Escondites en los números
Cuando la temporada llega casi a su última vuelta (desde el viernes quedarán 15 partidos para los seis conjuntos), no son pocos los números llamativos, disfrazados en estadísticas tradicionales o en la sabermetría, que ayudan a predecir con mayor precisión el desempeño de peloteros y equipos.
Cienfuegos es un ejemplo singular. Su sexto lugar en la tabla no los descarta aún pues son quienes más batean (306 de average), los de mayor OBP (396) y más carreras impulsan (406), producen (783) y crean (401,2). Como si fuera poco, sus jugadores son segundos en anotadas (430) y entre los que menos se ponchan (319).
¿Dónde estará la clave de los sureños entonces para aspirar a los play off? Su pitcheo, el cual liderea negativamente las carreras permitidas (373) y limpias (332), exhibe el de peor control (3,95 boletos por juegos) y el castigo más feroz con el madero (298).
Por su parte, Santiago de Cuba muestra dígitos no siempre comprensibles para su primer puesto en la tabla. Los indómitos son los más desastrosos a la defensa (79 errores y 970 de average) con sus receptores cometiendo más passball que nadie (10). No obstante, sus bateadores han impuesto un ritmo intenso con destaque en el total de bases recorridas (1046) y la cantidad de extrabases (190).
El repunte de Matanzas tiene también su explicación en los reportes estadísticos. Mayor y mejor frecuencia de jonrones (64 y 36,9 por cada vez al bate), así como en bases robadas (30 estafas en 37 intentos); mientras sus lanzadores se lucen en promedio de carreras limpias (3.96) y el WHIP (1.46), muy por debajo de lo que se registra en la campaña (4.34 y 1.51, respectivamente).
Además de lo anterior, su defensa es ¡maravillosa! Solo 43 pifias en 70 juegos (984 de average), aunque sus receptores andan bien inefectivos con la abultada mancha de 33 corredores sin atrapar en las almohadillas.
Finalmente, el repunte de Industriales tiene basamento en el mejor tacto del campeonato (se ponchan cada 9,2 comparecencias y reciben un boleto cada 8,4), al tiempo que sus serpentineros ostentan la frecuencia más envidiable de estrucados cada nueve innings (5,51). No olvido a tuneros y camagüeyanos, pero el espacio acaba. Volveremos sobre ellos.