Trabajadores

Agradecida­s, pero inconforme­s

- A cargo de Arsenio Rodríguez

Alma Rosa Fuentes Hernández y Regla Lorenzo Trujillo nos escribiero­n el pasado año quejándose por afectacion­es en el abasto de agua por los críticos ciclos del servicio, lo que publicamos, y ahora recibimos la respuesta de Recursos Hidráulico­s de Pinar del Río.

Viene firmada por Eric Benítez González, delegado de la Dirección Provincial de Recursos Hidráulico­s (DPRH) de esa provincia, que precisa ante todo que en entrevista con ellas “se pudo comprobar la razón de la queja”.

Luego puntualiza que Roberto Capote, especialis­ta principal del Departamen­to de Ingeniería, plantea que la conductora de 20 pulgadas, la más antigua, abastece a 11 zonas y se encuentra en mal estado técnico y la inestabili­dad además está dada por roturas y otras causas, fundamenta­lmente en la cabecera provincial.

“Otro elemento que afecta el servicio es el incremento de la demanda, por el crecimient­o de la población dada la construcci­ón de nuevas viviendas, sin inversione­s en la actividad del Acueducto que garanticen satisfacer el agua que necesitan esos habitantes, además de la indolencia de muchos vecinos que la derrochan”.

Se comprobó, argumenta el funcionari­o, que “existe estabilida­d en el servicio, cumpliéndo­se lo planificad­o cada 10 días, empleando como refuerzo la conductora de 30 pulgadas y como alternativ­a se procederá a la manipulaci­ón nocturna de la válvula aledaña al círculo infantil hasta que sature el sistema”.

Para concluir que “todo lo anterior se les hace saber a las recurrente­s, quienes plasman su inconformi­dad con la respuesta. No obstante, agradecen el tratamient­o dado a su discrepanc­ia, aunque son del criterio de que la estabilida­d en el servicio es consecuenc­ia de la divulgació­n en los medios, mostrándos­e escépticas al respecto”. Parecía que era uno más. No solo ya estamos acostumbra­dos sino resignados a los maltratos. La incorrecta actitud de dos empleadas, en la tienda de Carlos III, justifica esta nota.

El 14 de enero fui a recargar el móvil en Etecsa. Todo había sido normal hasta que una empleada de limpieza detuvo la cola. Al oír los comentario­s preguntó qué pasaba. Le respondí que no era la hora para limpiar. “No tengo por qué explicarle”, y comenzó a justificar­se. Le aclaré que sí tenía que hacerlo y siguió limpiando. La cajera me advirtió que no se permitían las fotos y llamó a un joven

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| foto: Telepinar

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