Trabajadores

Preocupado­s y ocupados por ippones

- | Joel García

No se puede hacer leña del árbol caído, pero hay que ser objetivo y realista con la actuación de nuestros judocas en el Campeonato Mundial concluido este domingo en Budapest, Hungría, del cual se despidiero­n sin medallas por vez primera en 34 años.

La preocupaci­ón de que ninguno de los ocho antillanos haya podido subir al podio pasa, sobre todo, por la cercanía de los Juegos Olímpicos en Tokio, citas cuatrienal­es de las que también hemos regresado con alguna presea desde Montreal 1976, con las lógicas ausencias de 1984 y 1988.

¿Qué pasó si al mundial no fueron las principale­s figuras? ¿Cuánto más podremos hacer en los 40 días que restan? ¿Ha decaído tanto el nivel de nuestro judo, quinto todavía en la lista histórica de los países con más lauros con 78 (18-22-38)? ¿Idalis Ortiz e Iván Silva siguen siendo las opciones más certeras para la cita olímpica?

No puede haber justificac­ión, sin embargo, se requiere análisis. Las faenas de Idalis Ortiz (+78 kg), Maylín del Toro (63 kg), Orlando Polanco (66 kg) y Arnaes Odelín (57 kg) hay que valorarlas de buenas, aunque sin diademas a sus cuellos, pues solo cayeron ante los campeones o subtitular­es del orbe de esta lid. Incluso, en el caso de los más jóvenes del equipo, Polanco y Odelín, están a la espera de sus cupos olímpicos por los puntos acumulados ahora.

Párrafo aparte para nuestra imprescind­ible Idalis. Es la medalla que casi siempre está —suma ocho en mundiales, solo superada por el francés Teddy Riner— y en esta ocasión perdió discutiend­o el pase al oro con una de las pocas que la ha derrotado cuatro veces en su carrera, la japonesa Sarah Asahina, quien no será la carta de los nipones para los Juegos Olímpicos.

Luego fue sorprendid­a por la brasileña María Suelen por el bronce, pero quien vio esa pelea sabe que la pinareña atacó más y solo en regla de oro, en una fallida técnica de sacrificio, se le escapó su noveno galardón a este nivel. Ella no es invencible, si bien muchos la vemos como diosa en este deporte; no obstante, sigue siendo la carta más segura del judo cubano en la cita de los cinco aros en Tokio, sin que por esto, le estemos quitando opciones a otros compañeros de equipo.

Magdiel Estrada (73 kg), Iván Silva (90 kg), Kaliema Antomachi (78 kg) y Andy Granda (+100 kg) quedaron por debajo de lo esperado, y será preciso ocuparse en pulir tácticas y forma física en pos de una ubicación, al menos, entre los siete primeros en la capital japonesa. De ellos, el matancero Silva es un candidato nada despreciab­le a medallas, a pesar de la derrota esta semana y de estar en una de las divisiones más parejas.

Para ajustar la valoración hay que explicar que varias primeras figuras del ranking faltaron a este Campeonato Mundial como una manera de reservar fuerzas. Cuba no podía usar similar receta porque la preparació­n este año estuvo muy intermiten­te por el tema de la pandemia, y hasta algunos judocas sufrieron de COVID-19. Es decir, estos combates los necesitaba­n, aunque terminaran en revés.

Es lógico también pensar que hay un descenso en los resultados, los números no mienten. Desde el 2015 no celebramos un título y las tres posibilida­des de lograrlo han recaído en Idalis (2018 y 2019) e Iván (2018), mientras cuatro bronces completan el medallero de los últimos seis años. Causas objetivas y subjetivas son conocidas de sobra, mas lo cierto es la señal de alerta.

Amén del escenario descrito y lo complicado del próximo reto, sigo confiando en Idalis, Iván, Maylín, Kaliema y Andy, por este orden, para no salir de los tatamis de Tokio sin una alegría. Hacia el futuro, muchas otras ideas habrá que cambiar para seguir brincando con ippones de triunfo.

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