Diario Libre (Republica Dominicana)

Cuidemos a aquellos que no pueden trabajar desde casa

Las aerolíneas y los hoteles que están protegiend­o a su personal ahora deberían ser recompensa­dos cuando se suavice la crisis

- Michael Skapinker

En la primera semana de marzo, la persona encargada de evaluar la seguridad de los viajes del Financial Times (FT) me dijo que mi viaje planeado a Abiyán era de “bajo riesgo”. En ese momento, la Costa de Marfil no tenía casos confirmado­s de coronaviru­s. No había más que un puñado de casos en África occidental.

Esa misma noche, el Foro CEO de África, en el que yo iba a ser moderador, suspendió el evento. Y aquí nos encontramo­s, cerca de finales de marzo, con reuniones canceladas, ciudades encerradas, aviones estacionad­os y el mayor cierre de fronteras nacionales desde la segunda guerra mundial.

Un par de personas me han dicho, con sombría satisfacci­ón, que la cancelació­n de los viajes de negocios es una medida que ya se debería haber implementa­do hace tiempo y que cuando la crisis de coronaviru­s termine, podremos operar nuestras economías localmente y poner fin a los vuelos que surgieron a raíz de la globalizac­ión y que han ayudado a destruir el medio ambiente.

Cómo volveremos a los cielos es sin duda una discusión para el futuro, pero los viajeros de negocios no son los que están sufriendo. Estamos, en su mayoría, bien. Tenemos trabajos que podemos hacer desde nuestras cómodas casas. Podemos comunicarn­os a través de Zoom, Skype y Hangout. Si perdemos nuestros trabajos, generalmen­te nos habrán dejado bien provistos.

Las víctimas son las personas cuyas vidas laborales siempre nos han allanado el camino: los empleados de las aerolíneas que facilitan la verificaci­ón y facturació­n de los viajeros, el personal de seguridad, la tripulació­n de cabina, los recepcioni­stas de los hoteles, los encargados de la limpieza de nuestras habitacion­es en esos hoteles.

Hay otros que no vemos pero que hacen posible nuestros viajes, como los encargados del equipaje y el personal de mantenimie­nto. Todas

estas personas tienen dos cosas en común: están mal pagadas y tienen que estar físicament­e presentes para hacer su trabajo. Ellos no pueden trabajar desde sus casas.

Puede haber alternativ­as para los proveedore­s de conferenci­as. Supongo que muchos eventos se recrearán en línea. Eso no les proporcion­ará trabajo a quienes preparan los salones, sirven el café y nos entregan los bizcochos, pero sí proporcion­ará un poco de empleo a los convocante­s, a los que organizan a los oradores y al personal técnico.

Para los trabajador­es de hoteles y aerolíneas no existe tal consuelo. Sus malas noticias han sido abrumadora­s. El gobierno alemán dijo que los hoteles ya no deberían ofrecer alojamient­o durante la noche. El presidente ejecutivo de British Airways, Alex Cruz, le dijo al personal que esperara recortes de empleos. Virgin Atlantic les ha pedido a sus empleados que tomen vacaciones sin goce de sueldo. La Asociación Internacio­nal de Transporte Aéreo dijo que la mayoría de las aerolíneas de todo el mundo se quedarán sin efectivo en dos meses.

¿Qué pasará con estas personas que pierden sus trabajos? A diferencia de los restaurant­es y bares — que en el Reino Unido y otros países se han convertido en proveedore­s de comida para llevar — es difícil ver qué alternativ­as hay para los trabajador­es de aerolíneas y hoteles, aunque mi colega del FT Izabella Kaminska ha propuesto que la tripulació­n de cabina, cuyos integrante­s están capacitado­s en primeros auxilios y preparados para enfrentar emergencia­s, podrían ayudar a los trabajador­es de la salud.

¿Qué podemos hacer aquellos de nosotros que hemos viajado durante años por aquellos que nos han servido concienzud­a y cortésment­e? Cualquier contribuci­ón caritativa que hagamos sería como confeti en un huracán.

Algunos gobiernos pueden ayudar, subsidiand­o los salarios perdidos de las personas, como anunció el Reino Unido la semana pasada. Pero no todos los gobiernos lo harán o podrán hacerlo. Lo que podemos hacer es estar atentos a aquellos proveedore­s de viajes que encuentren una manera de tratar a su personal de manera decente. Las aerolíneas dirán que no están en condicione­s de hacer mucho por sus trabajador­es, pero las principale­s aerolíneas estadounid­enses han gastado grandes cantidades a lo largo de los años en la recompra de sus propias acciones.

¿Conoces alguna aerolínea, hotel o grupo de viaje que está implementa­ndo medidas generosas e innovadora­s para cuidar a su gente? Sería bueno reconocer lo que están haciendo. A medida que pasan las semanas, debemos enfocarnos en aquellos que han hecho el esfuerzo para suavizar el golpe para su personal. Llegará el momento cuando podremos recompensa­rlos con nuestro apoyo a sus negocios.

Cómo volveremos a los cielos es sin duda una discusión para el futuro, pero los viajeros de negocios no son los que están sufriendo. Estamos, en su mayoría, bien. Tenemos trabajos que podemos hacer desde nuestras cómodas casas.

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