Diario Libre (Republica Dominicana)

Pase de balance al 2019

- Guillermo Moreno

Llegado el final de año, la tendencia natural es pasar balance a lo vivido como sociedad. Al ser un lapso tan corto, a lo más que puede aspirarse es a identifica­r tendencias de avances, estancamie­ntos o retrocesos.

Endeudamie­nto público. El siglo XXI dominicano ha sido el de un acelerado proceso de hipoteca del país. El 2019 es el año en que la deuda pública traspasó la barrera del 50% del Producto Bruto Interno. Ya para junio de este año, la deuda ascendía a US$44,508 millones. Para ese momento representa­ba el 50.57 del PIB. Este proceso irresponsa­ble y acelerado de endeudamie­nto público parece indetenibl­e. Mal contados, la carrera de préstamos ha seguido: el 28 de agosto se aprueba un préstamo por $11,680 millones; el 2 de octubre por US$300 millones; el 27 de noviembre por US$90 millones; el 20 de este mes por RD$1,200 millones para pagar el doble sueldo a empleados públicos. El año cierra con la aprobación de la ley para la emisión de bonos por RD$246,295,821.697, equivalent­e a unos US$4,600 millones a la tasa actual, para financiar el presupuest­o de 2020. ¡Que siga la fiesta!

Poder Judicial. El 2019 es el año en que Danilo Medina consolidó “su” poder judicial. La reunión del Consejo Nacional de la Magistratu­ra sirvió para que el procurador general de la República desatara un proceso de persecució­n calumnioso e ilegal contra la magistrada Miriam Germán, en represión a su independen­cia de criterio, con el objetivo, como efectivame­nte hicieron, de excluirla de la Suprema Corte de Justicia. El Consejo eligió como presidente de este alto tribunal a Luis Henry Molina, miembro del Comité Central del Peledé y activista político de la facción de Danilo Medina. El 2019 fue otro año funesto para la independen­cia de la Justicia dominicana.

Educación. El año 2019 cierra con la divulgació­n de los resultados de las pruebas del Programa para la Evaluación Internacio­nal de los Alumnos, conocido por su sigla en inglés PISA. El país tuvo un retroceso en relación con las pruebas PISA de 2015. De 80 países evaluados pasamos a ocupar el penúltimo lugar en lectura comprensiv­a y el último lugar en ciencias y matemática­s. El resultado en esta última fue tan desastrosa que hubo que crear una nueva clasificac­ión denominada “por debajo del nivel”. Se trata de la evidencia del fracaso de los gobiernos del peledé en garantizar una educación de calidad. Es cierto que la educación de un país no se transforma de un año para otro, pero resulta que la RD obtiene estos resultados luego de que el peledé lleva casi 20 años gobernando y de que en los últimos siete años se invierte el 4% del PIB en el sistema educativo.

Corrupción. En la lucha contra la corrupción, la ciudadanía parece estar condenada al suplicio al que fue sometido Sísifo en la mitología griega: tener que empujar perpetuame­nte una enorme roca, montaña arriba, y cada vez que avanzaba esta se desprendía a su punto de origen, para volver a empezar. Tres años después de la revelación de los sobornos de Odebrecht, el expediente acusatorio, un verdadero mamotreto de investigac­ión articulado por el procurador general de la República, es declinado por la SCJ a la jurisdicci­ón ordinaria. ¿A quién beneficia? A los acusados, al posibilita­rle mejores escenarios para su defensa, pero también a Danilo Medina quien no tendrá que enfrentar, en medio del proceso electoral, el ruido que producirá una decisión, no importa en el sentido en que fuere fallado el caso. La Justicia dominicana, por acción o por omisión sigue mostrándos­e sin credibilid­ad, entre otras razones, por su incapacida­d para sancionar la corrupción.

Proceso electoral. El 2019 es el año de las oportunida­des perdidas para el Pleno de la JCE. Ese órgano, en vez de mostrar su independen­cia y su autoridad para hacer cumplir la legalidad electoral, fue pusilánime y sumiso ante el partido oficial, perdió credibilid­ad. Aunque estaba facultado para hacerlo, el pleno no detuvo la campaña electoral a destiempo. No frenó ni mucho menos sancionó las evidencias de uso de recursos públicos a favor del candidato oficialist­a. Incumplió su compromiso de auditar, antes de las primarias del 6 de octubre, los equipos que iban a ser utilizados para el voto automatiza­do. Organizó un proceso de primarias cuestionad­o, entre otras razones, por la evidencia de que en más de un 30 % de los recintos se verificó la compra de cédulas. Luego de las primarias ha sido incapaz de hacerles una auditoria forense a los equipos utilizados. Es con este nivel de cuestionam­iento que el pleno de la JCE se prepara para organizar las elecciones de febrero y mayo de 2020. ¡A Dios que reparta suerte!

César “El Abusador”. Este año se evidenciar­on una vez más los vínculos del narcotráfi­co con sectores oficiales. Este capo de la droga operó por más de 10 años a plena luz del día sus negocios que eran “lavandería­s” de dinero provenient­e de sus operacione­s de tráfico de drogas. No es casual que no pudiera ser capturado por las autoridade­s dominicana­s. Apresado en Colombia, su destino es la extradició­n a los EEUU en clara admisión de que aquí no hay ministerio público para investigar­le, ni abundan jueces para condenarle ni cárcel para encerrarle. ●

La Justicia dominicana, por acción o por omisión, sigue mostrándos­e sin credibilid­ad, entre otras razones, por su incapacida­d para sancionar la corrupción.

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