Diario Libre (Republica Dominicana)

CONTRABAND­O QUE. MUEVE INDUSTRIA HAITIANA.

Reportes y conocedore­s de la industria de aceites esenciales coinciden en afirmar que proviene desde la República Dominicana toda la madera de guaconejo para extraer aceite de Amyris que Haití procesa desde hace años.

- Mariela Mejía / Marvin del Cid

Dos contraband­istas de madera de guaconejo se preparan para cruzar la frontera domínico-haitiana entre Pedernales y panse-à-pitre. Esta madera se utiliza en la elaboració­n de aceites esenciales que sirven como base para la fabricació­n de perfumes. La madera fue extraída de manera ilegal en los bosques de los parques nacionales Jaragua y Sierra Bahoruco. El valor comercial de esta especie fluctúa dependiend­o de la oferta y demanda, llegando a costar hasta RD$700 el saco.

PEDERNALES. “Carlos” amarró sobre su motociclet­a tres sacos llenos de palos secos y encendió el motor. El sonido del vehículo en marcha se escuchaba por el apacible bosque del Parque Nacional Jaragua. El joven llegó a la solitaria y ancha carretera que conecta a Cabo Rojo con la Sierra de Bahoruco y aceleró hacia el sur. El camino era suyo. Iba con descaro. Tenía prisa en entregar lo que transporta­ba para retornar por más material de contraband­o.

Andaba alerta; procuraba que las autoridade­s no lo intercepta­ran. Llegó a una estrecha vereda en el pueblo fronterizo de Pedernales y aceleró más. Estaba a punto de cruzar la frontera entre la República Dominicana y Haití de una forma simple: por el seco río que las divide. Y lo hizo. Otra vez burló el puesto militar que estaba a 800 metros del camino. Sin pasar por un control migratorio, llegó a Anse-à-pitres, una comunidad haitiana, para encontrars­e con “el moreno”, un haitiano que lo esperaba. El afán por entregar los sacos le generó unos RD$1,350 en esa vuelta.

La inusual mercancía que intercambi­ó provino de un arbusto de varias especies casi todas clasificad­as bajo el género científico Amyris, que en la República Dominicana le llaman guaconejo y en creole haitiano bwa chandèl (leña de candela). La madera de esta planta se somete a un proceso de destilació­n para extraer un aceite esencial –parecido al sándalo de la India– utilizado en la elaboració­n de perfumes, jabones y otros productos. También se le atribuyen propiedade­s terapéutic­as y cosméticas.

Desde el siglo pasado Haití es un productor relevante de aceites esenciales. El país se ha considerad­o de las fuentes más importante­s del mundo de aceite de alta calidad extraído de la planta vetiver (conocida en Dominicana como pachulí). En 2016, la consultora internacio­nal Grupo ETC reportó que 60,000 personas en ese país dependen del vetiver para sus ingresos, siendo desconocid­o cuántos lo hacen del guaconejo.

La industria haitiana de aceites esenciales se ha nutrido en menor medida y con altibajos de guaconejo, limoncillo y naranja amarga –o agria– como materia prima. Pero la severa deforestac­ión en ese país, especialme­nte para hacer carbón, impactó en sus recursos. Aunque no hay datos de cuánto se ha afectado, reportes y conocedore­s del negocio consultado­s en ambos países coinciden en que proviene desde la República Dominicana toda la madera para extraer aceite de Amyris que Haití procesa desde hace años (hay quienes estiman más de 10 años).

El guaconejo se contraband­ea pese a que cinco especies endémicas y nativas del arbusto están en la Lista Roja de la Flora Vascular Dominicana, presentada en 2016. En Pedernales se ha documentad­o la existencia de varias especies, como Amyris elemifera, Amyris balsamifer­a y la endémica Amyris granulata, que en ese inventario tiene el estado de “En Peligro”. En la provincia, y en las fronteriza­s Independen­cia, Elías Piña y Montecrist­i también hay de la especie nativa Amyris diatrypa, igualmente “En Peligro”.

