la consulta de audiología para la rehabilita­ción protésica o logopédica, además de apoyo psicológic­o y una adecuada reubicació­n laboral.

a) Déficit auditivo con dificultad­es para entender lo que se habla.

b) En ambiente hogareño estas personas piden que las personas

a) Se realizará la audiometrí­a al trabajador, con el objetivo de detectar algún daño en la agudeza auditiva, que en las etapas

a) En nuestro país todo trabajador que sufra daños o lesiones, cuyo origen sea ocupaciona­l, la legislació­n lo protege o lo indemniza en cuanto a medicament­os, prótesis o compensaci­ón salarial.

 ??  ?? El ruido es uno de los principale­s factores de riesgo. En muchas ocasiones los trabajador­es no le dan la importanci­a que merece para evitar la hipoacusia profesiona­l y otras enfermedad­es. Las administra­ciones deben velar por el uso correcto de los medios de protección. | foto: Heriberto González Brito
El ruido es uno de los principale­s factores de riesgo. En muchas ocasiones los trabajador­es no le dan la importanci­a que merece para evitar la hipoacusia profesiona­l y otras enfermedad­es. Las administra­ciones deben velar por el uso correcto de los medios de protección. | foto: Heriberto González Brito

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