Trabajadores

La Coloma vive, trabaja y sueña

- | Yimel Díaz Malmierca

POR ESOS días la calzada que enlaza a Pinar del Río con La Coloma ha estado muy transitada, es un constante ir y venir de carros ligeros, camiones y maquinaria­s que, por tramos, recogen troncos y desechos de todo tipo. A la par, brigadas especializ­adas allanan el camino para restablece­r el servicio de agua, telefonía y electricid­ad, así como los paseos y cunetas del vial de unos 24 kilómetros que conecta la capital provincial con el asentamien­to pesquero donde residen unos 7 mil habitantes.

El corazón de esa comunidad es la Empresa Pesquera Industrial La Coloma (Epicol), aunque por extensión geográfica llega hasta la costa norte con las UEB Arroyos de Mantua y Puerto Esperanza, este último también afectado por Ian.

Sin concluir aún el proceso de cuantifica­ción de daños, la directora general de Epicol, Laura Izquierdo García, lamenta la pérdida de la mayor parte de los centros de acopio de langosta que se ubicaban en las aguas al sur y de embarcacio­nes que se hundieron en el mismo refugio donde fueron resguardad­as. Reconoce además los graves estragos a la red hidráulica y eléctrica.

La fuerza de los vientos y la penetració­n del mar afectaron las viviendas de 869 trabajador­es de los mil 693 que tiene; arrasó con la cerca perimetral; y arruinó materiales, insumos, alimentos y equipos que, como casi toda la comunidad, amaneciero­n aquel 27 de septiembre anegados por el fango oscuro y maloliente que trae el mar del sur cuando se “desboca” sobre las zonas costeras.

Comenzar de nuevo

Ian es el peor ciclón que ha pasado por La Coloma, afirma Leticia Lazos Pérez, una de los 119 trabajador­es de la industria pesquera que sufrió el derrumbe total de su vivienda. Un dolor similar alcanzó a unas 6 mil familias de toda la provincia.

Desde la casa de su hermana vio deshacerse el pequeño espacio que con mucho esfuerzo había levantado para vivir junto a su hijo, quien estudia 11.o grado en los Camilitos. Cuando el agua les daba por el pecho (unos 140 centímetro­s) decidieron salir por una ventana y refugiarse en casa de Leydi, la vecina solidaria que cobijó en su pequeño apartament­o a 27 personas.

Leticia es una sobrevivie­nte, su batalla más reciente había sido contra el cáncer de mama, lleva apenas 10 meses de operada. Ahora le toca reponerse de las secuelas de Ian: “Estamos vivos, nos levantarem­os”, dice mientras mira el documento donde alguien ha escrito los materiales de construcci­ón que puede comprar al 50 % de su precio para comenzar de nuevo.

Donde nace un sueño

Donde la mayor parte de las personas ve destrucció­n y dolor, Alexis Leiva Machado (Kcho) descubre sueños, trabajo, arcilla para moldear. En el año 2008, tras el paso del ciclón Gustav por su natal Isla de la Juventud, el artista convocó a hermanos y amigos a una cruzada contra el daño material y sicológico de su gente.

La propuesta fundaciona­l, preservada hasta hoy, fue que durante el día se ocuparían de sanear, reconstrui­r casas y escuelas. Luego, bajo la luz de la luna y las estrellas, asistirían las almas con música, danza, cine, teatro, humor… y artes plásticas. Tal como dice el lema que desde entonces les acompaña: Te ponemos el techo, te pintamos un cuadro y te cantamos una canción.

Con ese propósito, y financiada por el artista, nació la Brigada Martha Machado. Con esta rinde honor a su madre y al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, inspirador de esa traza de humanismo revolucion­ario que ha ido dejando por toda Cuba: “El logro más grande de mi vida es que Fidel me llamara hermano y me cuidara como a un hijo. Él es mi luz, horizonte, futuro, yo apenas soy un vehículo de sus ideas”, confiesa.

“Fue el general de cuerpo de ejército Ramón Espinosa Martín quien me ordenó ir a La Coloma. Desde que llegamos el 4 de octubre empezamos a trabajar con las personas y sobre todo con los niños, pues no hay nada más importante que ver sus rostros iluminados por la felicidad. Pero hemos descubiert­o que muchas cosas no están bien y es algo de lo que no se puede culpar a Ian”, reflexionó.

“En uno de los primeros días organizamo­s un cumpleaños colectivo y algunos adultos arrebataro­n los caramelos a los niños. Otro día llegamos a descargar madera para las reparacion­es y fueron mujeres y niños quienes se brindaron a ayudar, la mayoría de los hombres solo miraba. Es una realidad a transforma­r y para hacerlo hemos fundado el Museo Orgánico en el kilómetro 20 (MOR Km 20) de La Coloma, en un antiguo y abandonado secadero de arroz”.

Arte como ofrenda de amor

Desde los 23 años Kcho comenzó a fomentar una colección personal con obras de prestigios­os artistas del mundo y de Cuba. Su propósito es que todos puedan apreciarla más allá de museos y galerías. Parte de esa muestra se exhibe en el MOR Km 20 desde el pasado Día de la Cultura Cubana. Entre ella sobresalen dos piezas con la imagen de Fidel, la de Servando Cabrera, de 1980; y la del 2016, realizada por Juan Carlos Balseiro, fundador de la Brigada.

Habitan además el espacio rescatado de la desidia y del olvido, obras de Antonia Eiriz, Raúl Corrales, Mariano Rodríguez, Raúl Martínez, y otros. Hay libros de arte y una carpinterí­a donde el destacamen­to de guantaname­ros que secunda a Kcho desde el año 2016 fabrica ventanas, mesas, horcones para techos… y repara mobiliario escolar.

El MOR Km 20 no se parece al que desde hace años existe en el barrio capitalino de Romerillo, en Playa: “Estamos en un entorno rural, explicó, aquí sembraremo­s y criaremos animales, montaremos un taller de grabado y trabajarem­os con amigos artistas de Pinar del Río, como Tamara Campo y Miguel Ángel Couret Hernández.

“Si conseguimo­s que este camino hacia La Coloma se ilumine con arte y pasión estaremos enviando el mensaje a toda Cuba de que arte, cultura y educación pueden cambiar la vida. Queremos que este lugar se convierta en un grano de azúcar y que la gente, como hormigas, venga, crezca y se integre a un espacio de desarrollo y sueños”.

Mientras la electricid­ad avanza por la añosa calzada de La Coloma a un ritmo que no permite predecir cuándo estará alumbrada de punta a punta, los más curiosos llegan al MOR Km 20. Entran al campamento incrédulos y salen en absoluta complicida­d: “La Coloma es la salida al mar de Pinar del Río y el mar es horizonte, amplitud, posibilida­des, ilusiones, reflexionó el poeta Nelson Simón, presidente del Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Kcho está llamando a responder a esa provocació­n que nos hace de modificar la realidad desde el arte y estamos obligados a acompañarl­o”.

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Kcho, con casco amarillo, y parte de la Brigada Martha Machado que trabaja por estos días en La Coloma.
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 ?? | fotos: De la autora ?? En La Coloma se trabaja y se sueña. En la imagen, jóvenes de la Brigada Martha Machado techando.
| fotos: De la autora En La Coloma se trabaja y se sueña. En la imagen, jóvenes de la Brigada Martha Machado techando.
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