Diario Libre (Republica Dominicana)
Ventana al dinero sucio
El anuncio de la comisión legislativa que estudia el proyecto de Ley de Partidos Políticos de que ha aprobado un período de pre-campaña interna de tres meses, podrá parecer un logro en un país en el cual las campañas políticas son permanentes, pero debe ser rechazado porque reproduce algunas de las peores perversidades de nuestro sistema político.
La tendencia de las campañas políticas en todo el mundo es a ser cada vez más cortas y más intensas. La razón es muy sencilla: el creciente costo de las mismas. Un buen candidato con pocos recursos siempre será abrumado por un mal candidato de bolsillos profundos. Sería garantizar el triunfo del dinero mal habido en las campañas.
Una campaña larga atenta contra algo que debiera ser un objetivo de todo partido político: ver crecer a su dirigencia y trabajar con planificación.
Los candidatos que más tienen que invertir son los menos conocidos, los aparecidos de última hora. Es importante que los que han probado su vocación de servicio no se vean desplazados por advenedizos con dinero, cuyo interés por la política puede tener otras motivaciones.
Además, una campaña corta requiere planificación y profesionalización, todo lo cual obliga a preparar técnicos y especialistas en los partidos, lo que contribuye a que el ejercicio político sea más profesional.
Asimismo, obligar a los partidos a ceñirse a un determinado calendario limitaría la libertad de acción de estas entidades y constituiría una intromisión en sus planes político-electorales. ¿Qué pasaría si el partido X, por razones estratégicas, quiere hacer su campaña fuera de ese plazo?
La Ley de Partidos debe poner orden facilitando las cosas y nunca entrometiéndose en asuntos que son de la estricta competencia de las organizaciones.