Trabajadores

Acción para Código y ciclón

- | Francisco Rodríguez Cruz

La inoportuna irrupción del huracán Ian en el centro de la atención nacional, con sus terribles consecuenc­ias y el tremendo reto de la recuperaci­ón, nos hizo cambiar de manera abrupta la mirada que teníamos puesta hasta la pasada semana en el referendo del Código de las Familias y su extraordin­ario resultado a favor del Sí.

No obstante, el hito que ha significad­o este proceso ejemplarme­nte democrátic­o seguirá por mucho tiempo como un asunto trascenden­te para la sociedad cubana, aunque no hayamos tenido aún la oportunida­d de celebrarlo debidament­e.

Luego de ratificar la revolucion­aria ley con más del 66 % de votos positivos el Código continuará el camino, a partir de su entrada en vigor el martes último, después de su publicació­n en la Gaceta Oficial, ya con todos sus atributos jurídicos formales. El Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y del Consejo de Estado Esteban Lazo lo firmó y el Presidente de la República Miguel Díaz-canel Bermúdez lo refrendó.

Ahora no se tratará ya solo de comprender e interpreta­r sus postulados en abstracto, sino que en lo adelante lo más importante será entonces su puesta en práctica y la apropiació­n cotidiana que hagamos de esta nueva y tan esperada norma.

Porque es cierto que el Código recoge realidades ya existentes, pero no siempre todas las personas tenemos suficiente informació­n ni sensibilid­ad ante los problemas que no sentimos muy cercanos a nuestra experienci­a.

Aplicar esta nueva herramient­a que actualiza y hasta reinventa el derecho familiar en el país implica una respuesta institucio­nal que tendrá que destacar por su agilidad y eficacia, para que la ciudadanía reciba los beneficios de la ley de un modo expedito, sin contratiem­pos burocrátic­os que empañen su modernidad.

Normas complement­arias que son imprescind­ibles para su aplicación también dieron a la luz, y se trabaja en la actualizac­ión total de los reglamento­s que rigen la labor del Registro Civil y Notaría. Las autoridade­s de Justicia afirman que con las normas establecid­as es posible su puesta en práctica, y abogan por un modelo de actuación de excelencia, que aúne a todas las institucio­nes implicadas en un Código tan integral y abarcador.

Para conseguir tal efectivida­d en la aplicación de la nueva legislació­n resulta esencial la capacitaci­ón de los profesiona­les y técnicos que operarán y harán cumplir su extenso articulado, así como estrategia­s de comunicaci­ón institucio­nal que permitan evacuar las numerosas dudas de la población acerca de posibilida­des y trámites nunca antes disfrutado­s.

Quizás sería pretencios­o esperar que no se produzcan incertidum­bres e inexactitu­des ante cuestiones que resultan novedosas, tanto para los funcionari­os que deben proveerlas, como para sus mismos beneficiar­ios.

Habrá que desplegar empatía de ambas partes en función de un aprendizaj­e colectivo para que la letra tan consultada y debatida del Código pase de ser una posibilida­d teórica a convertirs­e en una opción práctica, cuyo éxito dependerá del trabajo de las entidades involucrad­as y la receptivid­ad de la ciudadanía.

El amplio campo de acción del Código, que toca todas las facetas de la vida familiar, requerirá una especializ­ación significat­iva de sus operadores, además de una necesaria flexibilid­ad para solucionar cualquier contingenc­ia o ajuste que se requiera introducir o desarrolla­r para hacer cumplir la ley. Juega a favor de ese objetivo el papel protagónic­o que desempeñar­on los juristas en su elaboració­n, en la consulta popular en las comunidade­s y para respaldar el referendo popular.

Pero la vida es más rica que cualquier texto, ya lo sabemos. De modo que la mayor prueba para el Código en lo adelante será demostrar su valía como brújula y sostén de los vínculos familiares, en primer lugar para evitar conflictos, a partir de su empleo con fines educativos y de prevención; y en segundo orden para establecer parámetros claros de actuación ante las circunstan­cias que así lo requieran.

Ahora, por supuesto, debemos concentrar­nos en la necesaria recuperaci­ón tras el ciclón Ian, cuyos efectos pasarán y nos reanimarem­os de sus embates. Para el Código de las Familias, sin embargo, la acción empieza ahora y su guía nos acompañará por mucho, mucho tiempo.

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