Diario Libre (Republica Dominicana)
Rechazo y esperanza
Sabemos que la economía actúa en dos direcciones. Cuando va bien, premia a los gobernantes de turno, y cuando anda mal los castiga. Pero ese hecho, comprobado en múltiples ocasiones en Latinoamérica y otras partes del mundo, conlleva también una esperanza implícita. Si se vota a favor del candidato oficial es porque se confía en que la economía continuará por buen camino. Y cuando se vota a favor de una alternativa electoral diferente, se espera que el nuevo gobernante enderece las cosas y logre que la situación económica mejore.
Una decisión particularmente compleja tiene lugar cuando la economía está mal y la alternativa electoral ya estuvo gobernando anteriormente, si en ese gobierno anterior también la situación estaba mal. En esas condiciones la decisión dependerá de la magnitud del rechazo y la esperanza. Si ambas fuerzas son muy intensas, los votantes optarán por la alternativa a pesar de que su historial no sea bueno. Y si ambas son débiles, tenderán a resignarse y favorecer al candidato del gobierno.
Las últimas elecciones celebradas en la Argentina tuvieron lugar en medio de una deplorable situación económica. Inflación y desempleo tenían en jaque a la población, sin que fueran suficientes los vastos recursos del FMI para poner fin al deterioro. Pero, al mismo tiempo, la oferta electoral alternativa estaba compuesta por un alto funcionario y la presidenta del gobierno anterior, en cuya gestión la economía fue declinando hasta un nivel en el que la oposición pudo conquistar el triunfo.
Los resultados electorales en la Argentina revelan que a pesar de la experiencia anterior, la fortaleza del rechazo y la esperanza fue suficiente para que el candidato oficial perdiera y retornara al poder la oposición. Tácitamente los votantes expresaron su parecer de que era preferible salir de las condiciones presentes y confiar que el nuevo gobierno lo hará mejor esta vez, que conformarse y seguir con el gobierno actual. ●