Los dos hogares de un Héroe enamorado
Silvino Roque Martínez será siempre un hombre vivo. Es el deseo del colectivo de la Empresa Conformadora de Matanzas, Conformat, donde el Héroe del Trabajo de la República de Cuba consagró una obra laboral tan perdurable como el acero más recio.
“Cada lugar se precia de haber sido tocado por sus manos, que hasta el pasado jueves 15 de septiembre no dejaron de crear. Nos legó el ejemplo del sabio parco que habló con sus acciones, del hombre sencillo que prefirió ir y venir en bicicleta que en el auto ganado”, dijo Lázaro Marrero Carriera.
En 55 años nunca respondió no puedo o vamos a ver. Lo sé yo, Israel González, que trabajamos juntos desde 1967, cuando vino aquí por el Servicio Militar para formarse como obrero calificado y terminó siendo ingeniero mecánico.
A nuestro querido tecnólogo lo extrañaremos cada mañana. Será difícil acostumbrarse a la mesa vacía. A tener un problema y no poder acudir a él, lamentó Antonio De Jesús Rivera Pérez, un sentimiento compartido por Antonio Morey.
Tornero de formación, Silvino era una suerte de biblia, una fábrica en sí mismo, asegura Pedro Alberto Moya Rodríguez. “Era capaz de diseñar y construir sus propios troqueles, sus propias herramientas de trabajo. Es y será un referente de hoy y del futuro”.
Al dolor hondo de su pérdida habrá que anteponer la reverencia de ver convertidos en realidad proyectos como el cubo de construcción y los troqueles para perfilerías de conformado de metales para trabajar la pailería. No habrá mejor forma de honrar al anirista vencedor de imposibles, confesó Pedro Llerena, director general de Conformat, única constructora de cilindros de 10 kilogramos para envasar gas.
Condecorado con la Estrella de Oro en el año 2012, “el mérito mayor de Silvino fue su amor sin límites a la patria, a la Revolución y al trabajo”, manifestó Rogelio Leyva Castellanos, miembro del Secretariado del Comité Provincial de la Central de Trabajadores de Cuba.
Dos hogares tuvo el Héroe: la fábrica y su casa. A los dos se consagró como enamorado fiel. A su esposa la vida dio, y en Conformat pidió esparcir sus cenizas, para vivir donde nació. | Juanita Perdomo Larezada