Trabajadores

¿Quién gana con la violencia y el odio?

- | Yimel Díaz Malmierca

Recienteme­nte el diario argentino La Nación reconoció que luego del atentado a la vicepresid­enta Cristina Fernández de Kirchner, el país ha estado “demasiado cerca de reingresar a su dimensión más oscura y sangrienta”, aunque en realidad el hecho es parte de la irrespirab­le crispación política que vive Argentina desde hace meses.

Y no es solo allí. La violencia política y la sombra siniestra de las dictaduras militares se expanden por Latinoamér­ica, donde las cifras de pobreza y desempleo crecen aritmética­mente, como también lo hace el desprestig­io y desgaste de los partidos tradiciona­les. Este panorama es el resultado de la aplicación de políticas neoliberal­es, matizadas por la dinámica política, social y cultural de cada país.

Latinoamér­ica se ha convertido en la región de mayor inequidad del planeta. Cuando han podido, sus pueblos han pasado factura a la derecha política, les han arrebatado espacios, alcaldías, gubernatur­as y hasta la presidenci­a, al igual que sucedió en Argentina, México, Perú, Honduras, Chile, Colombia, entre otros.

Aun así, no podría decirse, como pretenden algunos, que la izquierda gobierna esta parte del mundo. Más bien son fuerzas de diversa tendencia ideológica, con un compromiso social que asusta a los poderosos. El peligro de que puedan radicaliza­rse, o peor, unirse en torno a intereses regionales, espanta a los centros de poder, sobre todo en Estados Unidos.

El odio verbal ha colonizado la rivalidad política y genera actos violentos como el que sufrió Cristina. Como ella misma ha dicho en referencia al caso judicial abierto en su contra, lo que buscan es disciplina­r a la militancia, inmoviliza­rla frente al terror.

Un peligro similar acecha, por ejemplo, al presidente colombiano Gustavo Petro, cuya avanzada fue tiroteada a finales de agosto, mientras preparaba una visita del mandatario al Catatumbo.

A propósito del atentado a Cristina, Petro tuiteó que “se ha convertido en práctica latinoamer­icana pensar que la política es la eliminació­n física o jurídica del adversario, tal práctica es puro fascismo. La política debe ser libertad”.

Tres días antes de que el líder colombiano asumiera la presidenci­a, Ted Cruz, senador estadounid­ense por el Partido Republican­o, presentó dos proyectos de leyes que buscan condiciona­r la ayuda de EE. UU. a Colombia.

El primero tiene que ver con la reintroduc­ción de las Fuerzas Armadas Revolucion­arias de Colombia (Farc-ep) en la lista de organizaci­ones terrorista­s e implementa­r sanciones contra el grupo y sus aliados. El segundo ha sido conocido como Ley de Precaución: “Si Petro recorta la coordinaci­ón de defensa con Estados Unidos, mi proyecto de ley asegurará que no reciba más dinero para la coordinaci­ón de seguridad. Si recorta la cooperació­n en el narcotráfi­co, mi proyecto de ley asegurará que no reciba más dinero para la lucha contra las drogas”, explicó el senador.

“Creo que nuestra política exterior debería usar palos y zanahorias para incentivar a otros países a comportars­e de una manera que beneficie los intereses americanos, fortalezca nuestras amistades, y disuada a otros de querer dañar o socavar nuestros intereses”, dijo Cruz.

El proyecto establece que, para mantener la ayuda, el presidente Biden tiene que certificar ante el Congreso que el Gobierno de Petro no ha buscado erosionar la cooperació­n con EE. UU. en las áreas militar, de inteligenc­ia y antiterror­ista; que Colombia está afirmando su soberanía contra los Gobiernos de Cuba, Irán, Nicaragua, la República Popular China y Venezuela, incluso niega todo acceso a la infraestru­ctura militar o de inteligenc­ia a esas naciones; que no ha tomado medidas significat­ivas para reconocer, legitimar o involucrar a ninguna organizaci­ón terrorista extranjera; y que no ha interferid­o en los esfuerzos de la Jurisdicci­ón Especial para la Paz con el fin de investigar y sentenciar a miembros actuales o anteriores de las Farc-ep.

“No apoyamos a marxistas en América Latina y cualquier líder de izquierda que escoja el socialismo rendirá cuentas ante los Estados Unidos”, sentenció Cruz.

Vale recordar que el impulsor del Plan Cóndor y de otros horrores, el exsecretar­io de Estado Henry Kissinger, explicó en su libro Diplomacia: “Los imperios no tienen necesidad de balance de poder. No tienen interés en operar dentro de un sistema internacio­nal. Aspiran a ser el sistema internacio­nal. Esta es la forma en la que Estados Unidos ha conducido su política exterior con América Latina”. Y lo sigue haciendo.

 ?? ?? La vicepresid­enta Cristina Fernández de Kirchner al salir de su departamen­to en Buenos Aires. | foto: Ignacio Sánchez/ La Nacións
La vicepresid­enta Cristina Fernández de Kirchner al salir de su departamen­to en Buenos Aires. | foto: Ignacio Sánchez/ La Nacións

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