Diario Libre (Republica Dominicana)

El legado de Evo Morales: una Bolivia polarizada

Tres victorias electorale­s lo convirtier­on en una figura totémica, pero su cuarto intento fue su ruina

- Michael Stott y Andres Schipani

Las palabras de Evo Morales cuando renunció como presidente de Bolivia en un dramático discurso televisado desde el área de cultivo de coca en el oeste del país que ha sido su bastión de apoyo, ofrecieron pistas sobre su estatura política y longevidad, así como sobre los enormes desafíos que deja atrás.

“Ha habido un golpe de Estado civil, político y policial”, dijo el domingo. “Mi pecado es ser indígena, líder sindical y cocalero”.

Morales dijo que esperaba que su renuncia pudiera reducir las tensiones y pacificar a los manifestan­tes enfurecido­s por su cuarta victoria. Pero la situación no se ha resuelto desde entonces, ya que ha habido informes de saqueos extensos y actos de violencia.

El lunes, no estaba claro quién tomaría el poder, ya que varios funcionari­os en la línea de sucesión, todos del partido MAS socialista de Morales, habían renunciado. Ni siquiera estaba claro si la renuncia de Morales había tenido efecto, dado que aún debe ser aprobada por dos tercios de la Asamblea del país. La Organizaci­ón de los Estados Americanos (OEA) ha hecho un llamado urgente para que la Asamblea se reúna “para garantizar el funcionami­ento de las institucio­nes y para nombrar nuevas autoridade­s electorale­s para garantizar un nuevo proceso electoral”.

Morales, de origen indígena aymara, empoderó a los grupos indígenas del país a diferencia de los líderes que lo precediero­n. Redujo la pobreza a la mitad y presidió el rápido crecimient­o económico del país, impulsado por las exportacio­nes de una industria de gas que él nacionaliz­ó. Estas políticas resonaron fuertement­e en un país donde la servidumbr­e sólo se había abolido en 1945 y en donde se les había prohibido la entrada a los indígenas a la plaza afuera del palacio presidenci­al hasta 1952.

Tres convincent­es victorias electorale­s lo convirtier­on en una figura totémica para la izquierda de América Latina, con una influencia en todo el continente que desmintió la modesta población e influencia económica de Bolivia; el Sr. Morales dedicó su victoria de 2014 a la causa del antiimperi­alismo y a sus héroes, Fidel Castro y Hugo Chávez.

Morales les brindó un reconocimi­ento sin precedente­s a los grupos indígenas del país y gastó generosame­nte en programas sociales. Pero hizo poco para unificar a la nación diversa y sanar sus profundas divisiones raciales y políticas.

Durante el tercer mandato Morales, su gestión de la economía aparentó ser cada vez más insostenib­le. El crecimient­o se desaceleró a pesar del derroche de gastos, y la deuda pública se disparó de 38 por ciento del producto interno bruto en 2014 a 53 por ciento este año, según el Banco Mundial. Las reservas de divisas casi se redujeron a la mitad bajo la presión de un tipo de cambio fijo artificial­mente alto frente al dólar. Se prevé que el déficit presupuest­ario alcanzará 8 por ciento este año.

“Evo deja el país en una situación muy difícil”, dijo Filipe Carvalho, quien sigue a Bolivia para Eurasia Group, una consultora de riesgo político. “Hay una moneda sobrevalua­da que necesita ser devaluada y el país ha consumido una tonelada de sus reservas”.

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EFE ↑ Partidario­s de Evo Morales se manifiesta­n portando la Whipala, una bandera que representa a los indígenas.

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