No hacen falta alas...
docentes diseminadas por varios municipios, en la cual destaca Manzanillo. “Los favorables resultados del pasado curso nos permitieron ser beneficiados por la dirección nacional del Inder. Esto se tradujo en un incremento de la matrícula. Un estímulo que se obtiene cuando los efectos del trabajo son positivos”, relató González Benítez.
“Todos los deportes han mejorado, pero debo resaltar la lucha, que históricamente no descollaba. Aquí destacaría a las niñas, quienes cada día se superan y nos realzan”, indicó mientras hacía una pausa para degustar un aromático café.
“No puedo olvidar al sóftbol, balonmano y atletismo, que paso a paso incrementan su rendimiento”, agregó. No obstante esas luces, la escuela tiene carencias que suple con voluntad e innovaciones.
Los atletas de kárate entrenan en un pasillo, sobre un colchón reglamentario que retiran luego de su rutina. Entre katas no cejan de sudar sueños y esfuerzos, alejados del oscuro desánimo. “El aporte de nuestros karatecas fue significativo en la fase final de la competencia nacional. Indiscutiblemente son de pelea”, celebró el director a medida que los saludaba.
Aunque la bandera del triunfo ondea en esta instalación no todo brilla como el oro. Aún existen insatisfacciones. El baloncesto es una de las disciplinas que necesita un golpe de timón para enderezar su travesía.
“Tenemos que ser más serios desde la base. Incrementar el aporte de los municipios de cuyos combinados deportivos brota talento. Es un reto que aceptamos y de seguro superaremos”, zanjó González Benítez, quien conoce y cuenta con varios argumentos que le permitirán llegar a feliz puerto. El más importante: la voluntad de su colectivo laboral.
Amor, sabiduría y trabajo engendran maravillas
La dedicación de Yonder Milán Núñez es merecedora de aplausos. Su romance con el magisterio le ha tributado varias recompensas. Las mayores, el cariño y la lealtad de sus incansables luchadoras. Hacedoras de triunfos e ilusiones.
Destaca el Máster en Ciencias del Deporte que los efectos actuales se deben a la entrega y el amor por la profesión. “Los avances son significativos. Somos los primeros a nivel escolar y juvenil, gracias a la voluntad que apostamos en cada jornada”. Agregó que en la última justa nacional escolar nueve de sus 10 gladiadoras fueron medallistas. “Eso señala lo mucho que nos hemos superado”.
El también jefe de cátedra de lucha recordó que las buenas noticias se han extendido a la categoría de mayores. “Hoy contamos con tres atletas en la preselección nacional. Además tenemos otras capaces de incluirse pronto en ese privilegiado grupo”, apuntó con sobrada alegría.
Sueños y ansias al pie del colchón
Daniela Osorio y Greili Bencosme son dos de las más afiladas armas que atesora la lucha escolar en Granma. Ambas tuvieron que sortear escollos para batallar por sus sueños deportivos. Hoy son felices y conscientes de la responsabilidad que cargan.
Cuenta Daniela, dos veces campeona nacional, que al principio de iniciarse en la disciplina su mamá se negó. “No le agradaba, decía que era un deporte de hombres. Le expliqué que me gustaba. El profe, mi papá y mi hermano mayor ayudaron a convencerla. Cuando apreció mis resultados cedió más”.
Por su parte, Greili respondió con la misma contundencia que desarma a sus rivales. “Quiero llegar al equipo nacional. Ayudar a mi familia y obtener muchos triunfos. Son mis sueños”.
Lo apreciado en la Eide Pedro Batista Fonseca ratificó que cuando la perseverancia y el talento se juntan se pueden hacer realidad los versos del trovador: no hacen falta alas para hacer un sueño.