Levantar todo otra vez
Con el paisaje a sus espaldas de toda la devastación que dejó el fuego, Rigel Rodríguez, director de la División Territorial de Comercialización de Cupet en Matanzas, expresó que el objetivo será devolver la vitalidad a los servicios afectados.
Además de los cuatro tanques destruidos por el fuego, se perdieron las líneas o conductos que intervienen en el almacenaje de los combustibles. “Primero habrá que levantar toda la tubería desecha, y después prepararnos para recuperar los sistemas”, afirmó con una ecuanimidad digna de admirar.
La otra batería con igual número de tanques no fue afectada por la catástrofe, pero sí se arruinaron conductoras comunes a toda la instalación que transportaban el carburante desde los buques.
Ya antes de que se enfriara la zona los expertos habían comenzado a evaluar los daños y la cantidad de líneas que se requerirían reponer, para calcular los recursos necesarios, mientras en paralelo acometían las primeras labores de limpieza.
Hay zonas que no fueron dañadas, explicó Rodríguez, como el área de supertanqueros, la de bombear combustible a las termoeléctricas Guiteras y Santa Cruz, el sitio a donde llega el oleoducto con las producciones de petróleo de occidente y centro, o los muelles.
Aquí lamentan otros perjuicios muy sensibles. El laboratorio con acreditación internacional donde se realizaban los ensayos químicos, se perdió completamente, también los talleres de mantenimiento, de automática, de electricidad. “Es una situación bien compleja”, resumió.
Rodríguez estimó que habrá necesidad de movilizar fuerza de trabajo adicional en la medida que avance la recuperación, aunque todavía en la zona de los tanques no sería oportuno realizar acciones, hasta el fin de la búsqueda de personas desaparecidas.
“En las áreas exteriores hay que recoger una gran cantidad de desechos y va a ser oportuno contar con todo el apoyo posible”, indicó. Ya desde el jueves de la semana pasada habían comenzado a extraer escombros con equipos de izaje, quedaba habilitado el sistema contraincendios de los tanques salvados, y se preveía la revisión del sistema automático para la detección de incendios.
“Se va a necesitar una gran cantidad de fuerzas, en función de los recursos que se tengan y las tareas que se vayan a cumplir. Esta es la principal prioridad ahora mismo de Cupet”, afirmó.
En la división comercial de Cupet en Matanzas laboran cerca de 600 trabajadores habitualmente, lo cual incluye los puntos de gas licuado y la atención al cliente. “Hay dolor en el colectivo, es muy difícil lo que ha pasado”, expresó, al narrar que hay quienes lloraron al regresar a la base después del siniestro.
Al momento de conversar con Rigel algunos trabajadores no habían vuelto a la empresa, para evitar alguna imprudencia mientras se liquidaba el incendio. “Pero también hay mucho ánimo para empezar a recuperar lo que tenemos y levantar todo otra vez”.