Tiempo de reflexión y sueños
Los sueños y las ganas se fundieron en uno solo en días recientes con la incursión de la selección masculina cubana de voleibol en el Campeonato Mundial (Eslovenia y Polonia son las sedes). Era una invitación casi deliciosa a la gesta, luego de que los nuestros ganaran la Copa Challenger 2022 con sobrada autoridad.
Se llegaba a la lid planetaria con la moral por las nubes, algo fundamental cuando se aspira a dejar huella, pero… al final las ansiedades, los habituales errores y las obsesiones hicieron naufragar a un grupo repleto de talento (no por gusto juegan en algunas de las principales Ligas del mundo), que mucho debe trabajar para plantar bandera ante la élite de ese deporte.
Sobre la marcha los nuestros cedieron ante formaciones de juego ordenado (Brasil 2-3 y Japón 1-3 en preliminares, e Italia 1-3 en octavos de final), excelentes la defensa de campo e inteligente y rápida la distribución de los pases, sin olvidar ataques poderosos y balanceados.
Es indudable que Cuba ha ganado solidez en el bloqueo (aunque en las fases más determinantes suele palidecer) y que la potencia de sus embestidas suele ser tan devastadora, que aun puede enrumbar el curso de muchos partidos, pero no es suficiente si se aspira a asaltar las más altas cumbres.
Saber variar el sistema táctico cuando la situación lo requiera, robustecer la capacidad de definir puntos claves, interiorizar en los más modernos fundamentos de juego, e incluso pensar en la contratación de un técnico extranjero que guíe a los muchachos e instruya a nuestros entrenadores, son algunas de las muchas variantes de las que usted puede ser parte brindando su opinión.
Talento individual, juventud y experiencia son algunas de las principales armas de la actual selección masculina cubana. Su canto a mejores sueños está vivo y podrá escucharse más alto. Tal vez en el 2023 o el 2024. ¿Qué cree usted? | Daniel Martínez