Diario Libre (Republica Dominicana)

El mundo antes y después

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Nací en los años 30 del siglo pasado justamente entre los finales de la crisis económica mundial del 1929 y el comienzo de la II Guerra Mundial, en un pueblo llamado Nijmegen, (Nimega) Holanda.

Ustedes dirán, peor momento para llegar a este mundo no puede haber, y tienen mucha razón. Había en la Europa de entonces, mucha gente en bancarrota, mucho desempleo, mucha hambre, mucha miseria.

Sin embargo, había mucha solidarida­d entre la gente de entonces, mucha familia, mucha educación doméstica, mucho respeto para la mujer, para los envejecien­tes, mucha religión y mucha fe, esperanza y caridad.

Después vino la guerra, con sus millones de muertos, la destrucció­n, el hambre otra vez, con la única pregunta común, ¿estaremos vivos mañana? En fin, se han escrito muchos libros, se han hecho muchas películas sobre este tiempo terrible.

Sin embargo, siendo un niño todavía, me sentí muy seguro, porque viví en una familia muy unida, con un padre y una madre que se querían mucho entre sí, dispuestos a cualquier sacrificio para con sus cuatro hijos, dos varones dos hembras.

Con estas breves pinceladas de mi origen en mente, estoy mirando un mundo totalmente diferente. Un mundo sin guerra, sin bancarrota, sin demasiada miseria, tal vez, pero un mundo que ha perdido su rumbo.

Me hace falta el sentido de solidarida­d entre la gente. Hoy se rige el sistema, “dame lo mío”, el “yo primero”, el “yo hago lo que me da la gana”, el “todo se puede” etc. etc.

Ya no hay amor al prójimo, no hay respeto a los viejos, a la mujer mucho menos. El mundo es símbolo de egoísmo, de vanidad.

¿Qué ha pasado, quien tiene la culpa? Dirás, deben ser los gobernante­s, el mundo capitalist­a, los corruptos, los narcos, los terrorista­s en fin “los otros”.

¿Y tu y yo, no tenemos culpa ninguna?

El mundo tanto el de antes como el de ahora está dividido en los que hacen, muy pocos, los que deshacen todo y los que no hacen nada. ¿Tú estás en el tercer grupo? Pues déjame decirte algo.

Cuando en los años 30, los nazis comenzaron su lucha por el poder había un pastor luterano, Martin Niemöller, quien escribió el siguiente poema:

“Primero acabaron con los comunistas, como yo no era comunista, no dije nada”.

“Después acabaron con los socialista­s, como yo no era socialista, no dije nada”.

“Después liquidaron a los sindicalis­tas, como yo no era sindicalis­ta, no dije nada”.

“Después trancaron a los periodista­s, como yo no era periodista, no dije nada”.

“Después mataron los judíos, como yo no era judío, no dije nada”.

“Entonces vinieron por mí, y ya no había más nadie para hablar por mí”.

Cuando ahorita la crisis del coronaviru­s termine y con las elecciones en frente de nosotros, ¿Qué vas a hacer? ¿Volver a todo lo mismo como antes, o vas a hacer algo?

Tomaste la decisión de no votar, porque consideras que “todos son unos corruptos.”

Pues tú vas a ser el mayor culpable del desastre que nos viene encima.

¿Vas a darle tu voto al que te dio una funda de comida pagado con dineros robados a ti mismo? ¿Vas a darle tu voto a quien te dio un dinerito por tu cédula? ¿Votas por el que tú pienses que va a ganar para caerle encima para pedirle un empleo?

Hermano, piensa bien lo que vas hacer, el futuro está en tus manos. Cuídate.

Johannes (Jan) van Welie

(Siendo extranjero mi cédula dice: “NO VOTA”) ●

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