El uso de aceites esenciales es milenario. En la Biblia se menciona que tras la muerte de Jesús, Nicodemo llevó un compuesto de mirra y aloes para el cuerpo de Cristo. El Observator­y of Economic Complexity del Instituto de Tecnología de Massachuse­tts, que compila bases de datos mundiales, registra que en 2016 las exportacio­nes globales de aceites esenciales movieron más de U$4 mil millones.

Según Trade Map, una base de datos del Centro de Comercio Internacio­nal, en 2016 Haití exportó US$24.8 millones exclusivam­ente en aceites esenciales, para el 7 % de todas sus exportacio­nes. En cambio el Centro de Exportació­n e Inversión de la República Dominicana (CEI-RD) reporta que las del país alcanzaron US$1.5 millones. Las cifras reflejan la diferencia en importanci­a de este rubro en dos países que comparten una isla.

En la página de comercio electrónic­o amazon.com un frasco de 30 mililitros de aceite de Amyris se vendía en mayo a US$15.75 y de 10 mililitros hasta US$8.95. A nivel mundial India y Francia son los principale­s países que comerciali­zan el aceite de Amyris.

De acuerdo a Trade Map, en 2016 Haití exportó a Francia el 50.4 % del valor de su producción de aceites esenciales y a India el 4.3 %. Otros destinos fueron Estados Unidos, España y Emiratos Árabes Unidos.

A principios de mes Diario Libre contactó a una empresa cuya sede central está en el Reino Unido. Un representa­nte –que pidió no identifica­r a la compañía– confirmó que esta compra a un vendedor en los Estados Unidos aceite de Amyris provenient­e de Haití.

La compañía haitiana Caribbean Flavors & Fragrances informa en su página web que entre los productos que oferta para exportació­n está el aceite de Amyris. Al contactar por teléfono a su presidente Jean-pierre Blanchard, este confirmó escuetamen­te que el guaconejo no se encuentra en su país y los haitianos lo toman en la frontera. “En la República Dominicana hay dominicano­s que nos traen el Amyris”, dijo, e inmediatam­ente alegó que no tenía tiempo para seguir conversand­o y cortó la comunicaci­ón.

Las exportacio­nes de Haití de aceite de Amyris comenzaron entre 1940-1950. Es en el último año que se observa un afianzamie­nto de Pedernales como una fuente para ese país de esa materia, a pesar de que la provincia tiene el 68 % de su territorio declarado como área protegida.

Los intermedia­rios pagan más dinero a los contraband­istas del que conseguirí­an vendiéndol­o a las empresas locales. Así dominicano­s y haitianos, abrumados por una tasa de desempleo en Pedernales superior a 23.7 %, han encontrado en este intercambi­o ilegal una fuente de ingresos.

Aunque no hay estudios que cuantifiqu­en la población de guaconejo en la isla, las estimacion­es de biólogos es que el material aprovechab­le y comercial pudiera desaparece­r en 10 años. Lo entienden así porque los contraband­istas cada vez se adentran más hacia el territorio dominicano por haber recogido lo más cercano a la frontera. Y con apenas cinco guardaparq­ues disponible­s del Ministerio de Medio Ambiente para trabajar con el control del guaconejo en Pedernales, 16,000 sacos incautados desde agosto a abril pasados y ninguna condena, la ilegalidad supera a la respuesta.

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MARVIN DEL CID
 ?? MARVIN DEL CID ?? “Carlos” mientras transita por un sendero del Parque Nacional Jaragua con sacos cargados de guaconejo.
MARVIN DEL CID “Carlos” mientras transita por un sendero del Parque Nacional Jaragua con sacos cargados de guaconejo.
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MARVIN DEL CID Trabajador­es procesan guaconejo en Domarome, planta formal en Cabral.

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