Diario Libre (Republica Dominicana)
En 60 partidos, Frankie Montás peleaba el Cy Young y Franmil llevaba 19 HR
● Habrá Grandes Ligas en 2020; jugadores se reportarán el 1 de julio y campaña se iniciaría el 24
SANTO DOMINGO. Como si la sede del sindicato de peloteros en el número 24 de la avenida 49 en Nueva York se tratase de la Capilla Sixtina en El Vaticano a la espera de ver el humo blanco que confirmaba a millones de católicos que hay nuevo Papa, ayer a las 6:10 de la tarde cuando el gremio confirmaba a la liga el reporte de sus miembros a los entrenamientos el primero de julio hubo tranquilidad y alegría para jugadores, entrenadores, fanáticos, empresas, comunicadores y todo el gigante tejido que mueve la industria del béisbol.
Será un calendario de 60 partidos, que arrancaría el 24 de julio, en el que los jugadores tendrán garantizado el equivalente al 37% del dinero que ganarían antes de que el COVID-19 arrodillara al planeta, una imposición de la Major League Baseball ante la incapacidad de alcanzar un acuerdo durante tres meses.
Queda por definir el protocolo de salud y seguridad en un contexto donde se jugará con estadios sin público para una serie regular que culminaría el 27 de septiembre. Además, la temporada de 60 juegos podría servir como un amortiguador contra una querella que la MLBPA sometería que, en el caso de una posible implementación, se espera que acuse a la liga de no cumplir con su deber de instrumentar una temporada lo más completa posible. La liga también podría presentar una queja contra el sindicato.
¿Cómo sería una temporada de 60 partidos tomando como referencia la última campaña?
Es lo más cercano a la liga otoño-invernal dominicana.
Para el 4 de junio de 2019, cuando la mayoría de clubes había alcanzado ese umbral de encuentros, ocho de los 10 equipos que se clasificaron para la postemporada de octubre ya estaban en puestos de playoffs. Salvo los Nacionales, eventuales campeones, que iban con 27-33 y cuarto en el Este de la Nacional, y los Atléticos (31-30), que marchaba tercero en el Oeste de la Americana.
Orioles (19-41) y Marlins (22-36) ya estaban cómodos en el sótano del Este y aun los Marineros (que hasta el 8 de mayo jugaban sobre .500 con 20-19) ya habían levantado la bandera blanca, con 25-39.
¿Y los dominicanos?
Nelson Cruz, que terminó el curso con 41 cuadrangulares y 108 carreras producidas, no había tomado el ritmo cuando los Twins llegaban al partido 60, puesto que él solo había disputado 36 de esos encuentros. Para entonces, el de Las Matas de Santa Cruz coleccionaba siete vuelacercas y llevado al plato 22 vueltas.
Rafael Devers había disputado 59 partidos y, si bien la velocidad de su madero ya estaba en sintonía con su cerebro (.314), apenas había conseguido 73 de los 201 imparables que logró ese año (solo él y Whit Merrifield lograron dos centenares de hits) y 35 de las 115 vueltas que llevó al plato.
Franmil Reyes llevaba 19 jonrones al cuatro de junio con los Padres cuando había disputado 58 de los 150 encuentros del curso pasado. Terminó el año en Cleveland y totalizó entre ambos conjuntos 37 vuelacercas.
Desde el montículo, Luis Castillo llevaba marca de 61 con 2.26 de efectividad para los Rojos de Cincinnati. El derecho banilejo concluyó la campaña con 15-8 y promedio de carreras limpias de 3.40.
Para quien lucía de maravilla el año era para Franquelis Montás. El sancristobalense iba con 7-2 y 2.83, un arranque que prometía que un dominicano ganaría 20 partidos por primera vez desde que Johnny Cueto lo hizo en 2014.
Pero el 21 de junio la liga anunció que en la sangre de Frankie se encontró la sustancia prohibida Osterine y lo suspendieron por 80 partidos cuando iba con 9-2 y 2.70. Volvió a finales de septiembre y solo pudo hacer otra apertura donde salió sin decisión. ●