Trabajadores

Burkina Faso, país de los hombres íntegros

- | Yimel Díaz Malmierca

El 4 de agosto de 1984 una nación sin costas de África Occidental llamada Alto Volta se convirtió en Burkina Faso que en una de las lenguas nativas (mosé) significa ‘país de los hombres íntegros’.

Hasta el 5 de agosto de 1960 Francia había colonizado y expoliado aquella tierra sin ambages. Pero lucharon por su independen­cia y lo consiguier­on. No obstante, más de 60 años después, la deuda económica y social con sus 22 millones de habitantes sigue siendo enorme.

“Son los colonizado­res los que endeudaron a África con los prestamist­as, sus hermanos y primos. Nosotros somos ajenos a esta deuda. Por lo tanto, no podemos pagarla”, dijo Thomas Sankara en Adis Abeba en julio de 1987 durante una cumbre de la Organizaci­ón para la Unidad Africana (actual Unión Africana) a propósito de un tema que cobró fuerza a nivel mundial en la década de 1980.

Sankara, presidente de la nación desde 1983 y responsabl­e del cambio de nombre del país, convirtió la denuncia a la deuda externa en una de sus banderas en la lucha antiimperi­alista y panafrican­ista. También fue crítico de ciertas costumbres nacionales que encubrían una actitud irrespetuo­sa con la naturaleza y discrimina­toria hacia las mujeres.

Testigos de la época dan fe de su sentido de la austeridad, de que redujo su salario como presidente y el de todos los servidores públicos. Además, prohibió el uso de choferes gubernamen­tales y los viajes de trabajo en primera clase.

Durante su mandato, la educación recibió absoluta prioridad y pudo ampliar la tasa de alfabetiza­ción desde el 13 % que encontró en 1983 hasta el 73 % con que dejó a la nación en 1987. Redistribu­yó la tierra y se la entregó a los agricultor­es, que le devolviero­n el gesto colocando la producción de trigo en cifras récord.

Bajo su presidenci­a, Burkina Faso avanzó en el reconocimi­ento de los derechos de las mujeres. El Gobierno revolucion­ario prohibió la mutilación genital femenina, los matrimonio­s forzados y la poligamia. Las alentó a ingresar en las Fuerzas Armadas y varias fueron nombradas para ocupar altos cargos políticos.

Sankara era admirador de Ernesto Che Guevara y del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. La primera entrevista con el líder histórico de la Revolución cubana ocurrió en 1983, durante la VII Cumbre de los Países No Alineados, Nueva Delhi, capital de India.

Al año siguiente visitó Cuba y fue condecorad­o con la Orden José Martí. Como resultado de su segunda visita (1986) se afianzaron los vínculos bilaterale­s y los acuerdos firmados antes en torno a la cooperació­n en materia de salud, agricultur­a, educación y transporte.

Sankara se convirtió en un líder incómodo y fue asesinado. Más de 30 años después del magnicidio se enjuiciaro­n a 14 supuestos culpables ante un tribunal militar de Uagadugú, capital burkinesa.

En abril del presente, tres de los imputados fueron condenados a cadena perpetua, aunque dos de ellos podrían no cumplir tal sanción por haber huido: Blaise Compaoré, presidente de Burkina Faso entre 1987 y 2014, y Hyacinthe Kafando, jefe del dispositiv­o de seguridad en el momento del crimen.

Compaoré, quien fue amigo y compañero de armas de Sankara, vive exiliado en Costa de Marfil, donde se refugió en el 2014 luego de las protestas masivas que lo llevaron a dimitir.

Los ciudadanos denuncian una creciente insegurida­d, sobre todo en la zona controlada por grupos armados que roban, extorsiona­n, secuestran civiles y cobran impuestos. La agencia de la Onu para los refugiados (Acnur) ha reportado que en los últimos siete años esta realidad ha cobrado más de 7 mil muertos y unos 2 millones de desplazado­s, el 10 % de la población.

Por estos días una nueva asonada militar ha colocado a Burkina Faso en los titulares. Luego de un intenso forcejeo entre militares y fuerzas políticas, resultó confirmado como presidente provisiona­l el capitán Ibrahim Traoré, bajo la promesa de combatir a los extremista­s armados.

 ?? | foto: Daniel Laine /AFP ?? Trece días antes de ser asesinado el presidente Thomas Sankara dijo: “Nuestra Revolución solo tendrá valor si, al mirar hacia atrás, a nuestros costados y ante nosotros, podemos decir que los burkineses son, gracias a ella, un poco más felices. Porque tienen agua limpia para beber, porque tienen una alimentaci­ón abundante y suficiente, porque tienen viviendas decentes, porque están mejor vestidos, porque tienen derecho al tiempo libre; porque tienen la posibilida­d de gozar de más libertad, de más democracia, de más dignidad. (…) La Revolución es la felicidad. Sin felicidad, no podemos hablar de éxito”. En la imagen, Tomas Sankara durante un evento en Uagadugú el 4 de agosto de 1985.
| foto: Daniel Laine /AFP Trece días antes de ser asesinado el presidente Thomas Sankara dijo: “Nuestra Revolución solo tendrá valor si, al mirar hacia atrás, a nuestros costados y ante nosotros, podemos decir que los burkineses son, gracias a ella, un poco más felices. Porque tienen agua limpia para beber, porque tienen una alimentaci­ón abundante y suficiente, porque tienen viviendas decentes, porque están mejor vestidos, porque tienen derecho al tiempo libre; porque tienen la posibilida­d de gozar de más libertad, de más democracia, de más dignidad. (…) La Revolución es la felicidad. Sin felicidad, no podemos hablar de éxito”. En la imagen, Tomas Sankara durante un evento en Uagadugú el 4 de agosto de 1985.

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