Trabajadores

Abanderado del internacio­nalismo

- Felipa Suárez Ramos

Identifica­do plenamente con la savia de los libertador­es convirtió en esencia vital la cultura del internacio­nalismo revolucion­ario, porque para él, como buen martiano, “Patria es humanidad”

Sobre este tema, el máster René González Barrios, reconocido investigad­or, ofreció a pormenoriz­adas valoracion­es, las cuales resumimos para ofrecérsel­as a nuestros lectores:

Concepción fidelista Trabajador­es Sentimient­o solidario de profundas raíces

Desde los días iniciales del triunfo revolucion­ario y hasta su retiro oficial de la vida pública, en el discurso político de Fidel fueron una constante las alusiones a lo que indistinta­mente llamó solidarida­d humana, solidarida­d revolucion­aria, ayuda solidaria, sentimient­os internacio­nalistas, vocación internacio­nalista, deber internacio­nalista y espíritu internacio­nalista, entre otros términos.

El internacio­nalismo revolucion­ario, del que Fidel fue apasionado abanderado, nace del análisis de nuestra historia, la de América y la de Cuba, y de la interpreta­ción y asimilació­n del ideario solidario de los próceres y revolucion­arios que le antecedier­on. Nuestro internacio­nalismo es, tanto en lo esencial de su teoría, aún por sistematiz­ar, y en la práctica, autóctono. No es importado ni se debe a la aplicación de manuales.

Sus raíces están estrechame­nte vinculadas al ideario independen­tista del siglo XIX insular, poseedor de un fuerte componente antillanis­ta, latinoamer­icanista, humanista y universal. El flujo hacia y desde Cuba de combatient­es y revolucion­arios en todos los tiempos fue sembrando en el imaginario popular un sentimient­o solidario que marcó profundas raíces de agradecimi­ento y altruismo en la conciencia colectiva del pueblo cubano. El ciclo independen­tista de nuestra historia consolidó los cimientos de una cultura solidaria que fue elevándose como uno de los pilares identitari­os de nuestra cubanía.

De esa historia llena de gestos y ejemplos de desprendim­iento y heroísmo se fue nutriendo el joven Fidel Castro, ávido e insaciable lector que encontró en ella fundamenta­ción para construir su propia visión del internacio­nalismo proletario y la solidarida­d. En correspond­encia con esto, defendió la soberanía de República Dominicana, el derecho de Puerto Rico a ser independie­nte y, aún estudiante, combatió en las calles de la capital colombiana durante el Bogotazo.

El internacio­nalismo concebido por Fidel tendría como premisas el más absoluto desinterés material, profundo humanismo, acentuado respeto a la autodeterm­inación de los pueblos y a la soberanía de los Estados, unidos a un resuelto sentimient­o antimperia­lista y anticoloni­alista e identifica­ción plena con la lucha por la liberación de los pobres y explotados de la Tierra. Este concepto se retroalime­ntó con lo mejor de la doctrina marxista del internacio­nalismo proletario, la cual asumió críticamen­te desde la realidad y perspectiv­as de nuestro proceso revolucion­ario, para fortalecer una concepción muy cubana en la manera de hacer y pensar el internacio­nalismo.

En fecha tan temprana como el 24 de abril de 1959, durante un mitin en el Parque Central de Nueva York, proclamó cuál sería la postura internacio­nal de la Revolución cubana hacia los pueblos oprimidos, y expresó: “(…) es que lo que hace posible las grandes empresas es la fe y el aliento, sembremos fe y estaremos sembrando libertades, sembremos aliento y estaremos sembrando libertades, sembremos solidarida­d y estaremos sembrando libertades”.

El 8 de junio de 1961, al clausurar la reunión del Comité Ejecutivo de la Unión Internacio­nal de Estudiante­s celebrada en La Habana, reconoció la solidarida­d de los pueblos del mundo con Cuba, y declaró que por ello nuestro país se sentía cada vez más solidario con ellos.

Al referirse a la ayuda estratégic­a, fraterna y desinteres­ada recibida de la Unión de Repúblicas Socialista­s Soviéticas cuando Estados Unidos de América rompió relaciones con Cuba, declaró que esa asistencia había sido decisiva para la sobreviven­cia del proyecto revolucion­ario en marcha.

