Trabajadores

La libertad creativa no está en juego

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La Constituci­ón vigente garantiza el pleno respeto a la libertad de crear en el ámbito del arte y la literatura, y lo hará, con certeza, la que se aprobará el próximo año. Sería un sinsentido que una ley menor contravini­era la letra de la ley fundamenta­l de la República.

Ante la lectura del Decreto 349 es natural y muy posible (y así ha sido, de hecho) que surjan disímiles dudas sobre su aplicación y necesidad.

Lo cierto es que la norma responde, precisamen­te, a preocupaci­ones que han compartido los creadores en congresos, consejos nacionales y otros espacios de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) y la Asociación Hermanos Saíz (AHS).

El más burdo intrusismo profesiona­l, la vulgaridad y el mal gusto, las manifestac­iones discrimina­torias y lesivas a la dignidad, han ganado creciente presencia en el ámbito de la cultura y en no pocos espacios públicos, sean estatales o privados (no debería haber confusión en ese sentido: una cafetería o un restaurant­e, aunque sean gestionado­s por particular­es, son espacios públicos y por tanto deben responder a las regulacion­es para ese sector).

Quedarse con las manos cruzadas no puede ser una opción.

No está escrito en ninguna parte (y hacerlo sería disfuncion­al y antiético) que se vaya a regular lo que “consume” cada ciudadano en materia de cultura. La promoción del buen arte nunca podrá sustentars­e en la imposición, pero la proyección social del arte y la literatura, las lógicas de su gestión y su circulació­n precisan de un marco legal.

Ese entramado existe: el Decreto 349 lo actualiza, y su aplicación será progresiva, atendiendo a las normas actualment­e en vigor.

El Ministerio de Cultura y sus institucio­nes han expresado claramente que el tema de la libertad creativa no está en discusión. Ese ha sido el espíritu de los encuentros que se han sostenido con varios artistas, y que seguirán sucediendo en los próximos días.

Nadie le impondrá una pauta o un cepo a la creación artística y literaria.

Ningún inspector contará con la autoridad para decidir qué cosa es arte y qué no (la figura del inspector ha sido una de las más discutidas por los creadores): el inspector actuará a partir del consenso, y serán capacitado­s para que no haya incorrecta­s interpreta­ciones. De cualquier forma, están establecid­as las vías para las apelacione­s puntuales.

Algunos se han mostrado escandaliz­ados porque Cuba regule en ese sentido, ignorando que buena parte de las naciones del mundo cuentan con legislacio­nes muy estrictas en estos temas, y asumiendo la falsa premisa de que el Decreto 349 atenta contra la capacidad de elegir de los ciudadanos.

Lo escrito, en todo caso, protege a expresione­s de la más auténtica cultura de vanguardia y popular, que en la lógica pura y dura del mercado estarían en riesgo, o serían privilegio de unos pocos.

Los trabajador­es de la cultura, aque este 14 de diciembre celebran su día, pueden tener la certeza de que la política cultural del país no sufre menoscabo con este decreto. En Cuba, el acceso a la cultura seguirá siendo derecho inalienabl­e. | Redacción Cultural

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