El bloqueo no pudo impedir que fuera útil
portadores tener un desenvolvimiento normal de sus habilidades motoras, o sea, caminar.
“La solución consiste en implantar una prótesis giradora en la articulación dañada. Como nací en la década de los noventa, en la etapa más cruda del período especial, sufriendo los embates del bloqueo, Cuba no tenía acceso a los aditamentos infantiles que hubiesen resuelto el problema.
“Gracias a las pericias de un increíble equipo médico del Pediátrico de Marianao, surgido por entonces, que me sometieron a varias intervenciones quirúrgicas, comencé una evolución favorable de la locomoción; actualmente me encuentro no del todo recuperada, pero sí con un logro de habilidades motoras bastante convenientes”.
Según lo que Carmita ha podido saber, durante su etapa de lactante la llevaron 14 veces al quirófano: “No siempre fue para cirugías, hubo algunas reducciones de cadera; me operaron ocho veces.
“Mis padres y abuelos son campesinos; al principio estaban muy agobiados por mi situación, pero me atrevo a decir que están realizados, porque gracias a esta Revolución he hecho mi vida de manera común y pude estudiar una carrera universitaria.
“Ahora soy funcionaria del Buró Municipal de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, en Boyeros. Mis padres siempre quisieron que me incorporara de alguna manera al trabajo que están haciendo los campesinos, que les digo es un sector al que invito a todos a conocer; son personas comprometidas con la Revolución, muy agradables, con un calor humano increíble.
“Desde mi puesto me doy cuenta de que las producciones agropecuarias son afectadas por el bloqueo de Estados Unidos, porque el país no puede acceder a insumos vitales, como fertilizantes, insecticidas y tecnologías.
“Me siento feliz en mi país. Una tiene que ser valiente y continuar su vida de la mejor forma posible, llegamos a este mundo para mostrar nuestra versión más óptima de nosotros. Este mundo es de valientes, y los cubanos lo somos por definición”.