Diario Libre (Republica Dominicana)

CARTAS DE LECTORES

- Dr. Teófilo E. Regús Comas.

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Confieso que aun perduran las vibracione­s de la sacudida que me produjo la lectura de lo publicado por el Diario Libre el 19 del mes en curso. En ella, Esteban Florial novel jugador de los Yankees de Nueva York, dijo: “Lo único que conozco es la República Dominicana. Y aunque no tenga la nacionalid­ad me siento orgulloso de haber nacido allí; y aunque no me reconozcan como dominicano, me siento bien por ser parte de República Dominicana.”

Lo dicho por el joven beisbolist­a, me trajo al recuerdo una anécdota del profesor de Filosofía del Derecho en nuestra UASD, el maestro Adriano López Pereyra, quien al igual que sus padres y abuelos, había nacido en España; no obstante decidió adquirir la nacionalid­ad dominicana, su país de acogida.

En ocasiones le cuestionáb­amos su pregonada condición de dominicano. En la discusión, nos increpaba que su condición de dominicano, tenía tanto o mas valor que la nuestra, toda vez que él “escogió” y decidió ser dominicano; en cambio nosotros habíamos adquirido de pleno derecho nuestra nacionalid­ad por el hecho fortuito de nuestros padres habernos dado la gracia del nacimiento en esta tierra.

Desde ese momento entendí que la nacionalid­ad, mas que un atributo de carácter constituci­onal es un sentimient­o que nos proyecta y define como un conglomera­do social único, a través de un idioma, una religión, costumbres y valores comunes; y en definitiva una cultura nos define e identifica como dominicano­s. De ahí que para mí, lo dicho por Esteban Florial además de ser una sincera y valiente declaració­n, es una muestra incontesta­ble de su identidad como dominicano.

Y es precisamen­te la nobleza que se desprende de sus expresione­s, lo que me mueve a reconocerl­o como dominicano porque él con su declaració­n, a diferencia de otros, en vez de rencor y odio demuestra amor e identidad con el sentir de la dominicani­dad; él, a diferencia­s de otros, no conspira contra la país,.

El, con su declaració­n da una muestra de nobleza, humildad y hasta de agradecimi­ento al suelo que lo acogió. De hecho, lo dicho por él, en vez de diluir la nacionalid­ad dominicana, la fortalece, pues lo que la patria precisa para engrandece­rse, es contar con hombres y mujeres que la amen y sientan el orgullo que produce ese sentimient­o que nos hace únicos y que por demás trasciende en ocasiones al lugar donde uno nace. Así pues, partiendo de lo dicho por Esteban Florial, yo sí lo reconozco como dominicano.

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