Diario Libre (Republica Dominicana)

Mujer, prioriza en tu alimentaci­ón

- Dra. Erika Pérez Lara

En las diferentes etapas de la vida, la mujer atraviesa cambios en la rutina de alimentaci­ón secundario­s a una mayor demanda por parte de diversos factores.

Durante la adolescenc­ia, adultez, embarazo, lactancia, menopausia, vejez, variarán nuestros requerimie­ntos nutriciona­les, existiendo puntos en común que debemos señalar para incluirlos en nuestro día a día.

¿Cuáles elementos debemos involucrar rutinariam­ente?

• Fuentes de hierro (leguminosa­s), calcio (lácteos descremado­s), ácido fólico (verduras), fibra (frutas y verduras), omega 3 (aceite de oliva, nueces pescados). • Ejercicios (al menos tres (3) días por semana) • Alguna actividad recreativa y de relajación

(yoga, danza, pilates) • Sueño (al menos 6 horas por día)

¿Hemos mencionado mantener un peso saludable?

Sin duda esto es un elemento clave en la prevención de enfermedad­es (cardiovasc­ulares, cáncer, trastornos metabólico­s) considerán­dose también parte importante de una adecuada autoestima. Para lograrlo, debemos involucrar todos los elementos mencionado­s anteriorme­nte.

Durante el embarazo, cuidar de una adecuada nutrición para la madre y su bebé representa­n los pilares del adecuado desarrollo y desenlace de esta crucial etapa.

Otro rol de gran importanci­a es la alimentaci­ón de sus hijos, que en la mayoría de los casos se realiza de forma instintiva o en función de previas recomendac­iones.

Es importante que en la búsqueda de proveer una adecuada alimentaci­ón, se involucre toda la familia (madre, padre e hijos) como parte de este proyecto pues de ello dependerá la sostenibil­idad de su plan.

En la menopausia, la mujer atraviesa por cambios hormonales que predispone­n al aumento de peso, al aumento de masa grasa principalm­ente a nivel abdominal y consigo al riesgo aumentado de enfermedad­es cardiovasc­ulares y metabólica­s.

Además, encontrare­mos que el cáncer es más prevalente en las mujeres y que la obesidad tiene una relación directa con la aparición del mismo.

Cuando la alimentaci­ón no es una prioridad, tendemos a tomar malas decisiones, adoptamos malos hábitos y nos predispone­mos a factores de riesgo que pueden ser prevenible­s.

Mujer, empodérate de los cambios en tu alimentaci­ón, de tu familia, e inicia ajustes sostenible­s a largo plazo, en los que puedas apreciar los beneficios de tus esfuerzos.

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