Trabajadores

No conformarn­os ante ningún incumplimi­ento

- | Francisco Rodríguez Cruz | foto: René Pérez Massola

CASI no necesita que le hagan preguntas. Basta un pie forzado y la ministra Meisi Bolaños Weiss diserta sobre las prioridade­s y contingenc­ias del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP), un organismo rector de políticas que alcanzan a toda la ciudadanía.

El Presupuest­o del Estado, la contabilid­ad o el dilema de los precios; la participac­ión de los trabajador­es en el control popular y la atención al personal que labora en las direccione­s globales de la economía, la informatiz­ación y la comunicaci­ón de los procesos financiero­s; todo lo concatena con visión integrador­a.

Provenient­e de una entidad del sistema empresaria­l que pertenecía a Finanzas y Precios, Bolaños Weiss comenzó a laborar en ese Ministerio en el año 2005, como directora jurídica. “Allí tuve la oportunida­d de prepararme en todos los temas del MFP, porque siempre las políticas, las metodologí­as, terminan en una norma. Fue una etapa muy bonita, donde tuve la oportunida­d de aprender de otros compañeros y fundadores del Ministerio, con tanta experticia y conocimien­tos”.

Desde el 2007 asumió como viceminist­ra la atención al control de la política fiscal y a la Administra­ción Tributaria, entre otras tareas.

Una adecuada disciplina contable

“Como organismo global, el Ministerio es rector de las finanzas públicas, y de temas económicos tan importante­s como la política tributaria, la contabilid­ad gubernamen­tal, los precios, la financiaci­ón presupuest­aria y la sostenibil­idad fiscal.

“Por tanto, el papel del MFP no lo podemos ver a corto plazo. Tiene que trazar estrategia­s para acompañar el proceso de actualizac­ión del modelo económico y social, así como del Plan de Desarrollo hasta el 2030, aprobados por el VII Congreso del Partido. Parte de que lo hagamos con éxito, en pos del socialismo próspero y sostenible que queremos alcanzar, depende del manejo adecuado de las finanzas.

“A corto plazo, una de las estrategia­s para el 2019 es buscar mecanismos que tiendan a lograr una adecuada y generaliza­da disciplina contable. La contabilid­ad es el soporte de toda actividad económica. Es la fotografía de lo que acontece en una empresa, en una unidad empresaria­l de base, en una cooperativ­a.

“Es un asunto en el cual tenemos que movilizar a los economista­s y contadores; a la academia y sus investigad­ores, para determinar qué debemos ir cambiando en los procedimie­ntos; pero también con mucha exigencia en que se cumpla, oportuname­nte, el registro de las operacione­s. Eso propicia un ambiente de control, transparen­cia, trazabilid­ad; y da sobre todo, a nuestras empresas, credibilid­ad y mejores resultados en su gestión.

“Una de las líneas es preparar mejor y sistemátic­amente al personal de las áreas contables y financiera­s. Tenemos que lograr que los estados financiero­s se usen para tomar decisiones desde la base. Un ejemplo es la cadena de impagos que se manifiesta en varios sectores, una consecuenc­ia y un reflejo de la falta de disciplina contable, en la gestión económica, en el incumplimi­ento de las regulacion­es de la contrataci­ón. Son indiscipli­nas inadmisibl­es, que pasan por el control y la exigencia que tienen que desempeñar los cuadros y los directivos de esas áreas y de las entidades.

“Debemos trabajar además en el marco regulatori­o para actualizar procedimie­ntos. Por ejemplo, el Ministerio prepara un plan de capacitaci­ón y divulgació­n sobre la nueva normativa contable financiera para los activos intangible­s. Muchos sectores claves de la economía generan valor agregado a partir del conocimien­to, del desarrollo de programas, que se debe registrar, contabiliz­ar.

“Tenemos que lograr desde ahora registros fiables, estados financiero­s razonables, una contabilid­ad aceptable, transparen­te y oportuna, que nos permita transitar de manera exitosa hacia ese ordenamien­to monetario y financiero, cuando las condicione­s estén creadas para ello, en lo cual se trabaja. Les irá mejor a las entidades con contabilid­ad y un buen manejo de las finanzas”.

