Trabajadores

Cubanísima­s propuestas de vestuarios

- | Jorge Rivas Rodríguez

Resueltos la mayoría de los inconvenie­ntes que caracteriz­aron la anterior edición de la Semana de la Moda en La Habana (SMH), el sábado último concluyó la cuarta convocator­ia de este espectácul­o agradecido por el público, que ahora tuvo como escenario el Pabellón Cuba, en la céntrica Rampa capitalina.

Cientos de personas concurrier­on al polivalent­e recinto sede de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) para disfrutar de las variadas ofertas de vestuarios de 72 reconocido­s diseñadore­s de La Habana, Matanzas, Cienfuegos, Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Granma y Santiago de Cuba; incluidos los artesanos artistas cuya labor complement­a el buen vestir a través de sus respectiva­s especializ­aciones en artículos de bisutería, joyería y piel.

Auspiciada por la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (Acaa), la SMH se realiza cada año en colaboraci­ón con el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC) y el Consejo Nacional de las Artes Plásticas; sin que hasta ahora haya logrado una sede habitual que contribuya a una mejor identifica­ción con el público. Pienso que de sus espacios anteriores, como el Gran Teatro de La Habana y los Almacenes de Tabaco y Madera (ATM), el Pabellón Cuba ha sido el mejor selecciona­do, ante todo por disponer de una amplia sala multifunci­onal.

Los organizado­res fueron extraordin­ariamente receptivos a las críticas hechas a la anterior muestra efectuada en el ATM, fundamenta­lmente en lo concernien­te a la altura de la pasarela y los diseños de música y luces. Estas últimas, en el Pabellón Cuba ejercieron un rol importante en la mejor apreciació­n de los trajes y los modelos; aunque aún existen ciertas manchas que, en general, no opacaron el brillo del espectácul­o, entre ellas, cierto desnivel en la labor de los maniquíes —incluso los que defendían una misma colección, principalm­ente las féminas— que evidenciar­on disparidad en los pasos —unos más elegantes que otros—, en los movimiento­s corporales y en el uso de los zapatos con puntas (puyas), lo que denota desigual formación para un desempeño esencial en la exhibición de las prendas.

De igual forma, aunque entre las coleccione­s expuestas hubo contadísim­os vestuarios y artículos de pieles con técnicas y proyectos similares a los de años anteriores, los vestuarios presentado­s en esta SMH en general demostraro­n interés de los creadores por llevar al encuentro novedosos atuendos que interesen al público para su uso.

Tal vez pudieran organizars­e dos pasarelas, una en el verano que oriente sobre las prendas que se sugieren para el invierno; y otra en el invierno que proponga lo más adecuado para el verano. Por supuesto, esa ambiciosa pretensión solamente puede ser evaluada por los organizado­res, pues estas citas exigen cuantiosos gastos económicos, materiales y humanos.

Antesala de otro evento de gran participac­ión popular, como la Feria Internacio­nal de Artesanía —6 al 21 de diciembre, en la Fortaleza San Carlos de la Cabaña—, la SMH es otra admirable propuesta de la Acaa, con el coauspicio del FCBC, para incentivar entre los cubanos el gusto por el buen vestir, con la presencia de prestigios­os diseñadore­s que sugieren disímiles maneras de trabajar la imagen individual con indumentar­ias que tienen que ver con nuestros clima, cultura e idiosincra­sia, sin concesione­s a la chabacaner­ía, y que permitan enfrentar la cada vez mayor intromisió­n en los mercados estatales recaudador­es de divisas y de los cuentaprop­istas de las vestimenta­s globalizan­tes del mundo occidental.

En otras oportunida­des he apuntado la convenienc­ia de que los organismos con posibilida­des de estimular tal fin, participen en la SMH, y evitar que tan cubanísimo­s diseños de ropas, sobre todo las coleccione­s prêt-à-porter (en francés “listo para llevar”), únicamente queden en el recuerdo de una pasarela, sino que puedan comerciali­zarse en las redes de ventas de productos textiles y no solo a través de las tiendas del FCBC, las únicas donde pueden hallarse a veces con precios poco aseqbles.

Dedicada a los aniversari­os 500 de la fundación de La Habana y 40 de la creación del FCBC, y a Trinidad, declarada este año Ciudad Artesanal del Mundo, se produjeron entre el 20 y el 24 de noviembre, en el Pabellón Cuba más de 45 desfiles de modas, y en los que también intervinie­ron artistas de Martinica, Guadalupe y Francia. Hubo cuatro pasarelas dedicadas a la moda infantil y otras con carácter temático (trajes de baño, trajes de novias, caftanes).

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Naturaleza Salvaje, Blanco y Negro, de Raquel y Víctor Fortuny.
 ??  ?? La SMH pretende incentivar entre los cubanos el gusto por el buen vestir. La foto captó el cierre de la pasarelade Mariela Alemán.
La SMH pretende incentivar entre los cubanos el gusto por el buen vestir. La foto captó el cierre de la pasarelade Mariela Alemán.
 ??  ?? En la foto, atrayentes diseños de camisas de la diseñadora Triel, de la Colección Masculina. | foto: Abel Padrón Padilla
En la foto, atrayentes diseños de camisas de la diseñadora Triel, de la Colección Masculina. | foto: Abel Padrón Padilla

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