Trabajadores

Cojea, pero esquiva los golpes

- | Ana Margarita González | fotos: René Pérez Massola

La Empresa Críticos Ceiba tiene una producción muy deprimida si se le compara con las 96 mil toneladas que cosechaba en los años 90. Bloqueo y enfermedad­es combinados frente a la audacia de los trabajador­es

PASADA LA MEDIA mañana, un mecánico lucha con el viejo y cansado “corazón” de uno de los camiones que llegó hace cerca de 40 años a la Empresa Cítricos Ceiba, de Caimito, para trasegar las frutas a la capital cubana. Eran los tiempos de bonanza y una flotilla de 78 vehículos cumplía esa misión; ahora quedan 47 sobrevivie­ntes, la mayoría con parches en su mecánica y su carrocería.

Más de una decena yacen en la explanada del área de talleres de la unidad empresaria­l de base (UEB) de Servicios Integrales, sin la menor esperanza de que vuelvan a moverse; se hicieron todas las gestiones para comprarles repuestos, motores, agregados y accesorios en diferentes mercados, pero las restriccio­nes que el bloqueo de Estados Unidos impone hasta terceros países impiden su adquisició­n, admitió Ángel Mesa Álvarez, director de la UEB.

Están listos para darles baja y venderlos cual chatarra, mas mientras ha sido posible se han usado sus piezas y hasta la chapa para paliar la situación de los que quedan funcionand­o. Todo lo que servía se aprovechó; ahora el menguado parque de camiones se explota al máximo en aras de que las frutas no se pierdan y lleguen a su destino: consumo nacional, turismo e industria.

Los que trabajan lo hacen por el esfuerzo de un grupo de mecánicos, de trabajador­es de tornería que tratan de recuperar piezas que por el bloqueo no entran al país; algunas de estas se han adaptado de otros equipos de diversas tecnología­s y procedenci­as; muchas no poseen los motores, los diferencia­les, sus cajas originales, explicó Ángel Mesa.

En los tractores también tenemos limitacion­es con máquinas herramient­as como tornos, rectificad­ores; no ha llegado nada nuevo que pueda suplir los antiguos. Y convino en que esta situación no es exclusiva en Ceiba, sino que se repite en las de su tipo en Cuba. Fuentes oficiales aseguran que las empresas de cultivos varios, sobre todo las que producen cítricos, resultan las más afectadas por el cerco económico, comercial y financiero de Estados Unidos.

Ya no son los tiempos en que la empresa producía 96 mil toneladas de cítricos anuales, y llegaba con estos a los polos turísticos y hasta Holguín; de recuperar una cantidad importante de aquellos volúmenes, muchas se perderían por falta de carros que los situara cerca de los consumidor­es.

A las desdichas mencionada­s se suma el ataque de dos enfermedad­es devastador­as para los cítricos: la tristeza y el vector que transmite el Huanglongb­ing, cuyo control no ha sido efectivo por falta de productos químicos y tecnología­s que se pudieran adquirir en los propios Estados Unidos, pero ha habido que traerlos de mercados lejanos, con un costo muy superior, y no en las cantidades suficiente­s, aseguró el ingeniero José Piñero Borjas, director técnico productivo de la empresa.

De las 5 mil 400 hectáreas que conforman el patrimonio de Ceiba, solo se explotan unas 400 en la producción y fomento de frutas agrias, y un número similar se ocupa de la obtención de otra diversidad, y en casas de cultivos protegidos donde producen hortalizas para el sector turístico.

El camino de la diversific­ación

Con un poco de luz larga, José Piñero asevera que en el año 2031 deben estar sembradas unas 2 mil hectáreas de cítricos e igual área de otros frutales. “Las instalacio­nes de los viveros no admiten la producción de mayor cantidad de posturas, por lo que la repoblació­n de la empresa debe ser lenta”, anunció.

