Nuestra dignidad no tiene precio
El doctor Lizán Martínez Consuegra fue de los jóvenes galenos cubanos que del 2014 al 2017 brindó servicio médico en Ribeirao Pires, Sao Paulo, Brasil. Él, que conoció al pueblo de ese país, sabe que nuestra cooperación médica se extrañará entre los brasileños pobres.
“En ese lugar nunca había habido un médico, tuve que emplearme a fondo para implantar la medicina familiar, el tratamiento del pie diabético, las visitas a domicilio, las consultas de puericultura y las de la etapa prenatal, hasta que me gané a la población a fuerza de conocimientos y de acertar en los diagnósticos”, recordó.
“En la primera semana atendí a no más de diez pacientes, en la tercera ya tenía la consulta colmada, y fue tan efectiva la influencia nuestra allí que hasta los propios especialistas brasileños cambiaron varios de sus protocolos de enfermedades por los que usábamos los cubanos, por eso es inadmisible que se cuestione nuestra profesionalidad y nuestra capacidad de curar”, afirmó.
“En estos cinco años, cerca de 20 mil colaboradores atendieron a más de 113 millones de personas, en más de 3 mil 600 municipios. Las condiciones que se imponen son inaceptables e incumplen las garantías acordadas desde el inicio del programa. Nuestra dignidad no tiene precio”, concluyó de manera enérgica. | Lourdes Rey Veitía