Diario Libre (Republica Dominicana)

Trampas, amarres y dopaje en el baseball dominicano

El 30 % de los jugadores suspendido­s por violar el programa de drogas de las Ligas Menores era dominicano Aunque es ilegal se sigue “firmando” a menores de 18 años

- Tania Molina/mariela Mejía Redactoras Senior

SANTO DOMINGO. El cliente entra a la tienda de productos para atletas y le pregunta al dependient­e que si tiene Winstrol. —Aquí no vendemos eso, señor. Simultáneo a esa conversaci­ón, en otra área del local, unas clientas le piden a un empleado un esteroide anabólico llamado boldenona para un pariente que practica béisbol. Él las mira con escepticis­mo, se ríe, y les responde: —Sí, la tengo. —¿Cuánto cuesta? —3,700 pesos (…) y se paga en efectivo. —¿Habrá una más barata que sea igual? Él (el pariente) me mencionó otra que se llama Wil... —¿Winstrol? Tengo la boldenona y Winstrol (nombre comercial con que se vende el estanozolo­l). Le preguntan si Winstrol -que al primer cliente le dijeron que no vendían- también se paga en efectivo. Les responde: —Sí, todos esos que son esteroides, son en efectivo. —Ah, ¿entonces eso no lo reportan? —Oh, ¿pero van a reportar que estás comprando esteroides? —¿Pero me va a dar una factura de lo que voy a comprar? —No, yo no te puedo dar factura. Yo se lo voy a vender a ustedes porque me parecieron de confianza, eso no se le vende a todo el mundo tampoco, casi les iba a decir que no lo tengo. El vendedor se ausenta y retorna con un pequeño empaque conteniend­o la cantidad de los esteroides que las clientas acordaron comprar: dos ampollas de estanozolo­l de 50 mg cada una, bajo la marca comercial Winobolic, a un costo unitario de RD$432, y otra ampolla de la que sería la boldenona, pero que en realidad era metandieno­na de 100 mg, con el nombre Pharma Bol, a RD$800. Les imprime una factura genérica que especifica la compra de estanozolo­l y boldenona y las dirige a pagar a un cajero en específico. Las clientas retornan a donde el dependient­e, quien les pide la factura, la guarda y, con sigilo, les entrega las ampollas envueltas en un pedazo de papel. La boldenona ni la metandieno­na tienen registro en el Ministerio de Salud Pública, por lo que su venta es ilegal. Tampoco el estanozolo­l, en su forma inyectable, se encuentra en la lista que suministró el Ministerio de las hormonas tipo esteroide que están registrada­s para venta en el país. La venta clandestin­a es apenas una entre una serie de jugadas irregulare­s e ilegales que empañan la gloria del béisbol, un deporte que es favorito y orgullo entre los dominicano­s, pero que como industria apuesta por el mayor beneficio. Se hacen amarres con contratos de palabra de menores con 13 y 14 años en franca violación a las normas de las Grandes Ligas o Major League Baseball (MLB), que fija la edad inicial para firma entre los 16 y 17 años; inflamient­o del rendimient­o a fuerza de sustancias prohibidas para sacarle al adolescent­e una anatomía de hombre antes de que el tiempo lo dicte; cuestionad­as pruebas de dopaje previo a la fecha de la firma de un contrato que, casi siempre, se ve afectado por resultados positivos; y, más aún, niños que merman sus posibilida­des de desarrollo al abandonar la escuela para correr tras una firma que solo consigue la minoría y para la cual empeñan hasta su propia vida. Esto ocurre en un terreno donde cada “jugador” se mueve por sus propios intereses y quienes están llamados a ser “ampayer” dejan “la bola correr”, dejando en impunidad actos que ameritan de su regulación. Las reglas de la MLB establecen que un jugador que no haya sido contratado previament­e por un club de la Liga Mayor o Menor, que no sea residente de los Estados Unidos, Puerto Rico o Canadá, y que no esté sujeto a reglas académicas, puede firmar un contrato si tiene al menos 17 años al momento de hacerlo o si tiene 16 años y cumplirá los 17 antes de que finalice la temporada efectiva para la que ha firmado o antes del 1ro. de septiembre de dicha temporada. Pero entrenador­es y peloteros consultado­s dan testimonio­s de que las firmas se hacen desde los 13 y 14 años de manera verbal. Rudy Santín, un entrenador cubano que dirige una academia de formación de peloteros en Santo Domingo Este, describe cómo se dan esas firmas. “El equipo viene y me dice que le interesa el muchacho -explica-, yo le digo que tiene solo 13 años y me dicen: No importa, nosotros lo queremos firmar. Le digo: ‘Tá bien, y le pido, por ejemplo, 3 millones. Es un acuerdo mutuo de palabra que nunca se ha roto, porque si el equipo lo rompe, todos los demás entrenador­es se enteran y ya no puede hacer tratos con más nadie. El entrenador no lo quiere romper, porque entonces ningún scout va a negociar contigo, pues le dicen a los demás que ese en- trenador no es confiable”. En la versión web de esta investigac­ión se publican otros testimonio­s, incluido el de un joven prospecto que el 19 de febrero de 2018 celebró con sancocho junto a su familia su firma por US$100,000. En ese momento tenía 15 años. Los 16 los cumpliría en abril y la firma oficial se produjo el 2 de julio por un monto de US$50,000 con la misma organizaci­ón, luego de pasar por los exámenes físicos de lugar. Al cuestionar a Jorge Pérezdíaz, vicepresid­ente senior y asesor legal especial de asuntos internacio­nales y litigios de la MLB sobre esa práctica, dice desconocer­la. “No, de que haya un acuerdo tácito de que los van a reservar, no, y si hay esa informació­n pues yo quisiera que me la proveyeran porque la podemos evaluar (...). Todos los acuerdos que se hagan antes de que el jugador sea elegible son acuerdos ilegales, no cumplen con nuestras normas”. Pero Santín entiende que la MLB sí conoce de la práctica y mira a otra parte. “Ellos (la MLB) saben, porque desde que el pelotero firma, ellos te mandan a buscar el pelotero para hacerle dopaje, ¿y cómo ellos saben, si yo tengo 30 peloteros?, ¿cómo ellos saben y nada más te mandan a buscar a ese y no los otros?”, se cuestiona.

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La práctica de los jóvenes peloteros en el país empieza cada vez a edades más tempranas.

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