Un tren indetenible
Con la irrupción de Los Van Van, el 4 de diciembre de 1969, sale a la escena cubana un nuevo ritmo: el songo, fusión del son con células de ritmos cubanos y de otras latitudes, básicamente del Caribe
de la talla de José Luis el Tosco Cortés o César Pupy Pedroso.
Con tal soporte inicial la gente simplemente gozaba y bailaba como quería su líder, lo que integraba a un público que hasta entonces no le simpatizaba mucho este tipo de música: los jóvenes. Por otra parte, se estrenaba una tendencia indetenible a lo largo de la historia de Los Van Van: la recreación de tipos populares, sobre todo femeninos: Yuya Martínez —que, ya lo sabemos, procedía de la Revé—, Laura Chancleta, Chiquitica, di sí, y un bolero que debe incluirse entre las más delicadas páginas de amor de la música cubana, aunque con frecuencia se olvida en antologías y canciones: Marilú.
Amén de las aludidas peculiaridades instrumentales y en general musicales —tímbricas y rítmicas, también armónicas y colorísticas— impresiona la labor vocal. En este rubro el Lele (cuyo hijo integra hace varios años la nómina vanvanera) se proyecta con gran expresividad y riqueza de matices mediante una voz rasgada y de amplio cromatismo y una interpretación cargada de modulaciones y melismas —admirables sus agudos o sus falsetes—, que confirieron un verdadero sello a la agrupación.
De modo que si la primera aparición pública de la orquesta tuvo lugar en los primeros días de diciembre de 1969, dos meses antes ya sonaba en la radio y se vendía en el mercado el primer LD; disco histórico por varias razones, antológico asimismo en más de un sentido: registra los primeros éxitos del ensemble (casi todos), exhibía con orgullo y convicción los nuevos giros que daba la música bailable, impartía una clase magistral sobre el songo y de la mejor manera: la práctica.
No es hasta 1974 que Formell y Los Van Van graban nuevamente, quizás por lo que duró la popularidad de los temas reunidos en el debut. Y así ocurrió, pero la espera valió la pena, pues ese año facturan dos discos.
Imposible reseñar en unas pocas cuartillas historia tan rica, que suma hasta hoy una treintena de álbumes y cientos de presentaciones en Cuba y el extranjero: al arribar este año a sus primeros 50 años ininterrumpidos, Los Van Van (que supo incluso superar el golpe demoledor que significó la desaparición de su líder Formell en el 2014) es fiel a sus principios: donar alegría y esa excelente música bailable que, renovada y enriquecida, sigue siendo aquella misma que hace cinco décadas puso a mover el cuerpo y el espíritu a Cuba y el mundo.