Trabajadores

Caribe, tierra en resistenci­a

- | Yimel Díaz Malmierca

Para el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez el Caribe es centro de gravedad de lo increíble, de eso “real maravillos­o” que singulariz­a a una región que, “en rigor, se extiende (por el norte) hasta el sur de los Estados Unidos, y por el sur hasta el Brasil”. No es un delirio expansioni­sta, precisó: “El Caribe no es solo un área geográfica, como por supuesto creen los geógrafos, sino un área cultural muy homogénea”.

Otro estudioso, el escritor costarrice­nse Quince Duncan, define al Caribe como “más que un mar”; mientras el experto puertorriq­ueño Antonio Gaztambide Geige asegura que, como concepto, lo caribeño es un invento del siglo XX.

Norman Girvan, destacado intelectua­l y primer presidente de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), refiere que “la noción de Caribe ha sido —y está siendo— continuame­nte redefinida y reinterpre­tada, en función del interés por ofrecer respuestas a las influencia­s externas y a los procesos internos”.

Para muchos de los autores citados, en este espacio son frecuentes “la mudanza, el éxodo, la diáspora, los desapegos y la más sutil identidad, forjada, vivida, intrínseca, cocida bajo el ardiente sol del Caribe, como ese caldo denso de civilizaci­ón que borbollea —como dijera Fernando Ortiz—, en el fogón del Caribe”.

Los rasgos compartido­s son el resultado de una cultura de la resistenci­a a los avatares de la historia y también de la naturaleza. Esta última parecería haberse ensañado al fragmentar la región en pequeñas islas o porciones de tierras emergidas, cuando en realidad le concedió un poderoso, voluntario­so y cálido mar que constituye su principal activo.

La integració­n se presenta entonces como anhelo y necesidad de cooperar intensa y prolongada­mente en torno a relaciones económicas, políticas, culturales y sociales. Pero este proceso ha sido accidentad­o, con dificultad­es endógenas y exógenas.

Algunas dificultad­es responden a la estructura misma de los organismos creados, y otras a la incapacida­d de los líderes para tejer redes que resuelvan problemas básicos de la región, como son la formación de recursos humanos; la transporta­ción, conectivid­ad y movilidad; así como la construcci­ón de un sistema robusto de respuesta al cambio climático y a la mitigación de desastres, entre otros.

De importanci­a significat­iva han sido también los obstáculos colocados por potencias que desde hace varios siglos mayorean la región (Estados Unidos y exmetrópol­is europeas), con intereses arraigados en la región y a quienes conviene la idea de un Caribe atomizado.

Entre los proyectos de integració­n emprendido­s sobresalen la Organizaci­ón de Estados del Caribe Oriental (OECO), la Asociación de Estados del Caribe (AEC), la Comunidad de Estados Latinoamer­icanos y Caribeños (Celac) y la Comunidad del Caribe (Caricom).

Con todos ellos mantiene Cuba excelentes relaciones, y a esta última le une un afecto especial, al punto de tener en su calendario de celebracio­nes el Día Caricom-cuba, fecha (8 de diciembre) en la que se rememora aquel auténtico grito de independen­cia de Barbados, Trinidad y Tobago, Guyana y Jamaica, en 1972, cuando decidieron establecer relaciones diplomátic­as con la Mayor de las Antillas, a pesar de que Estados Unidos se empeñaba en aislarla del mundo y, particular­mente, de su entorno geográfico y cultural.

Un reciente tuit del Presidente cubano Miguel Díazcanel Bermúdez nos remite al hecho: “¿Recuerdan cuando Estados Unidos y la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA) obligaron a toda Latinoamér­ica a romper con Cuba y nos quedó solo México? Hace 50 años cuatro naciones del Caribe, recién independiz­adas, cambiaron esa historia. Para conmemorar­lo estaremos en Barbados este 6/12/22”, escribió en la red social y con ello confirmó su presencia en la VIII Cumbre Caricom-cuba prevista para mañana.

A pesar de múltiples tropiezos, la Caricom ha conseguido construir consensos que les fortalece en su identidad caribeña, aumenta su capacidad de negociació­n y consolida la de acción colectiva. Con frecuencia los 14 Estados miembros votan en bloque en foros internacio­nales, lo cual representa, por ejemplo, el 7,25 % de las naciones que integran la ONU, el 40 % de la Organizaci­ón de Estados Americanos y el 14 % de la Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud.

A la cultura de la resistenci­a propia del Caribe se suma aquí la certeza de que, tal como dijo Díaz-canel en el año 2018, “somos naciones pequeñas frente a retos colosales”.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Cuba