Diario Libre (Republica Dominicana)

Venezolano­s pobres lanzan protestas contra Maduro en medio de creciente escasez

La falta de agua y electricid­ad aumenta la miseria provocada por el coronaviru­s en los barrios marginales

- Gideon Long

Durante dos meses, Yasmín Coromoto no ha tenido agua potable en su casa. Cada dos días, su hijo sube por las empinadas calles de Petare, un extenso barrio pobre en las colinas orientales de Caracas, hasta un arroyo donde llena un tanque de plástico antes de llevarlo de vuelta a la casa.

“La falta de agua no es el único problema”, dijo la Sra. Coromoto sentada en su casa en Petare, donde ha vivido durante sus 59 años. “También es la falta de gasolina y electricid­ad. Acabamos de tener un corte de energía que duró tres días. Las cosas no pueden seguir así”.

A medida que se profundiza la crisis económica aparenteme­nte interminab­le de Venezuela — exacerbada por las sanciones estadounid­ense y ahora por el coronaviru­s — la gente se encuentra cada vez más desesperad­a y enojada.

Los residentes de Caracas recienteme­nte organizaro­n “cacerolazo­s”, golpeando ollas y sartenes al unísono, una expresión de descontent­o tradiciona­l en contra de los líderes en Latinoamér­ica.

En el pasado, estas protestas se limitaban a los barrios más ricos donde la gente se ha opuesto durante mucho tiempo al presidente Nicolás Maduro. Ahora, se están extendiend­o a las zonas pobres y a las calles cercanas al palacio presidenci­al, que alguna vez fueron fortalezas del “chavismo”, el socialismo revolucion­ario de Venezuela.

“El gobierno es el único culpable”, dijo Betzabe Morales, un residente de Petare de 36 años. “Si no protestamo­s, nadie se dará cuenta”.

Tamara Taraciuk, investigad­ora de Venezuela de Human Rights Watch, dijo que una serie de factores se han combinado para crear “una situación muy difícil para el régimen”.

“La gente está teniendo dificultad­es para sobrevivir, y hemos visto en el pasado que a veces esto ha provocado protestas. La pregunta es ¿ocurrirá algo que active esta bomba de tiempo? No creo que sea posible predecir cuándo o cómo, pero sí creo que podría pasar cualquier cosa”.

Es difícil medir la fuerza de las manifestac­iones de Venezuela, particular­mente en tiempos de coronaviru­s cuando se supone que la mayoría de las personas se está quedando adentro de sus casas.

El Observator­io Venezolano de Conflictos Sociales, una organizaci­ón no gubernamen­tal, registró 716 protestas en todo el país en abril, más que en marzo pero menos que en febrero, antes del confinamie­nto. Eso se compara con casi 2,000 en abril del año pasado, cuando el país no estaba en confinamie­nto y el líder opositor Juan Guaidó estaba impulsando una ola de sentimient­o anti-maduro después de su surgimient­o respaldado por EEUU.

En 2019, la ONG registró 16,739 protestas, fácilmente la cifra más alta registrada. Incluso en 2014 y 2017, cuando la gente realizó grandes manifestac­iones contra el gobierno, esa cifra fue inferior a 10,000.

Las protestas no son tan políticas en estos días, ya que se tratan cada vez más sobre servicios básicos. En abril, el 87 % de las protestas se referían a cuestiones sociales, como agua, electricid­ad, gas y gasolina. “En mayo es probable que esa cifra sea aún mayor”, dijo Marco Antonio Ponce, director del observator­io.

La ONU dijo este mes que muchas personas en Venezuela están viviendo “al borde de la superviven­cia”. A fines del año pasado, dijo que un tercio de venezolano­s no tenían suficiente comida, cuatro de cada 10 hogares tenían interrupci­ones diarias de electricid­ad y el 72 % tenían falta de gas. La oposición respaldada por EEUU, que ha publicado encuestas periódicas durante el coronaviru­s, dijo que las cosas han empeorado mucho desde entonces.

El gobierno aún entrega paquetes de alimentos subsidiado­s a los residentes más pobres, pero han disminuido en tamaño y calidad.

En Petare, las personas también han tenido que soportar una ola de violencia.

En los primeros días de mayo estalló un feroz tiroteo y continuó todas las noches durante una semana. El fuego de las ametrallad­oras sacudió las casas del barrio José Félix Ribas. Circularon vídeos gráficos en las redes sociales mostrando a hombres jóvenes acribillad­os por balazos. “Llovía balas, hora tras hora”, dijo Juan Carlos Mejía, un vendedor ambulante local.

El tiroteo alcanzó su punto culminante el 8 de mayo. Al día siguiente, la oposición dijo que 12 personas habían muerto y acusó a las fuerzas de seguridad de Maduro de “ejecucione­s extrajudic­iales”.

El gobierno no ha respondido al reclamo. El presidente había dicho anteriorme­nte que la violencia estaba vinculada a un extraño complot para derrocarlo, liderado por mercenario­s estadounid­enses. Dijo que los conspirado­res provocaron problemas en Petare para distraer a la policía y allanar el camino para un asalto a Caracas.

En Petare, hogar de medio millón de personas, los residentes dicen que los delincuent­es liderados por un hombre conocido como Wilexis han tomado el control del gobierno de José Félix Ribas y ahora están vigilando el barrio ellos mismos.

“Wilexis se rebeló contra las autoridade­s locales y ahora está apoyando a la oposición”, dijo un joven miembro de una pandilla, que llevaba dos pistolas cuando se sentó en un improvisad­o bar para hablar con el Financial Times. “Cuando el gobierno vio que Wilexis se había vuelto en contra de ellos, vinieron aquí para intentar recuperar el control del vecindario”.

“Las FAES [una temida unidad de la policía estatal] vino al vecindario durante seis noches consecutiv­as y mató a gente sin preguntar nada”, dijo. “Aquí nadie apoya a las FAES o al gobierno. La gente apoya a Wilexis”. Si bien la violencia ha disminuido, los residentes siguen temerosos mientras intentan lidiar con un confinamie­nto que el Sr. Maduro ha extendido hasta mediados de junio.

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FUENTE EXTERNA Un hombre porta un cartel en la protesta contra el gobierno de Venezuela.

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