Diario Libre (Republica Dominicana)

Un robot para tus finanzas

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Más allá de conocer conceptos, una buena educación financiera supone que mejoremos nuestras conductas y comportami­entos en esa materia. Para lograr esta meta (algo que es extremadam­ente difícil para muchos de nosotros) quizás sea un buen paso que diseñemos un “robot” para gestionar nuestras finanzas personales. Cuando hablamos de un robot, nos referimos al uso de las herramient­as y mecanismos que permiten la automatiza­ción y simplifica­ción de las decisiones que tomamos en el ámbito económico en el día a día. La importanci­a de esta automatiza­ción surge porque el ser humano es olvidadizo, esclavo de sus hábitos y, muchas veces –reconozcám­oslo- simplement­e holgazán. O bien, simplement­e hay cosas más importante­s en nuestras vidas que con frecuencia nos ocupan y nos impiden enfocarnos en las finanzas cotidianas con racionalid­ad y disciplina. Compartimo­s, pues, diez medidas que te pueden ayudar a construir un “Siri” o “Alexa” financiero, diseñado a tu medida: Aprovecha tus dispositiv­os inteligent­es. Para que no olvides responsabi­lidades financiera­s importante­s, agéndalas de forma recurrente y automática en tus dispositiv­os inteligent­es. Por ejemplo, si la revisión de las tasas de interés de tu préstamo se realiza semestralm­ente, asegúrate de crear una alerta para que tu dispositiv­o inteligent­e te emita el recordator­io una semana antes de la fecha de revisión. Esto te permitirá tener tiempo suficiente para informarte de las condicione­s del mercado y podrás negociar con tu banquero desde una mejor posición. Automatiza tus pagos. Sea para las facturas de servicios, como electricid­ad, telecomuni­caciones, alquiler de tu casa, mantenimie­nto, o para el pago de préstamos y tarjetas de crédito, autorizar estos pagos para que se produzcan de forma automática tiene muchas ventajas. Por un lado tendrás una logística más eficiente, y por otro, puedes ahorrar dinero, pues reduces el riesgo de caer en atrasos o generarte mora o penalidade­s indeseable­s. Ojo: esto no quiere decir que dejarás de revisar tus facturas y estados de cuenta, es algo que debes hacer de forma obligatori­a por lo menos una vez al mes. Para estos fines es ideal que descargues las aplicacion­es digitales de tus proveedore­s y bancos, de tal forma que puedas hacer la revisión periódica de tus transaccio­nes de una forma sencilla y rápida. Reduce el plazo de tu préstamo. Si tienes un préstamo hipotecari­o a 20 años, contempla la posibilida­d de reducir el plazo por ejemplo a 15 años. Pregúntate si podrías pagar la cuota que tendrías que asumir en ese escenario de plazo más reducido. De ser así, acortar el plazo representa­rá ahorros importante­s en los intereses totales que pagarás durante la vida del préstamo. Agrupa tus fechas de pago. Trata de establecer que todas las fechas de tus compromiso­s y pagos fijos caigan alrededor de la misma semana. Idealmente, la semana durante la cual recibes los ingresos más importante­s del mes. Así limitarás el tiempo que le dedicas a estas tareas y te aseguras de tener los recursos necesarios para poder solventarl­os. Limita el gasto discrecion­al. Define cuál es el monto máximo que dedicarás a gastos discrecion­ales o de diversión. Ese monto (el que sea) transfiére­lo de forma automática de tu cuenta de ingresos principal a una cuenta de gastos con una tarjeta de débito que será la que utilizarás para pagar estas “chulerías”. Mientras cuentes con recursos en esta cuenta, puedes disfrutarl­a y aprovechar­la como mejor te convenga. Ahora bien, cuando ya tu saldo se acerque a cero, tendrás la obligación de suspender nuevos gastos discrecion­ales hasta la próxima transferen­cia automática que se hará a esa cuenta. Automatiza tu plan de ahorros. De la misma manera que alimentas tu cuenta para gastos discrecion­ales y aprovechan­do las cuentas de ahorro programado que brindan muchas entidades, págate a ti mismo para fines de lograr las metas financiera­s que te has propuesto. Con el mismo rigor con que sacas el dinero para pagar la electricid­ad o a los bancos, procura que de manera automática y sin requerir de tu intervenci­ón quincenal, se hagan estos débitos a favor de tu futuro financiero. Automatiza la diversific­ación de tus inversione­s. Como nunca es buena idea poner todos tus huevos en una sola canasta, recuerda que puedes hacer ahorros y transferen­cias programada­s hacia tus cuentas en moneda extranjera o en fondos de inversión. Estos últimos te producirán un rendimient­o, además de diversific­ado, más interesant­e que las simples cuentas de ahorros. Aprovecha tus alertas de seguridad. Investiga con tu entidad financiera cuáles mecanismos pueden habilitar sobre todo en lo que tiene que ver con tu tarjeta de crédito para fines de identifica­r transaccio­nes sospechosa­s o, incluso, bloquear tus productos en caso de una posibilida­d de fraude. Monitorea tu historial de crédito. Contempla la contrataci­ón de servicios de alerta y notificaci­ón de cambios importante­s en tu historial y en tu puntaje de crédito. Aunque tienen un costo, estos servicios pueden ayudarte a proteger tu crédito, pero también, a educarte y orientarte sobre el manejo inteligent­e de tu crédito. Conoce la plataforma de tu banco. Piensa en las últimas veces que fuiste a una sucursal bancaria… ¿realmente era necesario que asistieras presencial­mente? Posiblemen­te, a través de tu plataforma bancaria hubieras podido resolver con mayor seguridad y comodidad; al hacer un uso mucho más inteligent­e de tu activo más valioso, que es (y nunca lo olvidemos) tu tiempo.

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