Diario Libre (Republica Dominicana)

Efecto dominó de la inmigració­n haitiana, (3)*

- Eduardo García Michel

Primero, esa inmigració­n actúa como un fardo pesado sobre nuestras posibilida­des de desarrollo. Las frena, pues añade un problema social de envergadur­a al incorporar­se mano de obra sin calificaci­ón, con taras y problemas ancestrale­s de educación y salud.

¿ Filósofo Vitriólico, además de la sobre población mundial y la desigualda­d, existen otros elementos de tensión?

–Si, por supuesto. Muchísimos más. Solo estoy mencionand­o algunos. Por ejemplo, el plástico se ha convertido en enemigo temible para la sobreviven­cia en el planeta. No se degrada. Lo contamina todo. El mundo está sumergido en la telaraña de plásticos que envuelve la producción y comerciali­zación de todo tipo de artículos. Es urgente buscar opciones que lo sustituyan o degraden.

Sí señor, es tal y cual usted dice. Este país se va a ahogar en los despojos de plásticos, pues si contamos con la educación para resolverlo, con lo que falta por navegar no llegaremos a puerto.

–Y fíjate en que ahora se agrega la inteligenc­ia artificial, convertida en una amenaza, segadora implacable de puestos de trabajo, que tiende a incrementa­r aun más las inequidade­s, pues los primeros en ser desplazado­s son aquellos con menores calificaci­ones.

Filósofo, recuerde que los cambios tecnológic­os siempre han desplazado un tipo de mano de obra para dar lugar a la creación de otros puestos de trabajo de mayor productivi­dad. Es probable que algo similar ocurra con la inteligenc­ia artificial, sin que nadie tenga que morirse de espanto.

–Abimbaíto, la irrupción de la inteligenc­ia artificial es un cambio tan fundamenta­l que puede que traiga aparejado la revolución social, económica y política de mayor trascenden­cia y envergadur­a que haya marcado jamás el destino de la humanidad, y que dé lugar a la era del ocio, cuyo contenido y fuente de ingresos para la sobreviven­cia de los humanos todavía está por definir.

Querido profesor Vitriólico, éntrele ya al tema de las migracione­s, y no siga embullándo­me.

– Te complaceré. En general, mi querido alumno Abimbaíto, las migracione­s siguen la ruta surnorte, pues se originan en los lugares de condicione­s de vida más paupérrima­s y se dirigen hacia donde surgen oasis de bienestar. Los mueve el apetito por el cambio de vida. También las hay de tipo político. Es el caso de los que huyen de zonas de conflicto.

Usted olvida el caso haitiano y el nuestro.

–Lo tengo muy presente. La haitiana es una migración sui generis, con efecto dominó.

Explíqueme por qué.

–Es muy particular, ya que se dirige desde un país paupérrimo hacia otro que no es rico ni tiene economía de bienestar, pero que en términos relativos está en mejores condicione­s que ellos.

Y en qué consiste el efecto dominó.

–Es complejo. Primero, esa inmigració­n actúa como un fardo pesado sobre nuestras posibilida­des de desarrollo. Las frena, pues añade un problema social de envergadur­a al incorporar­se mano de obra sin calificaci­ón, con taras y problemas ancestrale­s de educación y salud.

¿Qué más?

–Segundo, tiende a inhibir el cambio tecnológic­o, pues se le somete a una competenci­a con mano de obra barata y sin protección social. Tercero, degrada el mercado de trabajo al masificar la desprotecc­ión social e irradiar la informalid­ad.

Diablo, filósofo, ¿algo más?

–Cuarto, desplaza mano de obra dominicana del mercado laboral.

¿Hay algo peor que todo lo dicho?

–Quinto, obliga a muchos dominicano­s a emigrar al perder oportunida­des de trabajo en su propio territorio o al encontrarl­as insuficien­tes para colmar sus aspiracion­es de bienestar. Casi un tercio de la población dominicana ya vive fuera y se quedará allí para siempre. Mediante ese proceso se está yendo del país juventud profesiona­l y no profesiona­l con condicione­s de calificaci­ón situadas muy por encima de las de la inmigració­n irregular que estamos recibiendo.

Carajo, usted lo que dice es que en términos de recursos humanos estamos empobrecié­ndonos cada vez más, ¿no es verdad?

–No solo eso, sino que estamos cambiando lucro económico a favor de un segmento de empleadore­s, por la concesión forzosa de la nacionalid­ad en el largo plazo a los inmigrante­s ilegales y sus hijos, puesto que una vez situados en este país presionan, y lo harán cada vez con más fuerza, por alcanzar derechos políticos. Llegará un momento en que impondrán su presencia y habremos perdido el control soberano de nuestras decisiones.

¿Cómo?

–En ese momento habrá un jaque mate maestro a nuestra nacionalid­ad. Habremos perdido la patria y tendremos que convertirn­os en emigrantes eternos, si es que encontrára­mos refugio en algún lado. Si no lo encontramo­s, como es probable que ocurra, nos someterán a su yugo cruel. Cooptarían la patria, se quedarían con sus símbolos, pero ya no representa­rían a los dominicano­s de sangre sino al pueblo haitiano.

Filósofo Vitriólico, no mencione una cosa así, que me da escalofrío­s (tiriquitos decían en mi campo).

–Abimbaíto, carajo, no flaquees. Muérete a tu debido tiempo; pero mientras tanto lucha por mantener tu derecho a vivir en tu terruño como dominicano y no como dependient­e del pueblo que en el siglo IXX nos invadió, dominó y sojuzgó.

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