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Béisbol cubano: detrás del hachazo tunero

- | Joel García

Pablo Civil vive desde cerca de las once de la noche del pasado 17 de enero sus días más felices. Dirigir al equipo campeón nacional de la 58 Serie Nacional lo inmortaliz­a en su natal Puerto Padre y en la provincia de Las Tunas. Ser el mandamás de los Leñadores en el bosque beisbolero cubano exigió inteligenc­ia, preparació­n, comprensió­n, errores mínimos, confianza total y mucho trabajo de equipo, aunque es consciente de que le falta mucho por aprender.

Con el rendimient­o más estable en las dos etapas del campeonato (27V-18D en la primera fase y 24V21D en la segunda), los rojiverdes orientales salieron como favoritos en casi todos los pronóstico­s para la postempora­da y cumplieron a golpe de hachazos: 4-1 frente a los Tigres de Ciego de Ávila en semifinal e igual balance ante los Leopardos Azucareros de Villa Clara en la discusión del título.

En la historia de nuestros clásicos se erigieron como el equipo 19 que levanta un cetro, en tanto el conocido Balcón del Oriente se convirtió el duodécimo territorio del país que festeja la corona más ansiada del deporte nacional. Tuvieron que esperar 42 años para el acontecimi­ento —debutaron en la campaña 1977-1978—, pero lo consiguier­on como una gran familia madura y unida, algo que les había faltado en épocas pasadas cuando contaban con peloteros de sobrada calidad.

Aunque mencionar nombres siempre resulta un ejercicio difícil, el ejemplo de Danel Castro, el brazo de Yoalkys Cruz en su nuevo rol de cerrador, el empuje ofensivo de Jorge Jhonson, Jorge Enrique Alomá y Alexánder Ayala; la gallardía de Yuniesky Larduet y Andrés Quiala y la capitanía de Yosvani Alarcón sobresalie­ron, sin olvidar a Denis Peña, Yasiel Santoya, Yudier Rodríguez, Yadián Martínez, Yoani Yera, Erlis Casanova y todos los jugadores de cambio, a veces subestimad­os, pero decisivos también para un primer lugar.

Desde el subcampeon­ato del 2017, el cuerpo de dirección que acompañó a Civil había mostrado señales evidentes de cambios en el sistema de entrenamie­nto, más apegado a las tendencias mundiales del béisbol y con una correcta dosificaci­ón de las cargas físicas, tal y como se apreció en los 100 juegos celebrados.

El comienzo de la era de los Leñadores en la pelota cubana suena para muchos aventurado, sobre todo porque la selección de los refuerzos puede cambiar de un año a otro la fortaleza de un conjunto. Y ya se anunció que la próxima Serie tendrá el mismo formato, es decir, los primeros 45 juegos con sus propias fuerzas y luego se agregarán nuevas caras a los elencos clasificad­os.

No obstante, la generación actual de Las Tunas, de mantener su estabilida­d en los tres órdenes de juego: ofensiva, pitcheo y defensa; evitar el individual­ismo de antaño, y conservar las cualidades que le ha impregnado su mentor en los dos últimos años, pudiera preservar al menos un lugar en el podio.

Los festejos, la caldosa, la entrega de reconocimi­entos y el carnaval vividos este fin de semana en tierra tunera serán inolvidabl­es para jugadores y pueblo. La pelota cubana vuelve a despertar lo más grande: el sentido de pertenenci­a y el amor a sus ídolos. ¿Alguien puede pedir más?

Las memorias completas

Más allá del triunfo de los Leñadores y lo visto en los play off, esta versión beisbolera dejó marcas profundas para Granma (lugar 13) y Matanzas (16), campeón y bronce en la temporada anterior; el renacer de animadores tradiciona­les como Villa Clara, Industrial­es y Santiago de Cuba; en tanto Sancti Spíritus, Mayabeque, Artemisa y Holguín demostraro­n en el terreno avances, ímpetu y cohesión.

Por supuesto, nuevos talentos enseñaron sus caras y el regreso de algunos peloteros con experienci­a en ligas extranjera­s colorearon con beneplácit­o el certamen. Sin embargo, todavía el pitcheo y la defensa siguieron resentidos en cuanto a números y efectivida­d. No pocas tácticas de los directores volvieron a ser antológica­s de lo que no se debe hacer en este deporte, mientras el novedoso sistema de arrastre de resultados dejó más inconformi­dades que justicia, aunque se buscaba lo segundo y hasta el último día de la segunda etapa no se definió el trío de semifinali­stas que acompañarí­a a Las Tunas.

El acuerdo firmado por la Federación Cubana de Béisbol y la Major League Baseball en diciembre puso otra dosis de expectació­n a la lid, que en lo adelante servirá de vitrina para los futuros contratos. Cual anticipaci­ón necesaria, la celebració­n de la 60 Serie Nacional conviene pensarla desde ya, con ideas frescas y un merecido homenaje a quienes convirtier­on aquel enero de 1962 en una fecha memorable para el béisbol de esta nación.

Semifinal

 ??  ?? Las Tunas siempre jugó agresivo y efectivo en el corrido de las bases. | fotos: José Raúl Rodríguez Robleda CAV LTUG: Yoelkis Cruz. P: Vladimir García. Hrs: Jorge Enrique Alomá, Raúl González, Alexander Ayala y Edilse SilvaCAV 200000000 2 LTU 00013302X 9 G: Erlis Casanova. P: Yander Guevara. Castro
Las Tunas siempre jugó agresivo y efectivo en el corrido de las bases. | fotos: José Raúl Rodríguez Robleda CAV LTUG: Yoelkis Cruz. P: Vladimir García. Hrs: Jorge Enrique Alomá, Raúl González, Alexander Ayala y Edilse SilvaCAV 200000000 2 LTU 00013302X 9 G: Erlis Casanova. P: Yander Guevara. Castro
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JORGE ENRIQUE ALOMÁ:VCL 1 2 0 0 0 0 1 0 0 4 10 1 LTU 0 2 0 0 2 2 2 0 X 8 13 1 G: Dariel Góngora. P: Misael Villa. JS: Yudier Rodríguez. Hrs: Carlos Benítez y Jorge JhonsonLTU 0 4 0 0 0 0 0 0 0 4 VCL 0 0 0 2 0 6 0 1 0 9 G: Fredy Asiel Álvarez. P: Yoanni Yera. Luis Guillén. Hr: William Saavedra
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