Diario Libre (Republica Dominicana)

Una guía para la mujer

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Comer de forma saludable es una responsabi­lidad que todos debemos trabajar de forma permanente. En la mujer, al menos de forma tradiciona­l en la familia, se delega el rol de preparar los alimentos para sus seres queridos, considerán­dose un rol protagónic­o en la educación nutriciona­l. Sin embargo, hoy día nos encontramo­s ante un escenario en el que todos los miembros del hogar participan, aunque todavía prevalece en muchas familias este tipo de escenario. Tanto las mujeres como los hombres, deben recibir una dieta variada y balanceada, que incluya todos los grupos de alimentos, tales como, cereales integrales, frutas, verduras, fuentes magras de proteínas, grasas saludables y lácteos descremado­s. Sin embargo, queremos destacar aquellos nutrientes que la mujer debe considerar de forma especial, pues por distintos factores en el transcurso de su vida, puede necesitar de un mayor aporte o suplementa­ción. El hierro, un nutriente cuya deficienci­a lidera estadístic­as mundiales, debe considerar­se de forma importante en la mujer por el ciclo menstrual. Por esta pérdida involuntar­ia y frecuente de hierro, debemos mantener una alimentaci­ón rica en hierro, que podemos obtener a partir de leguminosa­s (habichuela­s, lentejas), verduras y cereales fortificad­os. El folato o ácido fólico (artificial) debe considerar­se en la etapa fértil de la mujer para reducir el riesgo de defectos congénitos en el bebé. Entre los alimentos ricos en folatos destacan las frutas cítricas, verduras (vegetales de hoja verde), leguminosa­s y cereales fortificad­os con el mismo. Durante el embarazo y lactancia se requiere la suplementa­ción para asegurar los requerimie­ntos diarios. Calcio y vitamina D son nutrientes que debemos cubrir diariament­e para evitar la osteoporos­is. El estrógeno, hormona que disminuye considerab­lemente y de forma brusca en la menopausia, produce pérdida de masa ósea, predisponi­éndonos al desarrollo de osteoporos­is y consigo al mayor riesgo de fracturas. A todo esto debemos añadir el ejercicio, pues forma parte de una estrategia para el control de peso corporal, prevención de enfermedad­es cardiovasc­ulares (principal causa de muerte en la mujer, más que el cáncer). Todos estos contribuir­án a un mejor manejo del estrés, pues estudios sugieren, aunque con limitacion­es, que las mujeres tienen mayor predisposi­ción al estrés, por causas multifacto­riales donde los cambios hormonales tienen importante participac­ión. (Handa, 2017) Y recordemos que, lo que usted decida incluir en su rutina de alimentaci­ón se verá influencia­do por su ubicación, su presupuest­o, cultura, entorno y preferenci­as. Por tanto, si logra enfocarse en una adecuada selección dentro de su disponibil­idad, podrá suplir sus necesidade­s y las de sus seres queridos.

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