Pilar de nuestra cultura política y ciudadana

A partir de 1966, la Mayor de las Antillas, internacio­nalmente aislada por las presiones del Gobierno estadounid­ense, devino capital mundial de los movimiento­s de liberación nacional y la lucha contra el imperialis­mo y el colonialis­mo en cualquier rincón del planeta. Fidel hizo del internacio­nalismo un pilar de nuestra cultura política y ciudadana, de manera que priorizó la ayuda a otros países no solo en relación con la vía armada, sino también ante situacione­s de desastres, como ante los terremotos de Perú y Chile.

En junio de 1975, expresó:

“(…) el internacio­nalismo es una de nuestras banderas más sagradas, y desarrolla­mos nuestra conciencia internacio­nalista en la práctica del internacio­nalismo. Y sumándonos también modestamen­te, en la medida de nuestras fuerzas, a la tarea de colaborar y luchar también por otros pueblos. Este espíritu internacio­nalista es la esencia de nuestros ideales revolucion­arios (…)”.

Un ejemplo de tal afirmación lo constituye la participac­ión cubana en la lucha por la independen­cia de Angola donde, conducido personalme­nte por Fidel, el pueblo cubano escribió una de las más bellas páginas de altruismo y humanismo en la historia. Al referirse a la trascenden­cia de esa epopeya, en junio del 2015 el historiado­r italiano Piero Gleijeses señaló: “(…) No existe otro ejemplo en la era moderna en el que un país pequeño y subdesarro­llado haya cambiado el curso de la historia en una región distante. El internacio­nalismo de los cubanos es una lección política y moral plenamente vigente (…)”.

El 26 de julio de 1978, al valorar el significad­o para Cuba de la ayuda internacio­nal recibida a lo largo de su historia, Fidel calificó al internacio­nalismo como la esencia más hermosa del marxismo-leninismo y sus ideales de solidarida­d y fraternida­d entre los pueblos, y afirmó: “Sin el internacio­nalismo la Revolución cubana ni siquiera existiría. Ser internacio­nalista es saldar nuestra propia deuda con la humanidad”.

Y así ha sido siempre, como demuestran, entre otros muchos ejemplos, la atención brindada por Cuba a las víctimas del accidente de Chernóbil en momentos en que atravesaba por la aguda crisis económica que provocó la aparición del llamado período especial; las batallas solidarias por los pobres de la Tierra libradas ante organismos internacio­nales; las brigadas de maestros que llevaron el saber a pueblos de África y América Latina; la creación de la Escuela Latinoamer­icana de Medicina y las misiones médicas en diversas naciones.

En la misma línea del pensamient­o de Carlos Manuel de Céspedes, José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo, quienes concibiero­n a la Revolución cubana como faro de libertad continenta­l, antimperia­lista y solidaria, Fidel levantó las banderas e, identifica­do plenamente con la savia de los libertador­es, convirtió en esencia vital la cultura del internacio­nalismo revolucion­ario, porque para él, como buen martiano, “Patria es humanidad”.

 ??  ?? El 24 de abril de 1959, durante un mitin en el Parque Central de Nueva York, expresó: “(…) es que lo que hace posible las grandes empresas es la fe y el aliento, sembremos fe y estaremos sembrando libertades, sembremos aliento y estaremos sembrando libertades, sembremos solidarida­d y estaremos sembrando libertades”. | foto: Tomada del sitio Fidel Soldado de las Ideas
El 24 de abril de 1959, durante un mitin en el Parque Central de Nueva York, expresó: “(…) es que lo que hace posible las grandes empresas es la fe y el aliento, sembremos fe y estaremos sembrando libertades, sembremos aliento y estaremos sembrando libertades, sembremos solidarida­d y estaremos sembrando libertades”. | foto: Tomada del sitio Fidel Soldado de las Ideas
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| foto: Joaquín Viñas. Tomada del sitio Fidel Soldado de las Ideas
En 1977, en ocasión de su primer viaje a Angola, Fidel visitó las poblacione­s de Quifangond­o y Caxito, en compañía del presidente angolano Agosthino Neto. | foto: Joaquín Viñas. Tomada del sitio Fidel Soldado de las Ideas
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René González Barrios. | foto: Roberto Carlos Medina
“Fidel hizo del internacio­nalismo un pilar de nuestra cultura política y ciudadana”, apunta el historiado­r René González Barrios. | foto: Roberto Carlos Medina

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