Don Gonzalo... por Gazcue

Gazcue -sí, con Z. Como lo escriben los residentes- fue el sector más hermoso de la capital dominicana. Ninguno competía con la sólida estructura de sus casas -algunas realmente únicas- la calidad de su arquitectura, la majestuosidad y alegría de sus jardines. Pequeños condominios de apartamentos completaban un sector residencial pensado y urbanizado a escala humana.

Gazcue fue, y era hasta finales de los años 80, un sector paseable, sombreado, con el tráfico justo para estar bien comunicado pero no ruidoso o saturado.

Hoy los vecinos de aquellas calles de nombres ilustres no consiguen que Obras Públicas, ministerio reconocido por su eficacia y omnipresencia, les escuche.

Piden que se les tapen los hoyos, algo que parece humilde y discreto frente a los requerimientos que podrían hacer. Que respeten su arquitectura, de tanto valor histórico y patrimonial. Que no lo llenen de edificios de alturas insolentes. Que no poden los árboles como si se tratara de desguazarlos. Que se respete la prohibición de rutas de carros públicos. Que cierren los hoteles/burdeles/casas de citas y locales de prostitución reincidentes, sobrevivientes a varias redadas. Que apliquen las leyes sobre ruidos a los colmadones que trabajan arduamente en arrabalizar sus esquinas. Que le expliquen al dueño del karaoke que esos encuentros se hacen con las puertas cerradas en lugares insonorizados. Que desvíen el tráfico pesado de sus calles.

¿Gazcue es rescatable? Quizá nunca recupere su antigua tranquilidad. No ayuda que se llene de oficinas públicas, siempre alborotadas... Pero es un sector que merece el cuidado, el respeto por lo que fué y por lo que puede llegar a ser. (Don Gonzalo, por Gazcue...)