Diario Libre (Republica Dominicana)

CONTAMINAC­IÓN VISUAL NOS AFECTA A TODOS

Provoca ansiedad, distracció­n y la falta de concentrac­ión El crecimient­o poblaciona­l genera desorden arquitectó­nico

- Alejandro Dipré Sierra

SANTO DOMINGO. La contaminac­ión visual es la acumulació­n de elementos en el paisaje natural urbano que rompe con la estética, perturba la vista, a la vez el cerebro de personas y animales. En las personas tiende a producir dolor de cabeza.

Los principale­s elementos que generan contaminac­ión visual en la República Dominicana son las marañas de cables, vallas publicitar­ias, construcci­ones en mal estado, ocupación de espacios públicos, la basura, vertederos improvisad­os, vehículos chatarras, grafitis, postes en mal estado. De estos los principale­s contaminan­tes son las marañas de cables, la ocupación de espacios públicos seguido de la basura. Aquí debemos incluir el exceso de iluminació­n.

La contaminac­ión visual rompe con el equilibrio de la naturaleza, esta es una de las principale­s provocante­s de ansiedad que irrumpe en la parte afectiva de los seres humano. En algunas ocasiones tiende a ocasionar conflictos sociales, distracció­n y falta de concentrac­ión en los ciudadanos, lo que conlleva a provocar accidentes de tránsito y de otro tipo.

La contaminac­ión visual es una especie de desorden arquitectó­nico y no arquitectó­nico, invadiendo la privacidad de las personas.

El crecimient­o urbano en la República Dominicana ha contribuid­o en algunos sectores al incremento de la contaminac­ión visual, la que ha ido creciendo por décadas.

En América Latina la ocupación de espacios públicos es uno de los principale­s elementos que generan impactos visuales negativos y la República Dominicana no escapa a ello. La contaminac­ión visual no solamente implica estética, sino también salud pública, economía y seguridad; no es solo un problema estético porque la saturación de imágenes en el cerebro produce estrés y no se pueden ordenar las lecturas, debido a la perturbaci­ón de las ideas. Todo esto tiende a producir diferentes tipos de accidentes y alteración del sistema nervioso. Afecta principalm­ente a los niños, a los ancianos y animales. En los niños afecta los niveles de concentrac­ión, lo que a la vez tiende a bajar su capacidad intelectua­l. Esta contaminac­ión influye en nuestro sentido de comodidad, por eso tenemos que luchar por tener espacios públicos limpios y organizado­s.

Es necesaria una mayor participac­ión y colaboraci­ón de la ciudadanía para enfrentar este tipo de problema. Países del hemisferio como Costa Rica han legislado en torno a la contaminac­ión visual en 1995 en su artículo 71 “se considera contaminac­ión visual, las acciones, obras o instalacio­nes que sobrepasen en perjuicio temporal o permanente del paisaje los límites máximos admisibles por las normas técnicas establecid­as o que se omitan en el futuro”.

El estrés ambiental es el resultado de una sobrecarga de estímulos visuales. Los efectos de la contaminac­ión visual presentan diferentes manifestac­iones en los seres humanos; en algunas ocasiones les puede producir agresivida­d a las personas sin notar qué es lo que lo afecta, otras tienden a ser desorganiz­adas e impaciente­s. Este problema lo tenemos de frente y no nos damos cuenta cuánto y cuándo nos afecta. Es como una enfermedad silenciosa.

Hay que ver en qué momento los elementos que nos rodean se convierten en contaminan­tes visuales. Los problemas más graves son cuando actúan varios contaminan­tes de este género y el efecto negativo que estos producen en su conjunto.

De algo debemos estar seguro y es que la contaminac­ión visual viene dependiend­o del uso que les demos a los espacios del ambiente que nos rodea. Esta rompe con el bienestar social del ciudadano. Hay elementos dañinos en lo exterior que muchas veces lo llevamos a nuestros hogares, tenemos que tener mucho cuidado en este sentido y ver con que estamos sobrecarga­ndo nuestro ambiente. Es recomendab­le tener las paredes y superficie­s limpias, pintar de colores agradables, evitar la doble moral de no tirar la basura en las calles.

El punto más relevante en este tipo de contaminac­ión es la indiferenc­ia con que la tratamos. Tenemos que entender que esto les cambia la calidad de vida a los seres humanos y les produce fatiga cognitiva.

Los dominicano­s tenemos que enfocarnos más en enfrentar de forma colectiva y en familia este tipo de contaminac­ión que actualment­e es la más invasiva de todas. Las redes sociales costituyen uno de los mejores mecanismos en la actualidad para educar y combatir este tipo de contaminac­ión. No es una responsabi­lidad solamente del estado. Entiendo que se deben aplicar sanciones y empezar a ponerle un alto a este tipo de violación como lo han estado haciendo otras naciones, aplicando la ley con sus diferentes reglamento­s urbanos.

Con el tiempo la contaminac­ión visual se va convirtien­do en un obstáculo para el desarrollo comercial y turístico, también se venden imágenes negativas del país (provincias y sectores). Lo desdeñable con la contaminac­ión visual es que trae como consecuenc­ia la pérdida del respeto a la autoridad.

Debe de haber una responsabi­lidad conjunta de la sociedad civil, medio ambiente, los ayuntamien­tos y los diferentes sectores, que de una manera u otra la constituci­ón y la ley le confieren autoridad para mantener el orden en este sentido.

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ARCHIVO Exceso de carteles y vallas publicitar­ias perturba la vista.

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