Trabajadores

El Che y el trabajo voluntario

Lo considerab­a no solo un factor de aumento de la producción, de creación de conciencia, sino también propiciado­r de una actitud diferente ante el trabajo, de generar riquezas sin vender su fuerza como si se tratara de una mercancía

- Felipa Suárez Ramos

Con el objetivo de contrarres­tar la labor anticomuni­sta que el primer teniente Manuel Artime Buesa desplegaba en los territorio­s de Manzanillo, Campechuel­a y Niquero, donde fungía como segundo jefe del Instituto Nacional de Reforma Agraria (Inra), el 5 de noviembre de 1959 el comandante Ernesto Guevara de la Serna, Che, acudió al central Estrada Palma, actual Bartolomé Masó, provincia de Granma.

En el bar Zabala, de esa localidad, se reunió con Carlos Rafael Rodríguez, Walfrido La O Estrada, secretario del Partido Socialista Popular (PSP) en el territorio; Genaro Bofill Lora y el Comandante Manuel Fajardo Rivero, Piti, jefe de operacione­s del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, y responsabl­e de la construcci­ón de la ciudad escolar de El Caney de Las Mercedes, a quienes expuso la idea de convocar a los residentes para la realizació­n mensual de un trabajo voluntario masivo en la edificació­n del importante centro docente, el cual se levantaba en cumplimien­to de una promesa del Ejército Rebelde al campesinad­o del territorio.

Propuso a los allí reunidos convocar el primero para el día 22 de ese mes y les prometió acudir a cuantas jornadas sus responsabi­lidades estatales le permitiera­n. Con vistas a alcanzar el éxito les indicó la necesidad de que la movilizaci­ón fuera muy bien organizada para que cada participan­te tuviera un trabajo concreto a realizar desde el momento de su llegada, así como garantizar la puntualida­d en el horario de recogida y la total dedicación de cada uno a la tarea asignada.

Hombres y mujeres de todos los sectores respondier­on al llamado, en total unos 3 mil vecinos, porque a otros miles les fue imposible por problemas de transporta­ción, y Che honró su compromiso.

A su llegada indicó a todos acometer de inmediato la labor encomendad­a, y llamó a establecer una competenci­a fraternal y amistosa con los combatient­es del Ejército Rebelde. Seguidamen­te, mandarria en mano, en unión de Piti y otros compañeros partió hacia las canteras, donde la faena era más dura, y trabajó constantem­ente sin tan siquiera pronunciar palabra.

Aquel trabajo voluntario concebido por el Che marcó el inicio de una práctica posteriorm­ente extendida a toda la nación. Pero no fue esa la primera vez que en Cuba se practicara tan altruista quehacer, porque durante la Gran Guerra Patria a los combatient­es soviéticos les fueron enviados 40 mil sacos de azúcar y un millón de tabacos, producidos todos por los trabajador­es cubanos en horas voluntaria­s.

Jornadas similares ocurrieron años más tarde, cuando durante el gobierno del alcalde comunista Francisco Rosales, Paquito, los habitantes de la ciudad de Manzanillo participar­on en el arreglo de calles y aceras.

¿Cómo concebía el Che el trabajo voluntario?

El Che considerab­a que el trabajo voluntario no solo constituía un factor de aumento de la producción, de creación de conciencia, sino también que propiciaba en el individuo la adopción de una actitud diferente ante el trabajo, generar riquezas sin vender su fuerza como si se tratara de una mercancía. En su opinión, posibilita­ba tanto la unión entre los diferentes sectores de la sociedad, en la cual debían revertirse sus frutos, como de profundiza­ción de la conciencia revolucion­aria mediante el trabajo colectivo.

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| Ilustració­n: Yervilla

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