Acción para Código y ciclón
La inoportuna irrupción del huracán Ian en el centro de la atención nacional, con sus terribles consecuencias y el tremendo reto de la recuperación, nos hizo cambiar de manera abrupta la mirada que teníamos puesta hasta la pasada semana en el referendo del Código de las Familias y su extraordinario resultado a favor del Sí.
No obstante, el hito que ha significado este proceso ejemplarmente democrático seguirá por mucho tiempo como un asunto trascendente para la sociedad cubana, aunque no hayamos tenido aún la oportunidad de celebrarlo debidamente.
Luego de ratificar la revolucionaria ley con más del 66 % de votos positivos el Código continuará el camino, a partir de su entrada en vigor el martes último, después de su publicación en la Gaceta Oficial, ya con todos sus atributos jurídicos formales. El Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y del Consejo de Estado Esteban Lazo lo firmó y el Presidente de la República Miguel Díaz-canel Bermúdez lo refrendó.
Ahora no se tratará ya solo de comprender e interpretar sus postulados en abstracto, sino que en lo adelante lo más importante será entonces su puesta en práctica y la apropiación cotidiana que hagamos de esta nueva y tan esperada norma.
Porque es cierto que el Código recoge realidades ya existentes, pero no siempre todas las personas tenemos suficiente información ni sensibilidad ante los problemas que no sentimos muy cercanos a nuestra experiencia.
Aplicar esta nueva herramienta que actualiza y hasta reinventa el derecho familiar en el país implica una respuesta institucional que tendrá que destacar por su agilidad y eficacia, para que la ciudadanía reciba los beneficios de la ley de un modo expedito, sin contratiempos burocráticos que empañen su modernidad.
Normas complementarias que son imprescindibles para su aplicación también dieron a la luz, y se trabaja en la actualización total de los reglamentos que rigen la labor del Registro Civil y Notaría. Las autoridades de Justicia afirman que con las normas establecidas es posible su puesta en práctica, y abogan por un modelo de actuación de excelencia, que aúne a todas las instituciones implicadas en un Código tan integral y abarcador.
Para conseguir tal efectividad en la aplicación de la nueva legislación resulta esencial la capacitación de los profesionales y técnicos que operarán y harán cumplir su extenso articulado, así como estrategias de comunicación institucional que permitan evacuar las numerosas dudas de la población acerca de posibilidades y trámites nunca antes disfrutados.
Quizás sería pretencioso esperar que no se produzcan incertidumbres e inexactitudes ante cuestiones que resultan novedosas, tanto para los funcionarios que deben proveerlas, como para sus mismos beneficiarios.
Habrá que desplegar empatía de ambas partes en función de un aprendizaje colectivo para que la letra tan consultada y debatida del Código pase de ser una posibilidad teórica a convertirse en una opción práctica, cuyo éxito dependerá del trabajo de las entidades involucradas y la receptividad de la ciudadanía.
El amplio campo de acción del Código, que toca todas las facetas de la vida familiar, requerirá una especialización significativa de sus operadores, además de una necesaria flexibilidad para solucionar cualquier contingencia o ajuste que se requiera introducir o desarrollar para hacer cumplir la ley. Juega a favor de ese objetivo el papel protagónico que desempeñaron los juristas en su elaboración, en la consulta popular en las comunidades y para respaldar el referendo popular.
Pero la vida es más rica que cualquier texto, ya lo sabemos. De modo que la mayor prueba para el Código en lo adelante será demostrar su valía como brújula y sostén de los vínculos familiares, en primer lugar para evitar conflictos, a partir de su empleo con fines educativos y de prevención; y en segundo orden para establecer parámetros claros de actuación ante las circunstancias que así lo requieran.
Ahora, por supuesto, debemos concentrarnos en la necesaria recuperación tras el ciclón Ian, cuyos efectos pasarán y nos reanimaremos de sus embates. Para el Código de las Familias, sin embargo, la acción empieza ahora y su guía nos acompañará por mucho, mucho tiempo.