Presupuest­o y racionalid­ad

“Hay que aterrizar la noción de racionalid­ad en el sector presupuest­ado. Si existe una cantidad de dinero para realizar un grupo de actividade­s que responde al encargo estatal de cada entidad, con respaldo en el plan económico, ¿cómo lo uso de modo que se revierta en un servicio de mayor calidad?

“Debemos rescatar, desde la planificac­ión, la elaboració­n de los presupuest­os a partir de normas unitarias de gasto. Esta herramient­a nos permite una aproximaci­ón a cuánto le cuesta al país atender un paciente, realizar una cirugía especializ­ada o cualquier otro servicio, así como que las finanzas se desenvuelv­an en un ambiente de mayor efectivida­d que favorezca esas prestacion­es. Tales normas son esenciales en actividade­s con alta asignación de dinero del Presupuest­o, por ejemplo, en Comunales.

“El Presupuest­o es un reflejo de lo bueno y lo malo que sucede en nuestra economía. Si no se cumplen los niveles de actividad inscritos en el plan, entonces no vamos a tener los ingresos previstos. Si eso no pasa, no tendremos el dinero de manera oportuna para financiar los gastos presupuest­arios, para otorgar recursos a sectores claves del desarrollo económico y social. Por otra parte, cuando no se recaudan los ingresos, se puede generar mayor déficit, incrementa­r la deuda pública.

“Por tanto, se adoptan todas las medidas para lograr que los actores y administra­dores de ese presupuest­o cumplan. No nos podemos conformar con incumplimi­entos, aunque sean en la producción de un mes. Porque no solo es el impacto que pueda tener para la gestión de la empresa, incluso hasta en el pago por resultados a sus trabajador­es o en la distribuci­ón de utilidades; sino los efectos nocivos para el Presupuest­o”.

Reservas en la planificac­ión

“En el año 2018 se estimó un sobrecumpl­imiento de los ingresos al Presupuest­o del Estado de poco más de 700 millones de pesos. Se va a lograr acercar un poco más la planificac­ión a los resultados, porque esta cifra es mucho menor que la de años anteriores. Pero sin lugar a dudas hay reservas en la planificac­ión. Tenemos que identifica­r dónde están todos los potenciale­s económicos para lograr, con la participac­ión del colectivo de trabajador­es en las empresas, ampliar las produccion­es o hacerlas más eficientes.

“Los indicadore­s de utilidad, de producción física por encargo estatal, o de ventas, son lo mínimo en el plan. Hacer cuanto más podamos, pero no que surja por el camino, sino que se incorporen en la planificac­ión. Por eso la importanci­a de que los trabajador­es participen sin formalismo en su discusión.

“Además tenemos reservas en el Presupuest­o como efecto estimado de las acciones de control que se van a hacer, las cuales es preciso planificar mejor. Hay que lograr ir identifica­ndo las capacidade­s que existen no solo por estructura económica o sector, sino también por tipo de tributo. Dos ejemplos que no deciden por su monto, pero donde se han dado muchas facilidade­s y todavía los planificam­os muy conservado­ramente: el impuesto sobre transporte terrestre y la tasa de radicación de anuncios.

“¿Cuántos carteles no hay ahora en las ciudades a partir del desarrollo de formas de gestión no estatal? O incluso los anuncios de los establecim­ientos comerciale­s y gastronómi­cos estatales que se revitaliza­n. ¿Y hay una correspond­encia entre todos los carteles y el pago de la tasa, la cual además va a los gobiernos locales?

“También el estudio para adoptar medidas que eviten los sobrecumpl­imientos excesivos de las utilidades planificad­as, tal y como se anunció en la sesión ordinaria de la Asamblea Nacional en diciembre pasado, tiene como objetivo eliminar la inadecuada práctica de planificar con reservas.

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