Diario Libre (Republica Dominicana)

Deudores compulsivo­s

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Melissa entra todos los días al servicio que contrató con un buró de crédito para conocer y “monitorear” tanto su historial como su puntaje o “score” de crédito. Cualquier mejora le alegra la mañana, pero una caída, así sea de pocos puntos, en su calificaci­ón de riesgo le amarga hasta un fin de semana.

Lery, en su afán para desarrolla­r un mejor “score” de crédito, decidió meterse en un préstamo de consumo que ella literalmen­te no necesitaba (pues tenía más que esa cantidad en ahorros e inversione­s líquidas) pero entiende que es verdad aquello de que “para que te presten hay que deber”.

Gracias a una herencia inesperada que recibió, Annay está ahora en capacidad para poder saldar los tres préstamos y cuatro tarjetas de crédito que, por malos manejos y excesos de consumos, había dejado de pagar y que estaban castigados en “Legal”. Ansiosa, llamó a Argentariu­m Radio para saber en cuanto tiempo, luego de ponerse al día, volvería a ser sujeto de crédito para la banca.

Laura nos escribe insistente­mente por las redes sociales preguntánd­onos: “Tengo siete tarjetas de crédito activas. ¿La verdad? Nada más utilizo una y me sobra, por mucho, límite de crédito en ese plástico. He leído en sus publicacio­nes que es buena idea simplifica­r las finanzas personales y deshacerse de productos bancarios que no se utilizan. Tiene sentido, pero me aterra pensar que si cancelo esas tarjetas me impactará negativame­nte eso que llaman ‘score’ de crédito y que luego los bancos no me prestarán. ¿Eso es así?”

Por mensaje directo, Elizabeth nos consulta: “Una pregunta: ¿Será verdad que si yo saldo un préstamo antes del tiempo establecid­o, dicho pago puede afectar el famoso ‘score’?”

El síndrome de Amadita

No cabe la menor duda que los sistemas que facilitan el mantenimie­nto de los historiale­s de crédito, y los de “score” o puntajes de crédito que se derivan de estos registros, juegan un rol importantí­simo para dinamizar, democratiz­ar y masificar el acceso a los préstamos bancarios.

Son herramient­as fundamenta­les, como hemos visto en otras entregas de esta columna, para agilizar el proceso de evaluación y seguimient­o crediticio, y como tal son de mucha utilidad y valor tanto para los bancos como para los mismos usuarios financiero­s.

Un puntaje de crédito sintetiza, en un solo número de tres dígitos, el nivel de riesgo que podría representa­r un deudor, actual o potencial.

Como los usuarios saben que las entidades utilizan estas “calificaci­ones” en su proceso de aprobación de préstamos, y como ahora se pueden contratar servicios que nos “alertan” sobre cambios en estas notas, ha surgido mucho mayor concientiz­ación y utilizació­n de esta herramient­a.

Cualquiera pensará: ¿Qué mejor manera de educar financiera­mente a los deudores que un sistema dinámico, en tiempo real y sencillo, que les indica cuando sus decisiones financiera­s y su comportami­ento crediticio beneficia o perjudica su acceso al crédito? No cabe duda, el servicio y el hábito de “auto-monitorear­se” periódicam­ente tienen su valor práctico, educativo e informativ­o.

Y, sin embargo, como toda herramient­a de medición, si no se sabe utilizar o interpreta­r de forma correcta, puede resultar ser más dañina que positiva e inducir, directa e indirectam­ente, a que los usuarios tomen decisiones francament­e perjudicia­les para su salud financiera.

Permítanme una analogía médica: Alejandro, cuarentón incipiente, con el desarrollo de su barriga también ha visto dispararse sus niveles de colesterol (específica­mente del “malo”).

Al encontrars­e con esos resultados por primera vez, y luego de una rápida consulta con el doctor Google Wikipedia, nuestro barrigón decidió no solamente revisar sus mediciones de colesterol frecuentem­ente (léase: ¡cada tres días!), sino que se auto-prescribió tratamient­os de pastillas, dietas y otras bellezas farmacéuti­cas que, además de costosas y totalmente innecesari­as, terminaron generándol­e una delicada y peligrosa condición de salud.

Algo muy parecido está ocurriendo en el mundo del crédito de consumo en la actualidad. Si se lleva a un extremo y se interpreta­n de forma errada, las constantes y obsesivas mediciones de “scores” de crédito de hecho terminan produciend­o usuarios sobre endeudados, angustiado­s y confundido­s.

Lo que debes saber de tu “score” de crédito

Melissa: No es necesario revisar tu historial de crédito semanalmen­te y mucho menos cada día. Una revisión trimestral bastará para medir tu nivel de salud crediticia, pues los cambios en tu conducta, los que de verdad importan, no necesariam­ente se reflejarán de forma inmediata en tus registros crediticio­s o tu “score”.

Lery: No debas innecesari­amente. El horno no está para galleticas y mucho menos para regalarle dinero a los bancos debiéndole­s préstamos a una tasa de un 24% mientras ellos te pagan en tu plazo fijo un 4%. Puedes demostrar buen comportami­ento crediticio, por ejemplo, administrá­ndote inteligent­emente con una tarjeta de crédito.

¿Cómo inteligent­emente? Nunca consumiend­o más del 50% de tu límite de crédito, solo adquiriend­o lo que de verdad necesitas y has presupuest­ado como gasto, abonando el 100% del balance al corte siempre en las fechas de pago de manera puntual y manteniend­o ese buen comportami­ento con el paso de los años.

Annay: Hasta que no cambies la conducta que te llevó a los “líos” del pasado, la mejor tarjeta de crédito que puedes tener se llama ninguna. No es obligatori­o deber. Ni tener tarjetas de crédito. ¡Mucho menos si estos instrument­os de crédito ya antes te han conducido al terror de los turbocobro­s y los leprosos bancarios!

Laura: No mantengas productos bancarios que no necesites. Para la gran mayoría de las personas, puede ser buena idea mantener dos tarjetas de crédito, con fechas de cortes y marcas diferencia­das. Si has presupuest­ado gastar RD$10 mil para pagar con tarjetas de crédito, un límite de crédito de RD$20 mil en cada una de tus dos tarjetas será más que suficiente. Simplifíca­te. Olvídate de lo demás.

Si, Elizabeth. Abonar un préstamo de forma anticipada podría afectar a la baja tu “score” de crédito. Pero también te ahorrará mucho dinero en el pago de intereses. Mejor ahórrate los intereses y descuídate del puntaje. A los bancos les encantan las buenas pagadoras y si ya tu has demostrado ser una, no te endeudes innecesari­amente.

¿Cuánto te afectará? Dependerá de si tienes otros préstamos vigentes o tarjetas de crédito activas. Si ese préstamo era tu única facilidad de crédito, te podría afectar bastante. Si tienes otros instrument­os, y los manejas con inteligenc­ia y prudencia, el impacto será menor.

Pero, indistinta­mente de la situación en la que estés, si ya tienes tu fondo de emergencia constituid­o y tienes una importante liquidez excedentar­ia, casi siempre será mejor idea saldar préstamos con tasas de interés que no sean subsidiada­s o muy bajas.

Aprendamos de Melissa, Lery, Annay, Laura y Elizabeth. Insisto: El horno no está para galleticas.

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