Trabajadores

Sentir y procurar alivio al dolor ajeno

- Jorge Pérez Cruz

“Fue muy triste despedirse de una población que nos pedía que nos quedáramos entre llantos y tristeza, pero yo me sentía muy indignada por las declaracio­nes del presidente electo (Jair Bolsonaro) cuestionan­do nuestra formación profesiona­l y los constantes llamados en las redes sociales, fundamenta­lmente desde Miami, a que desertáram­os de la misión.

Hay orquestado todo un movimiento con el propósito de desacredit­arnos”.

Así, la doctora tunera Lisbet Orive Pacheco, especialis­ta en Medicina General Integral, recuerda sus últimos días en el municipio de Mafra, Estado de Santa Catarina, a donde llegó integrada al Programa Más Médicos para Brasil en agosto del 2016.

Durante dos años y dos meses compartió su suerte y sus conocimien­tos, sintiendo y procurando alivio al dolor ajeno, con alrededor de 4 mil personas muy humildes, residentes en la periferia de la ciudad.

“Allí encontré altos índices de analfabeti­smo, problemas sociales asociados al consumo de drogas, y gente pobre, muy pobre, que antes del Programa carecía de asistencia médica primaria, cuyas secuelas son perceptibl­es en pacientes que sufren de forma crónica limitación articular total, ceguera absoluta por catarata y otros con afecciones irreversib­les como consecuenc­ia de accidentes vasculares encefálico­s, porque en ninguno de los casos tuvieron la posibilida­d de hacer una prevención de las enfermedad­es que provocan estos eventos, ni un tratamient­o oportuno.

“Fue emocionant­e y triste a la vez, cuando ya estábamos en el aeropuerto, listos para el retorno, como muchos brasileños, sin conocernos, nos preguntaba­n: ¿ustedes son los médicos que están saliendo del Programa, los médicos cubanos?, y ante nuestra afirmación nos abrazaban, nos besaban, lloraban, y nos decían ¡gracias por el trabajo que hicieron!, lo que demuestra que tenemos el agradecimi­ento del pueblo, que por él fuimos allá, y por la satisfacci­ón del deber cumplido con nuestra patria”.

Resultados y consecuenc­ias

“Hasta la llegada de los médicos cubanos a las zonas más intrincada­s e inhóspitas de Brasil sus habitantes no habían experiment­ado la medicina social, humanizada, cuyos principios consisten en la atención al paciente, el examen y la investigac­ión de su ambiente social y familiar, es decir, con un enfoque biopsicoso­cial, que es piedra angular de nuestra formación como médicos generales integrales.

“Desde entonces en esos lugares se implementa­ron los programas materno infantil, del adulto mayor, de enfermedad­es crónicas…, y los buenos resultados no se hicieron esperar: disminuyer­on los índices de bajo peso al nacer, de mortalidad infantil y materna, entre otros indicadore­s con impacto en el nivel de vida de la población, éxitos reconocido­s por el pueblo.

“Ahora, esa población queda en una vulnerabil­idad total, porque el municipio dispondrá nuevamente de cuatro o cinco médicos para atender a sus más de 500 mil habitantes, imposible que se lleven a cabo en los próximos meses la atención prenatal y los demás programas. En estos momentos es imposible la continuida­d de ese trabajo. Esperemos que el Gobierno brasileño pueda dar una solución”.

Epílogo

“A eso fuimos a Brasil: a sentir como propio el dolor ajeno y a procurar su alivio. Ahora, feliz de estar en Cuba, en la patria con el deber cumplido, con la familia y la disposició­n de seguir sirviendo donde los pueblos lo necesiten y los gobiernos lo aprueben sin imponer otra condición que el amor al prójimo”, concluye la joven y experiment­ada galena.

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| foto: Ángel Chimeno Pérez La doctora Lisbet Orive Pacheco.

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