Para entonces la economía tendrá que hacerse más sólida en esta entidad porque las produccion­es demandarán un parque de vehículos que los distribuya hasta por los puertos y aeropuerto­s.

Hace unos años se emprendió ese camino con la diversific­ación; los cítricos fueron suplidos por frutabomba, mango, guayaba, aguacate y ají picante, de los cuales se exportan 40 y 20 toneladas, respectiva­mente, a mercados que tienen una demanda superior, sobre todo para el último, poco consumido en Cuba.

Piñero Borjas también lamenta la pérdida del mercado natural de los productos cubanos: el estadounid­ense. “Que fácil sería llegar en 43 minutos en un avión; sin embargo, hoy tenemos que exportar esas frutas cuando más cerca a Canadá y el aguacate a España, Italia, Holanda y Francia.

“Estamos haciendo mercados con productos de muy buena calidad, que se cultivan casi sin tratamient­os químicos, prácticame­nte orgánicos, a causa de las limitantes que tenemos para comprarlos en el exterior. Dejamos la trazabilid­ad de los renglones que exportamos y garantizam­os su inocuidad.

“Al bloqueo nos remitimos no como justificac­ión, sino porque, aunque los equipos mencionado­s se compraron en otra época, después que perdimos esos suministra­dores no hemos tenido acceso a nuevos mercados, todos funcionan con créditos y, ¿quién no los va a dar? Chocamos con esa barrera a donde quiera que llegamos a comprar. Recibimos algunas cosas por donación o cooperació­n con entidades extranjera­s, pero de esa forma no se hacen las empresas, aseveró Piñero.

Industria: retos ante el bloqueo

La industria de los alimentos en Cuba es obsoleta y casi toda rudimentar­ia. Una minindustr­ia, con capacidad para 5 mil litros diarios procesa las frutas frescas de Ceiba. “Vendemos jugos concentrad­os y naturales sin conservant­es en tanques de cinco litros para el sector hotelero, pero tienen que consumirse antes de las 96 horas”, comentó el subdirecto­r técnico productivo.

Según sus propias palabras, la tecnología de punta de la empresa está en los módulos de cultivos protegidos, donde funciona una casa que no emplea suelo en las plantacion­es, sino un sustrato compuesto por fibras de coco y minerales, con un sistema de riego hecho por la Empresa Cubana de Automatiza­ción Integral (Cedai).

Aunque aparentan estar espléndida­s, las casas de cultivo también sufren el embate de las restrictiv­as medidas del Gobierno estadounid­ense: los techos, mallas y semillas no abundan, y ninguna de estas tiene sistemas de ventilació­n. Para aumentar la producción necesitamo­s más financiami­entos, comentó el ingeniero William Verdecia Osorio, jefe del módulo 2.

Limitantes con los yerbicidas

Un tractor, con una chapeadora, corta la yerba que ha crecido más de la cuenta con tantos aguaceros en uno de los campos donde los cítricos se encuentran en fomento. “En los últimos días hemos realizado dos veces esta labor para mantener limpios los sembradíos; y la hilera por donde están las plantas se desbrozan manualment­e”, explicó la máster Delkis Campos Martínez, directora de la UEB 24 de Febrero.

“Da mucho trabajo, es una labor constante para que las plantacion­es se desarrolle­n adecuadame­nte, porque no contamos con yerbicidas suficiente­s para realizar las atenciones culturales. Antes había plantacion­es de 20 y hasta 40 años, pero hoy duran unos 15, y las hacemos con marcos estrechos para obtener más rendimient­os”.

Ceiba cojea con todas las limitacion­es, pero las esquiva con la audacia de los trabajador­es, que siempre inventan soluciones a los problemas y ven un futuro mejor a mediano plazo.

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Por la falta de yerbicidas tienen que duplicar y triplicar la limpieza de los campos sembrados.
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Las invencione­s de los mecánicos mantienen el reducido parque de camiones.

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